Notas
[1] Pasados casi veinticinco años desde el fin de las hostilidades, ninguno de los beligerantes se ha decidido a facilitar cifras oficiales.
[2] La madre notó su desaparición.
[3] Sistema de correspondencia por el interior de París, análogo al nuestro «Continental».
[4] Activistas del partido monárquico, llamados así porque pregonaban el perió¬dico por las calles de París.
[5] Secciones de Asalto.
[6] Parlamento local (N, del T.).
[7] Treinta años después, llegará a ser este hijo un músico fracasado y un pres¬tidigitador mediocre.
[8] Diez años más tarde, bajo la ocupación alemana, Bonny se hará proveedor de los alemanes y será fusilado al llegar la liberación.
[9] Un país, un Reich, un Führer.
Varios Autores
Los Grandes Enigmas de la Paz Precaria (1)
Presentados por BERNARD MICHAL
Con la colaboración de
Edmond Bergheaud,
Edouard Bobrowski,
Jean Lanzi,
Lucien Viéville
y Paul Vincent.
Traducción de Rita Rodríguez
Introducción
Bruscamente, la descarga se interrumpe. Los cornetines de órdenes escalan los parapetos, y, en medio de un insólito silencio suenan las notas estridentes que anuncian el alto el fuego. Son las dos de la mañana del día 11 de noviembre de 1918. La Gran Guerra acaba de llegar a su fin: los alemanes han aceptado las condiciones de armisticio impuestas por las potencias aliadas. En la última orden del día a sus tropas, el mariscal Foch declara: «Habéis ganado la mayor batalla de la Historia y salvado la causa más sagrada, la libertad del mundo...». La guerra ha terminado. Ahora se trata de preparar la paz, y todos tienen el mismo pensamiento en la mente: «que nuestros hijos no vuelvan a ver algo parecido». Ese algo, es la guerra. La Primera Guerra Mundial, con sus nueve millones de muertos... Veinte años más tarde, sin embargo, estallará la Segunda Guerra Mundial, que dejará sobre los campos de batalla unos cuarenta millones de muertos. Entre esas dos catástrofes, un entreacto de veinte años: la paz precaria...
Este entreacto se divide en dos períodos bien diferentes: los años locos y despreocupados de la posguerra, a los que siguen los años turbios e inquietos que precederán al nuevo drama.
Esta época será testigo del advenimiento del nazismo en Alemania, una Alemania largo tiempo humillada por la derrota de 1918 y que todavía recuerda las palabras pronunciadas por Ebert, sucesor del canciller Max de Bade, ante los soldados de la Guardia Imperial: «Yo os saludo, a vosotros, a quienes ningún enemigo ha podido vencer en los campos de batalla». El Gran Estado Mayor, por su parte, repetía incansablemente una frase: «¡Jamás hemos sido derrotados!».
Un hombre se aprovechará de aquel sentimiento de frustración y de rebeldía: Adolf Hitler, el pequeño cabo de la Gran Guerra. «A partir de aquel día (11 de noviembre de 1918), mi destino se me apareció claramente: iba a emprender el camino de la política», diría más adelante Adolf Hitler, quien desde el primer momento se impuso un solo objetivo: luchar contra el «Diktat» de Versal les y devolver a Alemania su grandeza y su gloria.
He aquí algunos hechos importantes que dominaron la Historia de los años veinte y treinta, en Francia y en el resto del mundo.
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París, noviembre de 1923: un adolescente agoniza en un taxi. A su lado encuentran un revólver. ¿Simple gacetilla? Aparentemente no. Este moribundo es el hijo del diputado católico y monárquico Léon Daudet, uno de los fundadores de la Acción Francesa. Léon Daudet, tribuno y figura principal de la derecha, cuenta con numerosos enemigos, tanto en los medios políticos como entre la policía. ¿Se ha suicidado el joven Philippe Daudet, como parecen creer las autoridades policíacas? ¿Ha sido asesinado, como lo afirma su padre? Este enigma nos hará penetrar en el mundo secreto y en las costumbres del París político y policíaco de 1923.
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Con el caso Sacco-Vanzetti es la América de los años veinte la que descubrimos. Sacco y Vanzetti son dos anarquistas italianos emigrados a los Estados Unidos. En 1920 eran acusados de homicidio, y luego condenados a muerte. Serán ejecutados en 1927, aunque posteriormente, un inculpado por otro delito, afirmó su inculpabilidad. ¿Eran realmente inocentes Sacco y Vanzetti? Y, en caso afirmativo, ¿por qué se les quiso eliminar a cualquier precio?
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Berlín, 1933: el partido nazi acaba de acceder al poder. Durante la noche del 27 de febrero de 1933, un incendio criminal destruye el palacio del Reichstag. Reacción inmediata de Hitler; acusar a los comunistas. Es el comienzo de una sangrienta política de represalias. Los dos acusados principales en el proceso que sigue son Van der Lubbe, un neerlandés medio idiota, que es condenado a muerte, y el comunista búlgaro Dimitrov que será finalmente absuelto por falta de pruebas, no sin antes haberse dado el gustazo de poner en ridículo a Goering. Ese mismo Goering exclamaría algunos años más tarde, dándose palmadas en los muslos: «El único que conoce realmente el asunto del Reichstag soy yo, porque yo fui quien le prendió fuego». ¿Era una broma o una confesión? Lo cierto es que los incendiarios del Reichstag brindaron a Hitler la ocasión de acelerar su carrera hacia el poder absoluto.
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El 8 de enero de 1934, Francia se entera, con sorpresa y escepticismo, del suicidio, en un chalet saboyano, del escurridizo Stavisky, responsable, entre otras estafas, del escándalo de los bonos de Bayona. ¿Se suicidó realmente Stavisky? ¿Fue «persuadido» de que lo hiciera, o acaso víctima de un asesinato legal? El «Canard Enchainé» resume así el caso: «Stavisky se suicida con un revólver que le dispararon a quemarropa».
Hay algo que no se puede dudar: eran muchos los que tenían interés en hacer desaparecer al turbio personaje. Al enigma Stavisky, que provoca la caída del Gobierno, se añade un segundo misterio: la muerte del consejero Prince. Entretanto, llegaría la agitadísima fecha del 6 de febrero de 1934...
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El 7 de marzo de 1936, Hitler ocupa militarmente Renania. Es el primer «farol» que se permite el Führer.
La audacia demuestra ser rentable: los occidentales no reaccionan; dejan a Hitler el camino libre para ganar su primera gran victoria internacional. ¿Por qué los gobernantes franceses de la época no intentaron dar la réplica, siendo así que el presidente Sarraut declararía: «No estamos dispuestos a dejar que Estrasburgo sea colocado bajo el fuego de los cañones alemanes»? ¿Cuál fue el papel representado por ciertos dirigentes militares franceses? ¿Qué actividad adoptaron los aliados de Francia? La reocupación militar de Renania constituye una de las etapas decisivas en el camino que había de llevar, tres años después, al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
La «paz precaria» llevaba en sus entrañas el germen mismo de la catástrofe; de ahí su importancia desde el punto de vista histórico. Este período, rico en intrigas y dramas, acabaría trágicamente, en septiembre de 1939, cuando los «panzers» alemanes se pusieran en marcha.
Bernard MICHAL
«affaire Daudet»: el misterio del taxi ensangrentado
Aquel martes 20 de noviembre de 1923, el joven Philippe Daudet no regresó a su casa, por la tarde, después de la salida de clase. Cinco días más tarde, sus padres se enteraban de su fallecimiento en el hospital Lariboisière. El adolescente había sido encontrado, agonizante en un taxi, con un revólver al lado. Para su padre, Léon Daudet, se trata de un asesinato. Sin embargo, la policía no comparte esta opinión.
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Léon Daudet, hijo de Alphonse Daudet, es un panfletario de temida virulencia, dispuesto siempre a denunciar los escándalos políticos o policíacos. Diputado católico y monárquico por París, desde el 16 de noviembre de 1919 (tercera circunscripción, «rive gauche»,