Los Sufis
Idries Shah
ISF PUBLISHING
Título original: The Sufis
Publicado en inglés por ISF Publishing
Traducción de ISF Publishing
Copyright © The Estate of Idries Shah
El derecho de los herederos de Idries Shah a ser identificados como los dueños de este trabajo ha sido reivindicado según la ley 1988 de copyright, diseños y patentes (Reino Unido).
Todos los derechos reservados
Copyright mundial
No está permitida la reproducción total ni parcial de este libro, ni la recopilación en un sistema informático, ni la transmisión por medios electrónicos, mecánicos, por fotocopias, por registro o por otros métodos – salvo de breves extractos a efectos de reseña – sin la autorización previa y por escrito del editor o del propietario del copyright.
Las solicitudes de permisos para reimprimir,
editar, reproducir, etc., deben ser dirigidas a:
The Permissions Department
ISF Publishing
The Idries Shah Foundation
P.O. Box 71911
London NW2 9QA
United Kingdom
permissions@isf-publishing.org
Primera edición en inglés: 1964
Edición actual: 2018
En asociación con The Idries Shah Foundation
La situación
La humanidad está dormida, ocupada únicamente con lo que es inútil, viviendo en un mundo equivocado. Creer que uno puede superar esto es solo hábito y costumbre, no religión. Esta “religión” es inepta...
No parlotees ante la Gente del Camino; en cambio, consúmete a ti mismo. Tienes un conocimiento y una religión invertida si te hallas cabeza abajo en relación con la Realidad.
El hombre se está envolviendo con su propia red. Un león (el hombre del Camino) rompe su jaula en pedazos.
(El maestro Sufi Sanai de Afganistán, maestro de Rumi, en El amurallado jardín de la verdad, escrito en 1131)
Prefacio
Lo que menos se pretende con la escritura de este libro es que vaya a ser considerado hostil para con el escolasticismo o el método académico. Eruditos de Oriente y Occidente han consagrado heroicamente sus vidas laborales a proporcionar, por medio de sus propias disciplinas, el material literario y filosófico Sufi al mundo entero. En muchos casos han fielmente registrado la propia insistencia de los Sufis en que el Camino de los Sufis no puede ser comprendido por medio del intelecto o del aprendizaje ordinario a través de libros. El hecho de que este principio no les haya impedido intentar traer al Sufismo dentro del ámbito de su propia comprensión es un tributo a su honradez intelectual y a la fe en su propio sistema de investigación.
Sin embargo, sería falso para con el Sufismo no afirmar que este no puede ser apreciado más allá de cierto punto excepto dentro de una situación real de enseñanza, la cual requiere la presencia física de un maestro Sufi. Para el Sufi no es casual que la “doctrina secreta”, cuya existencia ha sido sospechada y buscada desde tiempo inmemorial, resulte ser tan elusiva para el buscador. Si, digamos, el comunismo es una religión sin un dios, el estudio académico del Sufismo sin ser de alguna forma un “Sufi operante” es el Sufismo despojado de su factor esencial. Si esta aserción va en contra de la tradición racional de que todo individuo puede encontrar la verdad solamente mediante el ejercicio de las facultades con las cuales ha sido dotado, hay solo una respuesta. El Sufismo, la “tradición secreta”, no se encuentra disponible sobre una base de suposiciones que pertenecen a otro mundo, el mundo del intelecto. Si se siente que la verdad sobre hechos extrafísicos debe ser buscada solamente por medio de un modo de pensar, el racional y “científico”, no podrá haber contacto entre el Sufi y el buscador supuestamente objetivo.
La literatura y enseñanza preparatoria Sufis están diseñadas para ayudarnos a cerrar la brecha entre estos dos mundos de pensamiento. Si no fuese posible proporcionar puente alguno, este libro sería inútil y no debería haber sido escrito.
El Sufismo – considerado como un nutriente para la sociedad – no está destinado a subsistir dentro de la sociedad en una forma inalterada. Es decir, los Sufis no erigen sistemas como uno construiría un edificio para que generaciones posteriores los examinen y aprendan de ellos. El Sufismo es transmitido por medio del ejemplar humano: el maestro. El hecho de que sea una figura desconocida para el público en general, o que tenga imitadores, no quiere decir que no exista.
Encontramos vestigios del Sufismo en organizaciones deterioradas en las cuales este elemento de transmisión humana de baraka ha cesado: apenas queda la forma. Dado que esta cáscara externa es la más fácilmente perceptible para el hombre común, tenemos que usarla para señalar algo más profundo. A diferencia de él, no podemos decir que tal o cual ritual o libro encarnen al Sufismo. Comenzamos con material humano, social y literario, que es tanto incompleto (pues ahora no va acompañado del impacto de un ejemplar viviente, el maestro) como secundario, pues apenas será absorbido parcialmente. Ciertos hechos históricos, como las organizaciones religiosas y sociales, cuando persisten, son fenómenos secundarios y externos que dependen de la organización, de la emoción y del aspecto externo para su supervivencia. Estos factores, tan esenciales para el mantenimiento de sistemas conocidos, son, Sufísticamente hablando, apenas sustitutos de la vitalidad del organismo, a diferencia de la apariencia y el sentimiento.
Una escuela Sufi surge, como cualquier otro fenómeno natural, para florecer y desaparecer, no para dejar rastros en un ritual mecánico o interesantes restos antropológicos. La función del nutriente es ser transmutado, no dejar vestigios inalterados.
El gran maestro Sufi Jami se refiere a esta tendencia cuando dice que si a la barba se la deja crecer demasiado, competirá con el cabello en su deseo de atención o protagonismo.
Se entenderá fácilmente que las afirmaciones del Sufismo acerca de lo “orgánico” y el “ejemplar humano” lo apartan de inmediato del ámbito de los estudios convencionales.
Hay, sin embargo, cierto valor en el prestarle atención a la influencia Sufi en la cultura humana. En primer lugar, podemos observar intentos de reducir la brecha entre el pensamiento ordinario y la experiencia Sufi contenida en medios poéticos, literarios y otros que han sido diseñados para guiar a la conciencia humana ordinaria, atenuada o embrionaria, hacia una percepción y realización más elevadas. En segundo lugar, los Sufis sostienen que incluso en culturas donde el pensamiento autoritario y mecánico ha ahogado la comprensión exhaustiva, la individualidad humana tendrá que manifestarse de cualquier manera, incluso aunque solo sea a través de la sensación primitiva de que la vida debe de tener un significado superior al que se propaga de modo oficial.