Artículos
- 9th TC Command Pathfinder Association, The Pathfinder, vol. I, n.º 4, octubre-noviembre-diciembre de 1986.
- «Filthy 13 Bathed-In Blood», Stars and Stripes, 4 de diciembre de 1944.
- «Filthy 13 – Their Number is Down», Stars and Stripes, 30 de noviembre de 1944.
- Hoge, Tom, «Filthy 13 Squad Rivales By None In Leaping Party», Stars and Stripes, 8 de junio de 1944.
- Hollenbeck, Lynda, «Williams, the “Silent War Hero”, Dies at 77», The Benton Courier, 21 de octubre de 1997.
- Kondo, Shareese, «Silent Hero Loves U. S., Old Fords, Aiding Others», Arkansas Democrat Gazette, 21 de octubre de 1997.
- Middleton, Troy H., «Report of the VIII Corps After Action Against Enemy Forces on the Contentin Peninsula, Normandy, France, for the Period 15-30 June 1944», Headquarters VIII Corps, APO 308 US Army, 20 de julio de 1944.
- Para-Dice, marzo de 1949, Paradice Press, vol. 1, n.º 5, 13 de julio de 1945.
- «Story of “Filthy Thirteen” Finally Released by Army», The Springfield Daily Republican, 4 de diciembre de 1944.
- «13 Paratroopers», Time, 19 de junio de 1944.
- Whitehouse, Arch, «The Filthy Thirteen», True Magazine, fecha desconocida.
- Zenender, Ted, «We Were Trained for a Suicide Mission», The Globe, Huntingdon Valley, Pensilvania, 7 de junio de 1990.
Bibliografía
Entrevistas por el autor
John «Jack» Agnew
Betty Agnew
Elihue Boilla
Gene L. «Browny» Brown
Robert S. «Ragsman» Cone
Eugene A. Dance
Harold W. «Hank» Hannah
George E. Koskimaki
Mike Landauer
James «Jake» McNiece
Martha McNiece
Miguel «Mike» Marquez
Herbert L. «Kid» Pierce
Andrew E. «Rasputin» Rasmussen
Virgil «Smitty» Smith
Jack N. «Hawkeye» Womer
Thomas W. «Tom» Young
Epílogo La moraleja de la historia
Jake McNiece decidió que la reunión de 1980 de la 101.ª División Aerotransportada en Nashville, Tennessee, fuera la primera reunión de la Compañía de Plana Mayor del Regimiento. Utilizando la lista de miembros del 506.º Regimiento, Jake escribió a todos los veteranos en la mitad oeste de los Estados Unidos mientras que Jack Agnew escribió a los del este. En la carta le pedían al receptor que enviase la invitación a cualquiera que no figurara en la lista. La mayoría de los hombres habían conservado el contacto con algún compañero de guerra, y de esta manera Jake y Jack se pusieron en contacto con casi todos.
Cuando Gene Brown recibió su invitación se volvió hacia su esposa y le dijo que asistirían. Aunque nunca había demostrado ningún interés en asistir a las reuniones anteriores de la 101.ª o en participar en otras organizaciones de veteranos, dijo que si Jake estaba detrás de la planificación de la reunión, iba a ser una fiesta. Nunca se perdió ninguna reunión de la compañía mientras estuvo vivo.
Jake quedó sorprendido por la cantidad de veteranos de la Compañía de Plana Mayor del Regimiento que se presentaron. Hombres que no se habían visto desde la guerra se abrazaron como hermanos ausentes durante mucho tiempo. Se sorprendió aún más por los muchos veteranos que no conocía y llevaban pequeñas tarjetas de identificación con «Los Filthy 13».
Jack Agnew no había visto a Jake desde la guerra. Después de registrarse en el hotel, se encaminó hacia el vestíbulo abarrotado. Intentó entrar, pero un anciano calvo que estaba de espaldas le bloqueaba la entrada. Jack intentó mirar si encontraba a su querido y viejo amigo en la sala, pero cada vez que intentaba moverse, el hombre calvo también se movía, impidiendo el paso de Jack. Después de tres intentos de pasar, el viejo paracaidista se irritó y volvió su atención hacia el hombre que le bloqueaba el paso, y reconoció de inmediato las orejas a ambos lados de la cabeza calva. Jake McNiece se dio la vuelta con la sonrisa familiar.
Las diferentes compañías alquilaron salas separadas para sus bares. Jake ejerció su antigua función como suministrador de alcohol para la compañía. Abrió una sala de acogida con un bar. Brown fue el primero en llegar y se encontró con Jake. Preguntó quién pagaba el whiskey e insistió en hacerlo él. Jake dijo que se estaba ocupando él hasta que Brown sacó tres billetes de cien dólares. Gene afirmó que tenía una cartera llena de billetes de cien. A Gene le había ido realmente bien después de la guerra, de manera que Jake dejó que colaborase con la factura. El bar estaba abierto durante toda la noche.
Tom y Marge trajeron una olla llena de alubias y chile. Jake contrató a alguien para que horneara pan de maíz. Ese primer día los asistentes lo celebraron en sus habitaciones. Los tres días de reunión consistieron básicamente en comer, beber y socializar de habitación en habitación.
La reunión fue como una fuente de rejuvenecimiento para los antiguos paracaidistas. Consumieron la vida con una pasión renovada. La mayoría volvieron a sus antiguas costumbres. Jake, Jack Agnew y Tom Young oyeron que alguien hablaba de un bar lleno de bourbon en el décimo piso, así que se encaminaron inmediatamente hacia allí. No pasó mucho tiempo hasta que Jake dejara «de sentir ningún dolor». El paracaidista miró por el balcón y comentó:
—Jack, creo que podemos bajar con un par de sábanas.
Tom les dijo que bajaría por las escaleras y los vería en la planta baja. Los dejó mientras los otros dos recuperaban la sensatez.
Las esposas descubrieron un lado completamente nuevo de sus maridos. La comida y el alcohol habían formado una parte esencial de la vida de sus esposos durante la guerra y ahora lo volvieron a ser. Los hombres compraron filetes que asaron al lado de la piscina en una gran barbacoa proporcionada por el hotel. Una esposa comentó que no había visto nunca a su marido comer tanto. Martha le comentó que esos hombres ya no estaban en la cincuentena, sino en la veintena. Desde entonces, siempre que se reunían, se convertían de nuevo en los jóvenes de Toccoa. A pesar de no haberse visto durante más de treinta años, esos hombres compartían un cariño más fuerte que el de los hermanos. Intercambiaban historias sobre la guerra mientras las esposas escuchaban. Muchas de las esposas se enteraron por primera vez de una parte de la vida de sus maridos que habían mantenido escondida. Muchos no habían hablado nunca de la guerra. Cuando regresaron a casa, muchos de ellos pudieron compartir finalmente la experiencia.
Al acercarse el fin de la primera reunión, Jack Agnew recordó a Jake que debía asegurarse de que Top Kick estuviera en su habitación a una hora determinada. Querían realizar una presentación. Jake se sentía un poco dejado de lado porque no le habían pedido que contribuyera al acto. Cuando se ofreció a pagar, Jack le dijo que ya había hecho suficiente con la reunión. Cuando llegó todo el mundo, Jack, el maestro de ceremonias, llamó a Albert Miller para que se situara delante de los demás. Procedió a enumerar todo lo que Top Kick había hecho por ellos y cómo lo reverenciaban los hombres. Como muestra de su respeto y estima, todos habían contribuido para regalarle una membresía vitalicia a la Asociación de la 101.ª División Aerotransportada. Jake se sintió muy decepcionado por no haber participado en el regalo.
Tras los agradecimientos de Miller, Jack se puso en pie y llamó a Jake al estrado. Empezó a leer una acusación militar firmada por George Koskimaki, el secretario de la Asociación de la 101.ª. En ella figuraba el coste del tren robado, el coste de reparación de los barracones que había volado y, finalmente, el coste que los oficiales tuvieron que pagar por los venados muertos en la propiedad de
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