AA. VV. - Los gnósticos II
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Los gnósticos II: resumen, descripción y anotación
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Dositeo Así, un tal Dositeo, samaritano, proclamó que él era el Cristo profetizado. Desde entonces hasta nuestros días hay dositeanos, que muestran escritos de Dositeo y narran historias acerca de él, como, por ejemplo, que no murió, sino que vive todavía.
ORÍGENES, In Johann. Hom. 13, 27.
Simón Mago Había en la ciudad un hombre llamado Simón, que desde tiempo atrás ejercía la magia y traía maravillada a la gente de Samaria. Decía que él era un gran personaje. Todos le hacían caso, grandes y pequeños, pues decían: Éste es la potencia de Dios llamada Grande. Le hacían caso porque durante bastante tiempo les había estado embaucando con sus artes mágicas. Pero cuando creyeron a Felipe, que les evangelizaba acerca del reino de Dios y del nombre de Jesucristo, se bautizaron hombres y mujeres. El mismo Simón creyó y, una vez bautizado, no cesaba de acompañar a Felipe y cuando veía señales y grandes prodigios que sucedan se maravillaba. Viendo Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se otorgaba el Espíritu Santo, les ofreció dinero diciendo: Dadme a mí también este poder, de modo que aquél al que imponga yo las manos reciba el Espíritu Santo. Pedro le contestó: Que tu dinero vaya contigo a la perdición porque intentaste comprar con dinero el don de Dios; tú no tienes arte ni parte en este asunto, ya que tu corazón no es recto a los ojos de Dios. Arrepiéntete, pues, de tu maldad y ruega al Señor a ver si se aparta de ti esa idea de tu corazón, puesto que te veo destinado a la hiel amarga y a las cadenas de los inicuos. Simón respondió: Rogad al Señor por mí a fin de que no me suceda nada de lo que habéis dicho.
Hechos 8, 9-13; 18-24
Después de la ascensión de Cristo al cielo los demonios suscitaron a ciertos hombres que se proclamaban dioses, los cuales no sólo no fueron perseguidos por vosotros, sino que les hallasteis dignos de recibir honores. Por ejemplo, un tal Simón samaritano, originario de una aldea llamada Gitón, que en tiempo del César Claudio realizó prodigios mágicos por arte de los demonios que le movían, fue tenido por dios en vuestra imperial ciudad de Roma y honrado entre vosotros con una estatua como un dios. Esta imagen se levantó en el río Tíber entre los dos puentes, y lleva la siguiente inscripción en lengua latina: SIMONI DEO SANCTO, es decir, A SIMÓN DIOS SANTO. Casi todos los samaritanos y también unos pocos hombres en las demás naciones lo adoran y lo consideran como el primer Dios. Una cierta Helena, que lo acompañaba en sus vagabundeos en aquel tiempo, y que antes había vivido en un prostíbulo, es considerada el primer pensamiento producido por él.
JUSTINO, I Apología 26, 1-3.
También el samaritano Simón Mago quiso engañar a algunos con su magia y en su época los engañó efectivamente; pero en la actualidad no creo se pueda hallar en todo el orbe una treintena de simonianos, y acaso me exceda en el número. En Palestina son escasísimos, y en el resto del mundo por donde Simón pretendió esparcir su gloria, no se le conoce ni de nombre.
ORÍGENES, C. Celsum I 57.
Menandro Sabemos también que un cierto Menandro, igualmente samaritano, natural de la aldea de Caparatea, discípulo que fue de Simón, poseído también por los demonios, hizo su aparición en Antioquía y allí engañó a muchos con sus artes mágicas, llegando a persuadir a sus seguidores de que no habían de morir jamás. Y no faltan en la actualidad algunos de su escuela que lo siguen creyendo.
JUSTINO, I Apolog. 26, 4
Act. Actus Apostolorum [v. en «Otras fuentes: A) Gnosis judaica»].
BAS. BASÍLIDES [v. en «Otras fuentes: D) Basílides»].
Ep. d. Epístola dogmática valentiniana, en EPIFANIO, Panarion, H. 31 [v. «En otras fuentes: E) Los valentinianos»].
EPIF. EPIFANIO, Panarion.
EPÍFANES EPÍFANES [v. «En otras fuentes: C) Epífanes»].
EUS. EUSEBIO DE CESAREA, Historia Eclesiástica [v. en «Otras fuentes: D) Basílides»].
Ex. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Extractos de Teódoto [v. en «Otras fuentes: E) Los valentinianos»].
Flor. PTOLOMEO, Carta a Flora, en EPIFANIO, Panarion, H. 33 [v. en «Otras fuentes: E) Los valentinianos»].
G. J. Gnosis Judaica [v. en «Otras fuentes: A) Gnosis judaica»].
HEGEM. HEGEMONIO, Acta Archelai [v. en «Otras fuentes: D) Basílides»].
HER. HERACLEÓN, Fragmentos [v. en «Otras fuentes: E) Los valentinianos»].
JUST. JUSTINO, I Apología [v. en «Otras fuentes: A) Gnosis judaica»].
Lib. Gnósticos libertinos [v. en «Otras fuentes: F) Los gnósticos libertinos»].
Of. Ofitas, en ORÍGENES, C. Celso VI [v. en «Otras fuentes: B) Los ofitas»].
OR. ORÍGENES.
R. HIPÓLITO, Refutatio [v. en «HIPÓLITO DE ROMA, Refutación de todas las herejías»].
Strom. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata.
VAL. VALENTÍN, Fragmentos [v. en «Otras fuentes: E) Los valentinianos].
I
EL UNIVERSO DE LOS «GNŌSTICOÍ».—Como todas las gnosis y las teodiceas del mundo helenístico, los gnōsticoí colocan en la cúspide de su sistema un Dios supremo trascendente, denominado Padre (V 6, S), supraexistente (próōn, V 7, 9), primera y beata substancia amorfa (V 7, 18), inimaginable, inconcebible y amorfo (V 7, 23). A ésas cabría añadir una serie de denominaciones simbólicas (almendro, etc.), según se irá viendo en el propio texto.
Aparecen también imágenes generativas, aunque su efectiva radicalidad no sea tan conspicua como en los demás valentinianos. El primer desdoblamiento del Trascendente viene descrito como «la generación espiritual, la celestial, la de arriba, y “fuerte” significa el engendrado de esta manera» (V 8, 41). La consorte de la divinidad suprema no viene más que insinuada: es el «espíritu virginal» de V 8, 44, substrato perfecto de la divinidad. El fruto de esta unión es el Hijo, denominado por los gnōsticoí, especialmente, Hombre y Adamante, y definido como «el primer principio (prṓtē archḗ) de todas las cosas» (X 9, 1). También Ptolomeo designaba «principio de todas las cosas» a la Segunda Hipóstasis (Adv. Haer. I 1, 1). Este Hijo presenta un doble aspecto: es inefable (V 9, 1) y sin figura (V 8, 21) en cuanto Segunda Hipóstasis vuelta hacia el Supremo; pero es Intelecto (V 10, 2), Logos y Cristo, en cuanto vuelto hacia la creación.
A diferencia de los valentinianos genuinos, que agregan al Intelecto el eón femenino Verdad para hacerlo fecundo, los gnōsticoí afirman que el Gran Hombre es andrógino. Es padre madre de los eones, simiente primordial de los espirituales y causa del universo (motor inmóvil, V 7, 25).
En la descripción de la función cosmológica del Gran Hombre introducen la terminología de la doctrina del logos estoica, sin preocuparse demasiado de su adecuación a un esquema teológico y soteriológico de inspiración platonizante. Este talante ha inducido a error a muchos comentaristas, que han mirado a nuestros sectarios a través del equívoco prisma del logos estoico.
Naturalmente, el Logos es sólo el primer creador (V 10, 2), el que hizo las formas (cf. V 7, 18). Hay luego un demiurgo inferior que ordena la materia (V 7, 30).
La Tercera Hipóstasis (la Sabiduría Achamot valentiniana, el Alma neoplatónica) no aparece explícitamente en la recensión hipolitiana de los gnōsticoí. Pero su presencia en el sistema está fuera de toda duda. En efecto, si bien Hipólito no narra el drama de la caída de Sabiduría, introduce todos los demás dramatis personae, que postulan, para encajar comprensiblemente en el conjunto, la doctrina general valentiniana del elemento divino lapso.
La caída de la Tercera Hipóstasis viene evocada sólo indirectamente: las almas de los elegidos recuerdan que cayeron del Hombre Superior (V 7, 30). Esta «Caída del alma» debe entenderse en el contexto de la antropología gnóstica, más allá del contexto platónico. Efectivamente, los
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