Los ricos de Franco
Grandes magnates de la dictadura,
altos financieros de la democracia
Mariano Sánchez Soler
LOS RICOS DE FRANCO
GRANDES MAGNATES DE LA DICTADURA, ALTOS FINANCIEROS DE LA DEMOCRACIA
Mariano Sánchez Soler
«N UESTRA C RUZADA ES LA ÚNICA LUCHA EN LA QUE LOS RICOS
QUE FUERON A LA GUERRA SALIERON MÁS RICOS .»
F RANCISCO F RANCO , 21 DE AGOSTO DE 1942
Las grandes fortunas amasadas durante el franquismo, en los círculos próximos a la familia directa del general, han mantenido su impronta durante la democracia. Hoy los March, los Fierro, Koplowitz, Coca, Banús, Aguirre, Carceller, etc., continúan entre las familias más ricas de España.
En cuanto soplaron los vientos de la democracia, la mayoría no dudó en desmarcarse de la dictadura para proseguir sus negocios.
Este libro habla de su auténtica historia, del modo en que amasaron sus fortunas, de la verdad que ocultan en sus biografías oficiales. Hoy, muchos de los descendientes de aquellos gerifaltes tienen un papel dirigente en nuestra sociedad. Desde banqueros y empresarios: Alberto Cortina, Juan Abelló, Alberto Alcocer, los Oriol… hasta llegar a políticos de la derecha española: Rodrigo Rato, José María Aznar, Martín Villa y muchos más.
ACERCA DEL AUTOR
Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954) ha ejercido el periodismo desde 1979 y ha desarrollado una intensa labor como novelista, poeta y ensayista. Experto en justicia e interior, durante una década dirigió el equipo de investigación del semanario Tiempo y colaboró con El Periódico de Catalunya , Interviú y El Temps . De sus novelas negras, Nuestra propia sangre obtuvo el Premio Francisco García Pavón 2009 y El asesinato de los marqueses de Urbina , el Premio L’H Confidencial 2013. Como estudioso del género, su ensayo Anatomía del crimen logró el Premio de la Crítica Literaria Valenciana 2012. Investigador de la Transición, ha publicado Ricos por la patria (2001), Premio de Literatura de No Ficción Rodolfo Walsh, Los Franco, S.A. (2003) y La transición sangrienta (2010). En 2019 publicó La familia Franco S.A. , cosechando de nuevo grandes críticas de los medios nacionales. En la actualidad se dedica a la creación literaria y a la docencia e imparte cursos sobre novela negra en la Universidad de Alicante, donde organiza el encuentro literario Mayo Negro desde 2005.
ACERCA DE SU OBRA ANTERIOR, LA FAMILIA FRANCO S.A.
«Me ha gustado mucho […]. Gracias al autor por la actualización del historial económico de esta familia que, cuarenta años después, sigue campando a sus anchas con el beneplácito de la monarquía y los diferentes gobiernos democráticos de este país.»
D OMINGO , EN A MAZON.ES
Españoles, noble pueblo de esta Castilla corazón de España, tierra de hidalgos… Nuestro gobierno será un gobierno de autoridad, un gobierno para el pueblo. Se equivocan quienes creen que hemos venido a mantener los privilegios del capitalismo.
F RANCISCO F RANCO , Burgos, 1 de octubre de 1936
Nuestra cruzada es la única lucha en la que los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos.
F RANCISCO F RANCO , Lugo, 21 de agosto de 1942
INTRODUCCIÓN La forja de una oligarquía
L a historia de España durante el siglo XX es también la historia de un enriquecimiento perpetrado en condiciones excepcionales. Los grandes nombres, los poderosos personajes que unieron su fortuna y su destino a la suerte del franquismo, desde el entorno familiar del general Franco y en la cima política de su régimen, supieron adaptarse al sistema democrático, mientras una nueva generación se preparaba para el relevo. El tránsito de la dictadura a la democracia consistió para ellos en que se cumpliera, con el menor desgaste posible, el axioma lampedusiano: «Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie».
Desde la Guerra Civil, acabaron conformando entre todos una clase social «franquista» que ha perdurado en el tiempo. Son las «familias» (conjunto de individuos que tiene una condición común) de un régimen político poblado por empresarios de fortuna, falangistas de clase media, funcionarios oportunistas, latifundistas de gatillo fácil, nobles industriosos, altos cargos a la búsqueda de multinacionales, ministros cinegéticos, procuradores en el sentido más literal de la palabra… Familias unidas a la llamada del «dinero», para enriquecerse a partir de 1959 con la llegada del Desarrollo. Capitalismo salvaje, bancos, altas finanzas…
El régimen del general Franco estuvo al servicio de esta clase social; protegió la iniciativa privada en un momento de extraordinario crecimiento económico, mientras se desencadenaba el éxodo rural y, tras una larga posguerra autárquica, entraban en España las primeras divisas generadas por el turismo, por las remesas de los emigrantes y por el capital extranjero. El franquismo mantuvo un privilegiado sistema fiscal que cargaba todo el peso sobre los consumidores, aprovechó la docilidad obrera provocada por la despolitización y la carencia de sindicatos independientes con capacidad para la negociación colectiva (que no aparecieron hasta finales de los años sesenta), e impidió cualquier crítica pública de la corrupción. En tales condiciones, corrupción y desarrollo son, sin duda, rasgos de un mismo proceso en el que se forjaron las grandes fortunas y se consolidó el capitalismo español.
Con su peculiar manera de entender la política, Franco siempre tuvo claro que el bolsillo y la patria iban indefectiblemente unidos; que mientras los asuntos de cartera marcharan bien, sus seguidores no conspirarían contra su poder personal, cuyo ejercicio vitalicio era, a fin de cuentas, su único objetivo. Como escribió Salvador de Madariaga: «La estrategia política de Franco es tan sencilla como una lanza. No hay acto suyo que se proponga otra cosa que durar. En lo único que piensa el general Franco es en el general Franco».
Durar en el mando y no soltarlo en vida. Historiadores, testigos y colaboradores íntimos han constatado este apego personal al poder. «El Caudillo juega con unos y con otros —escribe su primo Francisco Franco Salgado-Araujo, en 1955—, nada promete, y con su habilidad desconcierta a todos. Él no es más que franquista y será jefe de Estado hasta que muera.»
Franco solo era «franquista», incluso antes de que esa palabra fuera acuñada como término político. Admiraba tanto a la aristocracia, era tan dócil y monárquico, que las clases dirigentes españolas le eligieron creyendo que, en cuanto aplastara a las clases trabajadoras, devolvería el poder a la monarquía. No fue así. Durante casi cuarenta años se mantuvo en la jefatura del Estado, demostración incontestable de su más que notable habilidad política.
Junto a la represión sistemática de la posguerra, dos factores internacionales perpetuaron el régimen de Franco. En primer lugar, la guerra fría desatada en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo se dividió en dos bloques enfrentados y el anticomunismo del régimen franquista prevaleció sobre su carácter totalitario y generó los acuerdos bilaterales firmados con los Estados Unidos en 1953. A continuación, el auge y desarrollo de las economías occidentales posibilitó el despegue de la economía española a partir del Plan de Estabilización de 1959, puesto en manos de tecnócratas del Opus Dei que lanzaron los polos de desarrollo siguiendo el modelo francés y las recomendaciones de organismos internacionales como el Banco Mundial.
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