• Quejarse

AA. VV. - El canal de los presos (1940-1962)

Aquí puedes leer online AA. VV. - El canal de los presos (1940-1962) texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2004, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

AA. VV. El canal de los presos (1940-1962)
  • Libro:
    El canal de los presos (1940-1962)
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2004
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

El canal de los presos (1940-1962): resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El canal de los presos (1940-1962)" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Entre los aspectos peor conocidos del franquismo figura el uso despiadado que hizo del trabajo esclavo, convirtiendo la represión política en explotación económica. La investigación que culmino en este libro nos descubre la realidad del sistema a través de una obra de dimensiones faraónicas: el Canal de los presos del bajo Guadalquivir, en el que durante más de veinte años trabajaron millares de presos, instalados con su familia en poblados improvisados. Uno de los aspectos más impresionantes del libro es el que resulta de la reconstrucción de la vida cotidiana en los campos: el trabajo, la humillación y los malos tratos, la corrupción, las fugas o el papel de las mujeres en la recuperación del tejido social. Esta dimensión humana se ha conseguido gracias a los testimonios de los supervivientes, de una serie de hombres y mujeres de los que no sólo se recoge la experiencia penitenciaria, sino la vida entera, antes y después del canal.

AA. VV.: otros libros del autor


¿Quién escribió El canal de los presos (1940-1962)? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El canal de los presos (1940-1962) — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El canal de los presos (1940-1962) " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
1. Las fugas de octubre de 1943 y ¿el último preso de la guerra?

Las fugas de octubre de 1943
y ¿el último preso de la guerra?

E N LA MEMORIA de los presos del Canal ha quedado especialmente marcada la fuga del 13 de octubre de 1943 de seis presos y el posterior fusilamiento, una vez detenidos, de cuatro de ellos. Como sabemos, las evasiones abundaron, y tampoco era la primera vez que una terminaba de forma trágica.

En octubre de 1940, otros cuatro penados, tres de ellos naturales de la localidad sevillana de Paradas y uno de Castillo de las Guardas, también habían huido de La Corchuela. Se llamaban Manuel Suárez Rodríguez, Manuel Méndez Chacón, José Luis Suárez Vega y José Hidalgo Bascón. Todos estaban condenados a largas penas de prisión. Suárez Rodríguez, conocido como «Chaparrito», Suárez Vega, «El Espartero», e Hidalgo Bascón habían pertenecido a la CNT, mientras que Méndez Chacón no había militado en ninguna organización social. Las circunstancias que le habían llevado a prisión eran muy parecidas. Campesinos los cuatro, no apoyaron la sublevación y participaron en la defensa de sus pueblos, Paradas y Bienvenida (Badajoz), hasta que las fuerzas rebeldes los ocuparon. Entonces huyeron al campo y, jóvenes, se incorporaron al ejército republicano. En 1939, al terminar el conflicto, regresaron a sus localidades de residencia, donde fueron detenidos, encausados y sentenciados durante el verano.

Sólo el más joven de ellos, Méndez Chacón, fue apresado, en compañía de su padre, en los montes extremeños cerca de Oliva de Mérida. Había huido con su padre, Juan Méndez Chavero, militante de UGT, cuando la aldea en la que vivían, La Aulaga, en la provincia de Huelva, fue ocupada. En el monte, ambos se incorporaron a los grupos que resistían y participaron en unos hechos que volveremos a encontrar en la fuga de 1943: la ocupación de la aldea de El Álamo el 28 de septiembre de 1936.

Los cuatro se encontraron en las obras del Canal, a las que habían llegado unos meses antes. La noche del 25 al 26 de octubre decidieron fugarse. Como en otros casos, entre ellos el de 1943, en las declaraciones que realizaron una vez detenidos insistieron en que la huida no había estado preparada sino que había sido consecuencia de la ingestión del vino que algunos vendedores ambulantes ofrecían por los alrededores del campamento. Según su relato, el día de la evasión habían comprado unas botellas al regresar por la tarde del trabajo. Se las bebieron durante la cena y, embriagados, decidieron ir a ver a sus familias. Hacia las ocho de la noche se escaparon por las obras del barracón para oficinas que se estaba construyendo en el campamento.

Esta justificación también fue utilizada por los fugados en 1943. Como también coincidieron los funcionarios de prisiones y soldados de vigilancia en asegurar que ellos no habían visto nada anormal esa noche, que no hubo complicidad y que, por supuesto, no podían estar borrachos porque la guardia que ejercían sobre los penados era muy estrecha. En cualquier caso, resulta evidente que todos buscaban eludir la responsabilidad y atenuar las circunstancias de lo sucedido.

Una vez fuera del campo, los evadidos se dirigieron hacia la sierra norte sevillana, siguiendo la vía del tren. Una semana más tarde llegaron al término municipal de Villanueva de las Minas y acamparon en la finca Miraflores. La tarde del día 3 de noviembre fueron descubiertos. Parece que el encuentro fue casual porque, aunque se había dado orden de búsqueda y captura y en sus localidades de residencia se vigilaba a sus familias, la patrulla de la Guardia Civil que los descubrió esperaba encontrarse a unos fugados de la cárcel de Lora del Río. Eran las siete de la tarde y se disponían a acostarse. Según el atestado levantado, los guardias les dieron el alto, que fue respondido con un disparo. La descarga que le respondió hirió a Hidalgo, Méndez y Suárez Rodríguez. En la confusión, este último y Suárez Vega lograron perderse por entre la maleza, amparados en la oscuridad. Junto a la lumbre quedaron Hidalgo, tiroteado en la cabeza, y Méndez, con dos heridas en su pierna izquierda. El primero no llegó con vida a Villanueva, mientras que el segundo fue trasladado al hospital del Centro Minero, donde quedó ingresado.

Sin embargo, esta versión no parece que se corresponda totalmente con lo ocurrido. En primer lugar los huidos negaron tanto que tuvieran una pistola, cuya propiedad se endosó al único que no podía hablar, como que hubieran disparado. Además, el arma fue encontrada la mañana siguiente en una nueva revisión del lugar de los hechos. Parece que se corresponde más con lo sucedido el que fueran sorprendidos, ya medio desnudos, cuando se iban a acostar y que los guardias les dispararon. En la relación de efectos personales que fueron remitidos al juez de la Colonia Penitenciaria que instruyó el sumario figuraban pantalones, camisas, capotes y botas que indicaban que, en efecto, estaban preparándose para acostarse. La inconsistencia de la versión de la agresión hizo que ni siquiera se la incluyera como cargo y que la propia sentencia del consejo de guerra celebrado en febrero de 1943 por esos acontecimientos reconociera que no había quedado probado que ellos dispararan, ni tan siquiera que el revólver fuera de los huidos.

Hidalgo Bascón, según el informe de la autopsia que le practicaron dos médicos de Villanueva, murió a consecuencia del disparo que le entró por la cabeza y le destrozó el cerebro. Fue enterrado en el cementerio de esa localidad. Méndez, al día siguiente, fue trasladado al Hospital Provincial de Sevilla a disposición de las autoridades militares. Mientras, continuó la búsqueda de los otros dos que habían logrado ocultarse. Pero no fue por mucho tiempo. El día 9 Suárez Vega y Suárez Rodríguez, que iba herido de bala en una pierna, también fueron detenidos. Tampoco en esta ocasión coinciden el atestado de la Guardia Civil y las declaraciones de los apresados. Mientras que la primera aseguró que fue ella quien los detuvo la noche de ese día, Suárez Vega aseguró que se presentaron voluntariamente. Fuera como fuera, los dos también ingresaron en la prisión sevillana al día siguiente.

Los tres supervivientes fueron procesados por quebrantamiento de condena. Sin embargo, al fiscal le debió parecer escaso el castigo que por esta calificación iban a recibir y, en la misma vista del consejo de guerra, añadió el cargo de insulto a fuerza armada que elevaba la pena de seis meses de arresto mayor a seis años de prisión. Mientras, los presos fueron enviados a la prisión de Las Palmas. De ella fueron devueltos a Sevilla en febrero de 1943 para ser juzgados. Les cayeron dos años y cuatro meses que cumplieron en los penales de Chinchilla, en Albacete, y el gaditano de El Puerto de Santa María.

Quizá a causa de la temprana fecha de estos sucesos, que mengua la posibilidad de contar con testimonios orales, haya impedido que se recuerden con más intensidad. Además, tampoco contaron con las circunstancias excepcionales que rodearon la fuga, en octubre de 1943, de Pedro Vázquez Martín, natural de El Castillo de las Guardas (Sevilla), Miguel Cardoso Fernández, de Jabugo (Huelva), José Arenal (o Arenas) Hormigo, de Cazalla de la Sierra (Sevilla), Miguel López Morales, de Alhama de Granada (Granada) y de los hermanos de Constantina (Sevilla), Manuel y Rafael Fernández Ávila. Una huida de trágico fin, con la muerte de cinco de ellos, dos fusilados en el propio campamento de La Corchuela, y la prisión de más de 25 años de) otro, que le convierten en una de las últimas, si no la última, persona que, encarcelada al finalizar la guerra en 1939, fue puesta en libertad en el otoño de 1966.

Todos ellos eran también campesinos y habían sido detenidos y condenados al término de las hostilidades. Sabemos que los hermanos Fernández Ávila habían pertenecido a la CNT y que Manuel había sido condenado por adhesión a la rebelión a treinta años de prisión que cumplía desde 1941 en la de Sevilla antes de ser trasladado a La Corchuela. Arenas Hormigo también había sido sentenciado a treinta años por rebelión militar e ingresado en la cárcel de Sevilla en febrero de 1939. Más informaciones tenemos de los otros tres huidos.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El canal de los presos (1940-1962)»

Mira libros similares a El canal de los presos (1940-1962). Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «El canal de los presos (1940-1962)»

Discusión, reseñas del libro El canal de los presos (1940-1962) y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.