Raúl de Andrade - Los peruanos: costumbres e historia de los peruanos. Vicios, defectos y virtudes. ¿Cuándo se jodió el Perú?

LOS

PERUANOS

Costumbres e historia de los peruanos. Vicios, defectos y virtudes.
¿Cuándo se jodió el Perú?

Raúl de Andrade

LOS PERUANOS es un libro esencial para entender por qué atropellamos a la gente en la calle, por qué hablamos el acento limeño, por qué la gente de la selva es más liberal, por qué tenemos tantos problemas con Chile, por qué somos tan buenos en la cocina y tan malos en el fútbol. Un libro distinto a cualquiera que hayas leído sobre el Perú, cargado de ironía y desenfado, indispensable para extranjeros que quieran entender a este país andino.

Además, se pretende dar una respuesta definitiva a la gran pregunta que nos atormenta desde hace 50 años:
¿Cuándo se jodió el Perú?

El comunicador Raúl de Andrade nació en Lima. Estudió periodismo en universidades de Brasil, Perú y España. En ninguna se graduó.
Ha recorrido América del Sur en camión, barco, tren y autostop. Ha editado cientos de vídeos documentales sobre el Perú, ganó un festival de vídeo en Francia, creó el principal buscador de Internet del Perú y en España se transformó en un conocido youtuber y twitstar.

A mi hermana Bertha, por siempre estar allí.
A mi tía Nena por todo tu cariño.

A MODO DE PRÓLOGO

Los peruanos lo generalizamos todo. Decimos: todos los políticos son corruptos, todos los obreros de construcción civil son delincuentes, todos los choferes de combi son asesinos. Así de injustos somos. Y lo cierto es que generalizar no siempre es bueno pues cuando generalizamos no hacemos distinciones, agrupamos a todo un grupo heterogéneo de personas, a buenos y malos en un mismo saco y eso puede afianzar prejuicios de los cuales es muy difícil desprenderse.

El pensador estadounidense, Henry David Thoreau, aseveraba que “toda generalización es falsa, incluso esa”. Sin embargo, las generalizaciones, a veces son necesarias e incluso imprescindibles para conocer una determinada tendencia o comportamiento habitual que nos permita entender mejor a un grupo social o a un pueblo , diferenciarlo de comportamientos singulares de otros grupos sociales o pueblos y ayudarlo a actuar de forma más eficiente.

Los peruanos somos los mejores en muchas cosas, destacamos en gastronomía, arquitectura, historia, antropología, surf, ajedrez, matemáticas, diversidad cultural y manifestaciones artísticas de todo tipo, pero ¿por qué somos buenos en ciertas cosas y tan malos en otras? ¿Cuáles son las cosas que nos hacen ser como somos?

La idea de escribir un libro surgió hace unos diez años, cuando hice una encuesta en Adonde.com para conocer cuáles eran las principales cualidades y defectos del peruano, tuve cientos de respuestas que me impulsaron a investigar más sobre el tema.

Así, poco a poco descubrí esas pequeñas o grandes singularidades que nos diferencian y nos identifican. No todos los alemanes son meticulosos y planificadores pero es innegable que gran parte ellos sí lo es. No todos los brasileños bailan samba , ni todos los franceses beben vino, son simples generalizaciones. Sin embargo, esas generalizaciones nos ayudan a comprender la idiosincrasia de un pueblo o de un país. Siendo así, este libro es una lista de generalizaciones cuyo propósito es descubrir aquello que nos hace peruanos , lo que nos convierte en ciudadanos típicos de esta tierra llamada Perú.

No es un libro de turismo, sino de compresión de la idiosincrasia del pueblo peruano. Ésta es una crítica y una autocomplacencia a la vez, somos grandes en muchas cosas y pequeños en muchas otras, y este texto está hecho para entendernos como peruanos y para comprender qué cosas estamos haciendo bien y qué cosas no tanto. No es un texto político, ni ideológico, no se busca llegar aquí a las profundidades del alma humana ni a la psicología del individuo colectivo, no se quiere proponer un nuevo sistema político ni proclamar una ideología verdadera sino, apenas mostrar una visión general de las características habituales de los peruanos, aquello que nos hace "ser" peruanos.

Este es un libro pensando para que los peruanos reflexionemos y mejoremos pero también para los extranjeros que llegan a nuestro país, que ponen un pie fuera del aeropuerto y se preguntan "por Dios, ¿qué diablos es esto?" .

SOBRE EL AUTOR

Nací en Lima, la capital del Perú, hoy es una megaciudad que alberga a más de ocho millones de habitantes provenientes de todos los rincones del país y de los lugares más insospechados del mundo. Crecí en un barrio recién construido para la emergente clase media limeña, la urbanización Túpac Amaru, ubicada entre la modernidad y tranquilidad del distrito de San Borja y el emprendedor y conflictivo distrito de La Victoria. Estábamos cerca del centro pero aislados del resto de la ciudad pues ninguna avenida dividía el barrio, lo que nos convirtió en prácticamente un “pueblo” aislado donde todos nos conocíamos y donde creamos una forma de vida diferente a la del resto de limeños. Los niños teníamos tranquilos parques y jardines diseminados por plácidas calles peatonales donde podíamos jugar sin problema alguno. No se trataba de un barrio como Miraflores donde la gente apenas se conoce y donde se establecen pocos lazos amicales o de uno como San Isidro donde las clases pudientes se ven el ombligo, alejadas de la pobreza. Tampoco era un barrio joven predominantemente inmigrante y carente de seguridad o de servicios básicos. Teníamos de todo, incluso un gran parque deportivo-recreativo y una escuela propia. Todas estas particularidades de nuestro barrio nos permitieron forjar muchas amistades en la infancia que han perdurado por décadas.

No lo sabíamos entonces pero lo mejor que nos legó nuestro barrio fue permitirnos crecer rodeados de diversidad y multiculturalidad. Mi familia es de origen brasileño, por ello mis cuentos infantiles y mis primeras palabras fueron en portugués. Mis vecinos eran de origen japonés, cerca de mi casa vivían familias de la sierra peruana, más allá otros eran de la selva, los había de origen italiano, algunos con bonitos apellidos y otros no tanto. Había de todo en mi barrio: blancos, negros, mulatos, amerindios y mestizos. Todos jugábamos, aprendíamos, peleábamos y reíamos juntos.

En mi último año de la primaria fui a vivir al distrito de Lince, con mis tíos. Allí mis mejores amigos en la escuela, eran dos hermanos negros, su madre, doña Teresa Izquierdo González, acababa de abrir el restaurante “El rincón que no conoces”, que la haría tan famosa que sería declarada “Maestra del Arte Culinario” por el Ministerio de Educación del Perú.

Mi padre, mi abuelo y mis tíos eran periodistas. De niño visitaba con frecuencia las redacciones de los diarios donde me sentaba a escribir mis primeros textos. El APRA, Alianza Popular Revolucionaria Americana fue el partido político más importante del siglo XX en el Perú y mi abuelo era un aprista de los antiguos. Fue encarcelado varias veces, se fugó de prisión, fue deportado y torturado. Llamó a su hijo –mi padre– Víctor Raúl, en honor al fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre. Mi tío Pedro, además de periodista, también fue profesor de música y me enseñó a tocar la guitarra. Mi tío Carlos, además de periodista era un antropólogo especializado en la selva peruana y fue conocido como el charapólogo . Mi padre, fue artista de circo y periodista, recorrió toda la selva del Perú, Brasil y Colombia con un pequeño espectáculo de saltimbanquis. Mi madre, nacida en Manaos, a orillas de la selva brasileña, creció bañándose en el río, entre delfines rosados y pirarucús (llamados paiches en Perú).

Mi padre trabajaba en el diario Correo de Lima y de niño yo le acompañaba cuando salía de “comisión”. Los jueves por la tarde íbamos a la sala de prensa del aeropuerto para entrevistar a los famosos que llegaban al Perú y a nadie parecía sorprender que un niño pudiera merodear por la pista de aterrizaje de nuestro primer terminal aéreo jugando como si estuviese en el patio trasero de su casa, eran otros tiempos. También íbamos a lugares donde se había descubierto un nuevo yacimiento arqueológico o donde había caído un huayco o aluvión. Acompañaba a mi padre en sus entrevistas y veía cómo la gente pobre le pedía ayuda para denunciar una injusticia y cómo los famosos le abrían sus puertas para que les hiciera promoción en la prensa.