Notas
[1] Véase Los Grandes Enigmas de lo Paz Precaria, volumen I.
[2] El futuro Poglavnik de la Croacia hitleriana. (N. del T,)
[3] Sigla de la Action Françoise.
[4] Juego de palabras en el que se hace intervenir el vocablo «hilaridad». (N. del T.)
[5] Section Françoise de l'Internationale Ouvrière (socialista). (N. del T.)
[6] Órgano periodístico del partido monárquico del mismo nombre. (N. del T.)
[7] «¿L'oi-je bien descendu?» Descendre equivale al verbo español «cargarse» a alguien. Cécile Sorel había pronunciado esta frase después de bajar los escalones en un cuadro presentado en el escenario del Casino de París. (N. del T.)
[8] Personaje del caricaturista Monnier, modelo del pequeño burgués satisfecho de si mismo, ingenuo y necio. (N. del T.)
[9] Acusador público en la Convención, bajo cuyas acusaciones caían una tras otra, las cabezas de los gobernantes que se sucedían durante la Revolución. (N. del T.)
[10] Denominación castiza del furgón de la policía que sirve para transportar detenidos. (N. del T.)
[11] Semanario satírico de extrema derecha. (N. del T.)
[12] Jacques Debu-Bridel: La agonía de la Tercera República.
[13] Dejamos esta expresión en francés, puesto que en el idioma galo tiene un significado sacrílego. (N. del T.)
[14] El ministro se refiere a dos nombramientos para la Legión de Honor. (N. del T.)
[15] El Quai d'Orsay. (N. del T.)
[16] Quien lo hizo por primera vez fue Danton en 1792. cuando los prusianos del duque de Brunswich avanzaban por territorio francés. (N. del T.)
[17] Association Républicaine des Anciens Combattants. (N. del T.)
[18] Gobierno Militar de París. (N. del T.)
[19] Río que pasa por Lyon, feudo político del dirigente radical. (N. del T.)
[20] La cárcel de Munich. (N. del T.)
[21] Término de origen español, puesto de moda por los escritores románticos franceses e ingleses, que así llamaban a los proscritos medievales.
[22] Pieza de metal, con cuatro orificios para introducir los dedos de la mano —menos el pulgar—, y provista de púas.
[23] Señorita
[24] Futuro líder de extrema derecha y principal «colaboracionista». (N. del T.)
[25] Ex ministro de la Guerra en el Gobierno Kerensky. (N. del T.)
[26] Nombre de una calle de Moscú. Por extensión, es así llamada la famosa cárcel de Moscú. (N. del T.)
[27] En 1937 pediría asilo político. Luego fue, durante la Segunda Guerra Mun¬dial locutor de «La Voz de América», bajo el nombre de Barmin.
[28] La famosa jefatura de policía. (N. del T.)
[29] Departamento de contraespionaje del Ejército, (N. del T.)
[30] Véase en Los Grandes enigmas de la Segunda Guerra Mundial: «El misterioso asunto Tujachevski».
[31] Anexión de Austria por Alemania. (N. del T.)
[32] No tenía significado político alguno: pero, según Chamberlain, probaba el deseo que ambos países sentían de mejorar sus relaciones.
Varios Autores
Los Grandes Enigmas de la Paz Precaria (2)
Presentado por BERNARD MICHAL
Con la colaboración de
Edouard Bobrowski,
Brigitte Friang,
Claude Guillaumin,
Christian Houillion y
Lucien Viéville
Traducción de Luis Abad
Introducción
Los años veinte quedaron pronto olvidados y con ellos, rápidamente, el alegre vivir en los dos lustros que subsiguieron a la Gran Guerra. Les suceden tiempos difíciles e inquietos: aquellos años treinta serán los de una nueva anteguerra. El equilibrio internacional, laboriosamente instaurado en Versalles, va a tambalearse en varias ocasiones antes de que las embestidas de Hitler lo derrumben definitivamente. Paralelamente, numerosos países pasarán por graves y dolorosas crisis interiores. En este segundo volumen de encuestas sobre los Grandes Enigmas de la Paz Precaria, el lector llegará hasta el trasfondo de algunos de estos dramas y descubrirá su maquinaria, a veces diabólica.
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Durante aquel 6 de febrero de 1934, París respira una atmósfera de guerra civil. Las manifestaciones organizadas en la plaza de la Concordia y frente a la Cámara de Diputados por los ex combatientes, los nacionalistas, y las ligas de derecha y de extrema derecha toman rápidamente un cariz de revuelta. Se producen disparos. El balance resulta dramático: diecisiete muertos, numerosos heridos. Estas manifestaciones eran secuela del «affaire» Stavisky, y su objeto era protestar contra la destitución del comisario de policía Jean Chiappe. Más, ¿quién disparó primero y cuáles eran los fines reales que perseguían los manifestantes? Dos años más tarde, y como reacción de las izquierdas, nacería el Frente Popular, tan involuntariamente engendrado por los sucesos del 6 de febrero de 1934.
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En 1934, Hitler, en el poder desde el año anterior, prosigue la nazificación de Alemania. Pero en el seno mismo del partido nazi se enfrentan ferozmente varios clanes. Constantemente se habla de complot. Uno de los personajes más en auge es Roehm, el jefazo de las SA (Secciones de Asalto), pronto acusado de querer eliminar a Hitler, de quien era el más incondicional amigo. Bruscamente, el 30 de junio, estalla la gran purga: Roehm y sus principales lugartenientes son liquidados en el curso de una noche dramática, que pasará a la Historia bajo el nombre de «La noche de los cuchillos largos». El día que sigue al de la matanza, Hitler da una «garden-party» en la Cancillería. ¿Pensaba Roehm realmente eliminar a Hitler o fue víctima de una conspiración montada por algunos de sus enemigos?
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El 9 de octubre de 1934, el rey Alejandro I de Yugoslavia acababa de llegar a Marsella en visita oficial a Francia. Poco después era asesinado por unos terroristas croatas; a su lado caería el ministro francés de Asuntos Exteriores Louis Barthou. Los asesinos pertenecen a la secta de los ustachis, dirigida por Ante Pavelich y cu/o emblema —una calavera y dos tibias— lleva la inscripción: «Libertad o Muerte». Pero, ¿quién armó el brazo de aquellos ustachis? Se ha señalado a diferentes gobiernos totalitarios y varias organizaciones religiosas o filosóficas.
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El 26 de enero de 1930, el general Kutiepov, jefe de los rusos blancos en Francia, desaparece, raptado en pleno París. Su cuerpo jamás será encontrado. Siete años más tarde, en septiembre de 1937, su sucesor, el general Miller, desaparece igualmente en París, la capital francesa, así mismo secuestrado en plena calle. Esta vez, sin embargo, hay un sospechoso; Skoblin, adjunto de Miller, convicto de doble, incluso tal vez de triple juego, y que logra escapar. Pero, ¿cómo pudieron perpetrarse aquellos dos raptos idénticos? ¿Qué fue de los dos generales rusos blancos? ¿Por qué los ejecutores decidieron correr el riesgo? ¿Cuáles eran, en realidad, el papel e importancia verdadera de las víctimas en la lucha contra los dirigentes comunistas rusos?
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En septiembre de 1938 Europa se encuentra al borde del abismo. El riesgo de guerra es inminente. Casi todos los adversarios en potencia, movilizan. ¡En todas partes existe el convencimiento de que esta vez habrá que luchar por los Sudetes! El 29 de septiembre, cuatro hombres se reúnen en Munich; Hitler, Mussolini, Chamberlain y Daladier. Parece que la conferencia es la última oportunidad: de ella puede salir tanto la paz como la guerra. Finalmente, la paz queda mantenida in extremis. Pero «la paz para nuestra generación» resultará un mero respiro antes de la catástrofe. Sin embargo, de momento, el mundo entero se siente aliviado. Daladier y Chamberlain son recibidos en Francia e Inglaterra como salvadores. Pero, según se dice, Daladier, al llegara París, pronunció esta frase: «¡Qué imbéciles! Si supieran lo que aclaman...» Entonces, ¿por qué Munich? ¿Por qué se sometieron los occidentales a todas las exigencias de Hitler? ¿Tenían la posibilidad de plantarle cara al Führer en septiembre de 1938? Para Churchill, la disyuntiva de Munich era sencilla: el deshonor o la guerra. Pero, ¿qué hubiera ocurrido si Munich no hubiera tenido lugar? En esta monografía se presentan los pormenores de aquella paz frustrada.