Título original: … También se divierte el pueblo
José Deleito y Piñuela, 1944
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
[103] «Todas estas danzas se hallan mencionadas con frecuencia en los escritores de entonces: de la Pavana, que… se bailaba en los alcázares reales, hablan, entre otros, Moreto en La fuerza del natural y El desdén con el desdén (jor. II, esc. I), y Calderón en El Maestro de danzar (jorn. II, esc. XXVII); del Rugero, Calderón en El pintor de su deshonra (jor. II, esc. XV); del Bran de Inglaterra se hace mención en la segunda jornada de El mejor amigo, el muerto, atribuida a Rojas; Lope, en el auto sacramental de Los Cantares, cita la Españoleta, la Zarzuela y la Gallarda. De ésta y la Alemana habla Calderón en Mujer, llora y vencerás (jor. II, esc. XXII), y de la Gallarda, Matos Fragoso en El sabio en su retiro (jor: II)». (Monreal, Cuadros viejos, p. 85, nota). De la Alta trata Calderón en El maestro de danzar, como de un baile ya en desuso. Esquivel mencionaba, en 1642, la Gallarda, la Pavana, el Pie de Gibao, la Alemana y, muy especialmente, el Hacha. Sobre el Turdión escribió modernamente Gayangos (Revista de España, t. XCVIII, p. 514), quien le cree de origen flamenco o alemán, introducido en España durante el siglo XVI.
[104] Jor. II, esc. V.
[105]El maestro de danzar (jor. II, esc. XXV).
[106] Castro y Rossi (Adolfo), Discurso acerca de las costumbres públicas y privadas de los españoles en el siglo XVII, fundado en el estudio de las comedias de Calderón, Madrid, 1881, pp. 55 y 56.
[107] Ruiz de Alarcón le inserta en Nunca mucho costó poco y Los pechos privilegiados. Castro Rossi le reproduce en su obra citada.
[108] Castro Rossi, ob. cit., p. 69.
[109] Act. I, esc. VII. Según Esquivel, en su Arte del Dançado, habían dejado de usarse por antiguas las danzas Españoleta, Bran de Inglaterra, el Turdión, el Caballero y la Dama, y el Hacha se danzaba sólo en Pascuas y en otras señaladas fiestas.
[110]El maestro de danzas, jor. I, esc. XIV.
[111] Casiano Pellicer… De la comedia y del histrionismo en España, t. I, p. 126.
[112] Monreal, Los bailes de antaño (de Cuadros viejos, p. 94).
[113] Lope le cita en Los Tellos de Meneses.
[114] Nota a su edición de El Diablo Cojuelo, p. 23.
[115] Véase Rodríguez Marín, ob. cit., pp. 24 y 25, nota.
[116] Le menciona Lope en El premio del bien hablar.
[117] Se bailó en varios entremeses, y le citan Lope en la comedia mencionada y Benavente en una jácara.
[118] P. 259. González de Amezúa, en su edición crítica de El casamiento engañoso, demuestra que ese párrafo íntegro está copiado (sin decirlo) por el padre La Cerda del libro del racionero de Toledo Pedro Sánchez, Historia moral y philosophica (1589).
[119] En la musa Terpsícore. Baile, Los valientes y tomayonas (Rivadeneyra, t. LXIX, p. 114).
[120] En su entremés El casamentero, inserto en la novela Carnestolendas de Madrid, Rodríguez Marín cita coplas de aquel baile, tomadas de Cervantes, Lope y Calderón, en su edición crítica de El celoso extremeño («Clásicos Castellanos», t. XXXVI).
[121]EL Loaysa de «El celoso extremeño», p. 278.
[122] Cotarelo Mori, en la Introducción a su Colección de Entremeses, Loas, Bailes, etc. (cap. VIII, «Técnica de los bailes»), espigando en varias de esas piezas, obtiene alguna impresión probable o aproximada sobre la índole de las evoluciones coreográficas realizadas en las mismas.
[123] Libro De Spectaculis, cap. XII. Del baile y cantar llamado Zarabanda, traducido al castellano por el mismo autor.
[124] Rodríguez Marín sospecha que sea Sevilla (El Loaysa de «El celoso extremeño», p. 260), Sevilla, 1901.
[125] Mariana, ob. cit.
[126]El Loaysa de «El celoso extremeño», p. 257. Aduce Rodríguez Marín textos de fines del siglo XVI y comienzos del XVII, como López Pinciano y el citado de Mariana, inclinándose a creer que tuvo España el nada honroso privilegio de haber inventado aquel baile. Tratan de él el propio Rodríguez Marín en esa obra, en su conferencia «La copla» (Sevilla, 1910), y en las notas a su edición crítica de El Diablo Cojuelo. También Bonilla San Martín, en la suya de este mismo libro, y Amezúa en sus ediciones de El casamiento engañoso y el Coloquio de los perros. Esas publicaciones y la de Puyol Alonso, edición de La pícara Justina, contienen además referencias a otros bailes populares.
[127]El Diablo Cojuelo, tranco I.
[128] Fecha del poema Don Florando de Castilla, escrito por Jerónimo de Huerta, y donde se menciona aquel baile por primera vez, según Rodríguez Marín.
[129] La música de la zarabanda se halla contenida en el libro de Luis Briceño, Método muy facilísimo para aprender a tañer la guitarra a lo español (París, 1626), citado por Barbieri en La Ilustración Española y Americana.
[130] Es la opinión de Barbieri.
[131] Así lo sostiene Rodríguez Marín en El Loaysa de «El celoso extremeño», p. 282.
[132] Entre 1589 y 1598, según Amezúa, loc. cit.
[133]Ilustraciones del Quijote, p. 32.
[134] En el citado libro de Luis de Briceño, del que hay un ejemplar en la Biblioteca Nacional de París, se contiene la Chacona junto con la Zarabanda.
[135] La descripción se basa en dos octavas de Juan Bautista Marini (1569-1625), en su poema Adonis.
[136] Barbieri, Las castañuelas. Estudio jocoso dedicado a todos los boleros y danzantes por uno de tantos, pp. 27 y 28, Madrid, 1879.
[137] Pasaje de Cervantes en La Ilustre fregona.
[138] Amezúa, ob. cit., pp. 490-91.
[139] Rodríguez Marín, edición de El Diablo Cojuelo, p. 25, nota.
[140] Reproduce estos cantables el ya citado rarísimo tratado de guitarra de la época escrito por Luis Briceño y publicado en París en 1626. De él los copia Asenjo Barbieri en su mencionado artículo.
[141] Act. I, esc. VII.
[142]Discursos sobre el arte del Dançado…, folio 26.
[143] Rey de Artieda, Discursos, Epístolas y Epigramas de Artemidoro, Zaragoza, 1605.
[144]Exercicios de la Gineta, Madrid, 1643.
[145] Rey de Artieda, Discursos, Epístolas y Epigramas de Artemidoro. Véase Merimée (Henri), Spectacles et comédiens à Valencia (1580-1630), p. 99.
[146] Así los llama el preceptista Tapia Salzedo en sus Exercicios de la Gineta, que es el más completo ritual de tales fiestas, como de cuantas se efectuaban a caballo, puntualizando minuciosamente las condiciones de las armas, equipo y arreos de los justadores, y los requisitos para todos los lances de las justas.
[147]Ob. cit., pp. 2 y 3.
[148] Idem, p. 8. Continúa Tapia tratando extensamente, en apartados sucesivos, de arcabuz, ballesta, adarga, borceguíes, espuelas, estribos, silla, coraza, caparazón y otras piezas que el caballero o el caballo necesitan.
[149] Tapia, ob. cit., cap. «De la escaramuza de adargas», pp. 83-85.
[150]Mémoires curieux envoyez de Madrid, p. 44, París, 1670. Parte de esta obra fue traducida al castellano por Ovín y Pelayo, en la Carta dirigida en 1665 a Mr. D. L. M. describiendo las fiestas de toros. Su título exacto es Lettre escrite à Mr. D. M., contenant la description de festes de taureaux qui se font à Madrid. A la edición francesa, utilizada para este trabajo, referiré las citas de páginas en los datos tomados de dicho libro.
[151]Exercicios de la Gineta, p. 79.
[152] Arce, Miscelánea, Murcia, 1606. Véase Castro Rossi, Costumbres de los españoles en el siglo XVII, p. 91.
[153]Exercicios de la Gineta, p. 14.