SALVATORE PULEDDA (Roma, Italia, 15 de enero de 1943 - Roma, Italia, 30 de octubre de 2001). Científico y humanista. Investigador en el «Istituto Superiore di Sanità» de Roma. Estudiando química en la Universidad de California, se familiarizó con Herbert Marcuse, quien lo dirigió al estudio de problemas relacionados con el uso social de la ciencia. Miembro de varias asociaciones ecológicas y uno de los iniciadores del Movimiento Humanista en Italia, desarrolló una actividad incansable como divulgador, conferenciante y erudito de los problemas humanos. En la Internacional Humanista de Florencia de 1989, pronunció un «Homenaje a Galileo» dejando un manifiesto inolvidable:
«… pedimos a todos los científicos de la tierra que finalmente la ciencia se utilice para exclusivo beneficio de la humanidad… que en todas las universidades, en todos los institutos de investigación, se instituya un juramento, un voto solemne —análogo al de los médicos creado por Hipócrates en los albores de occidente— de utilizar la ciencia solo y exclusivamente para vencer el dolor y el sufrimiento, para humanizar la Tierra».
Título original: Las organizaciones monásticas en la historia
Salvatore Puledda, 2002
Diseño de cubierta: senyor Ho
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas
[1] Esta es la tesis sostenida por E. Rohde en su célebre libro «Psyche».
[2] G. Pugliese Carratelli en «La Parola del Passato», fasc. 154-155, pág. 108-126; 135-144, Nápoles 1974.
[3] Por ejemplo, en el famoso Vaso François del Museo de Florencia datable en el tiempo de Pisístrato (Siglo VI a. C.).
[4] Ni siquiera existe concordancia entre los investigadores sobre el significado de su nombre. Este se compone de una parte griega, Dios —(de dios, de Zeus, divino) y de una parte —nysos, no explicable en griego. Podría significar el «dios de Nysa» o el «dios de las nysai», las ninfas, las mujeres.
[5] Semele es probablemente un nombre frigio que significa «tierra», Semele sería entonces una diosa de la Tierra. Cfr. H. Jeanmaire, Dionisio, París 1951; Torino 1972, pág. 335
[6] Heráclito, Fragm. 15 (Diels).
[7] Cfr. el famoso fragmento del Fedro, donde Platón, analizando la «manía», considera cuatro tipos: la profética, la poética, la «teléstica» gracias a la cual el poseído se transforma en sanador, y la amorosa.
[8] Nonno, Dionisíacas, 6, 173.
[9] Olimpiodoro, Comentario del Fedón de Platón, 61c. Los principales textos antiguos relativos a la pasión de Dionisio han sido reunidos por Lobeck en «Aglaophamus» y por Kern en «Orphica Fragmenta».
[10] Firmico Materno, De errore prof. relig. 6.
[11] Eurípides, «Los Cretenses», frag. 3, en Porfirio, De Abstinentia.
[12] Aristóteles, Poética, 4, 1449 a 9.
[13] «Oh tú que guías al coro de las estrellas que espiran fuego, guardián de las palabras nocturnas, niño generado por Zeus, manifiéstate Oh Señor, junto a las bacantes que te siguen, que enloquecidas, durante toda la noche, danzan celebrándote, Oh Iaco…» (Sófocles, Antígona 1146-52). «Muéstrate como toro o como serpiente que aparece con múltiples cabezas o como ardiente león. Ven, Oh Baco, con el rostro que ríe, lanza un lazo alrededor del cazador de las bacantes…» (Eurípides, Bacantes 1017-21) Un estudio sobre el ditirambo como canto de invocación se encuentra en H. Jeanmarie, op. cit. pág. 302.
[14] A. Danielou, Shiva e Dionisio, París 1979; Roma 1980, pág. 195.
[15] Esto explicaría la enigmática palabra «tragedia» que literalmente significa «canto por el cabro» o «canto de los cabros», es decir, de hombres disfrazados de machos cabríos, los sátiros. Confronta Eurípides, Bacantes 135-41:
«Es hermoso cuando, sobre los montes,
al final de la carrera báquica
se cae al suelo, con la piel sagrada del cervato,
con sed de sangre de cabrón,
con sed de carne viva
cuando se corre sobre los montes de Frigia, de Lidia y el dios del estrépito es nuestra guía…».
[16] Eurípides, frag. 3, citado.
[17] Macrobio, Saturnales, 1, 48. Este testimonio es de época tardía, pero la identidad entre Apolo y Dionisio es claramente afirmada, a través del intercambio de atributos, ya en el siglo V en dos fragmentos incontestables: Esquilo, fr. 86: «Apolo coronado de hiedra, Baco el adivinador». Y Eurípides, fr. 447: «Oh, Baco dominador, amigo del laurel, oh Peana Apolo, amigo de la lira».
[18] Se dice que un órfico, Honomácrito, haya reorganizado los mitos de Dionisio en el siglo VI a. C. en Atenas (Pausania, 8, 35, 5).
[19] Kern, f. 107, en Proclo, comentario al Timeo de Platón, Proemio.
[20] Damascio, Sobre los Principios, 123.
[21] Proclo, Comentario sobre el Cratilo de Platón, 396b.
[22] E. Rohde, op. Cit. Cap. X. 11
[23] Cfr. Platón, Gorgia, 493 a: «Y nosotros según la verdad quizás estamos muertos: por mi parte de hecho ya he oído decir a uno de los sabios que en el presente nosotros estamos muertos y el cuerpo es para nosotros una tumba…»
[24] La discusión sobre las dos almas, la mortal ligada a las funciones del cuerpo y la inmortal (daimon), ha sido desarrollada por Rohde, op. cit. cap. XI y retomada por Rostagni, «Il verbo di Pitágora», Torino 1924, cap. VI.
[25] Rohde op. cit.
[26] Lámina de oro encontrada en Iponio, siglo V, IV a. C. versión castellana de la trad. G. Colli, La Sapienza Greca, vol. 1, pág. 75, con algunas variantes.
[27] Frag, 837. Cfr. también el himno Homérico a Demetra, 476-82 y Píndaro, frag. 137
[28] Epíteto de Dionisio.
[29] Láminas 3-4 encontradas en Turi.
[30] Las excavaciones arqueológicas han demostrado que el santuario de Eleusis es muy antiguo: el estrato primitivo se atribuye al siglo XV a. C., es decir, a la época micénica. En el siglo VI el santuario fue ampliado. La cercanía de Atenas contribuyó a hacer de Eleusis un centro religioso pan-helénico. Fue destruido en la época de las invasiones barbáricas por Alarico.
[31] Cfr. G. Colli, op. cit., Introducción, págs. 35-36.
[32] Existía un complejo mito en torno a la figura de la diosa y de su hija, mito relacionado también a la fundación del santuario y al invención de la agricultura. Hades rapta a Perséfone y la lleva al reino de los muertos. La madre desesperada la busca por toda la tierra. Peregrinando llega a Eleusis, donde funda el santuario y enseña la agricultura. Al conocer el destino de su hija, logra que Zeus le permita a Perséfone pasar los cuatro meses invernales bajo tierra y el resto del año a la luz.
[33] Cfr. Plutarco, frag. 178, y Luciano, Metamorfosis, II, 23.
[34] Hipólito, Confutación 5, 8, 39.
[35] W. Otto, The Homeric Gods.
[36] C. Picard, L’Episode de Baudó, RHR 95 (1927, pág. 237 y sig.).
[37] Atenagora, Para los Cristianos, 20 (Frag. 58, Kern).
[38] Aristóteles, Poética, op. cit.
[39] En esta reconstrucción, las faloforías y las Fiestas de las Flores (Antisterias) en donde se llevaba en procesión el carro-naval, se consideran como una sola celebración. Puede haberse tratado, como muchos sostienen, de dos fiestas diferentes. En todo caso, los datos que poseemos sobre las fiestas de Dionisio son bastante escasos.
[40] Cfr. Aristófanes, Los Acarnenses.
[41] Aristóteles, La Constitución de Atenas.
[42] Según el citado testimonio de Pausania.
[43] Según el testimonio de Heródoto, 2, 81.
[44] Pausania, X, 4, 3.
[45] Además tenemos noticias de predicadores errantes que iban de ciudad en ciudad practicando ritos purificadores en el nombre de Orfeo. Estos predicadores, según el testimonio de Platón, República 364e, semejaban magos de tipo popular.