Bob Woodward - Miedo. Trump en la Casa Blanca

MIEDO. TRUMP EN LA CASA BLANCA
Bob Woodward

«El verdadero poder es −ni tan siquiera quiero utilizar la palabra− el miedo».

CANDIDATO DONALD TRUMP, 31 de marzo de 2016, durante una entrevista dada cuando se postulaba como presidente de Estados Unidos.

Con esa forma de comunicar tan autoritaria, perfeccionada durante ocho presidencias desde Nixon a Obama, el autor Bob Woodward revela con una minuciosidad sin precedentes la tormentosa vida del presidente Donald Trump dentro de la Casa Blanca, así como los detalles intrínsecos sobre la toma de importantes decisiones en política nacional e internacional.

Miedo es el retrato más íntimo que se haya publicado sobre un presidente en el poder durante su primer año de mandato.

Woodward extrae su información de cientos de horas de entrevistas con fuentes de primera mano, anotaciones de reuniones, diarios personales, archivos y documentos. Lleno de detalles del día a día, diálogos y documentación, Miedo hace un recorrido por las decisiones trascendentales en asuntos de ámbito internacional y nacional, y nos ofrece vívidos detalles de las negociaciones entre los abogados de Trump y Robert Mueller, el fiscal especial en las investigaciones sobre Rusia, exponiendo públicamente por primera vez las discusiones y estrategias que se fueron planteando reunión tras reunión. Revela cómo los altos cargos de la Casa Blanca de Trump tuvieron que organizarse para robar proyectos de decreto del Despacho Oval del presidente para que no creara normativas que pusieran en jaque operaciones de inteligencia cruciales.

«Era, prácticamente, un golpe de Estado administrativo —escribe Woodward—, una crisis nerviosa del poder ejecutivo en el país más poderoso del mundo».

Miedo es el retrato más íntimo sobre un presidente en activo jamás publicado anteriormente durante sus primeros años en la Casa Blanca.

E ste es el decimonoveno libro que escribo con Alice Mayhew, mi editora en Simon & Schuster, en cuarenta y seis años. Alice comprendió de inmediato, en medio de la presidencia de Trump, con todas sus controversias e investigaciones, la importancia de descubrir lo que Trump ha hecho hasta hoy como presidente en materia de política exterior y política interna. Siempre ha estado decidida a mantener el concepto del libro, la estructura, el ritmo y el tono.

Jonathan Karp, presidente y editor de Simon & Schuster, también tiene mucho que ver. Le dedicó todo su tiempo y su sagaz intelecto a este libro. Ayudó a editarlo y a reflexionar sobre las oportunidades, responsabilidades y dilemas que supondría publicar un libro sobre el presidente Trump en esta época tan convulsa. Le debo mucho. Antes no era más que un crío, pero ahora es todo un hombre. Aunque sigue manteniendo el espíritu y la energía de un niño.

Gracias a Carolyn K. Reidy, la directora ejecutiva de Simon & Schuster, que ha patrocinado y promocionado mi trabajo durante años.

De Simon & Schuster quiero agradecer su labor a las siguientes personas: a Stuart Roberts, el ayudante de Alice Mayhew, siempre enérgico, considerado e inteligente, a Richard Rhorer, a Cary Goldstein, a Stephen Bedford, a Irene Kheradi, a Kristen Lemire, a Lisa Erwin, a Lisa Healy, a Lewelin Polanco, a Joshua Cohen, a Laura Tatum, a Katie Haigler, a Toby Yuen, a Kate Mertes y a Elisa Rivlin.

En especial, me gustaría dar las gracias a Fred Chase, gran consejero de viajes y excelente redactor, con quien Evelyn y yo pasamos una semana en Washington. A Fred le apasionan las palabras y las ideas. En esa semana revisó el manuscrito tres veces con sabiduría y un meticuloso cuidado. A Fred lo llamamos «Don Perfecto», porque en cada página arregla algo con ayuda de sus lápices verde y rojo.

Ojalá en los dos últimos años hubiese tomado notas de mis conversaciones sobre Trump con Carl Berstein, mi compañero en el Nixon-Watergate. No siempre estábamos de acuerdo, pero me encantaban esas charlas y los pensamientos tan intricados que tiene sobre la presidencia, sobre Washington y sobre los medios. Mi amistad con Carl es una de las alegrías de mi vida.

El Washington Post, muy amablemente, me ha mantenido el puesto de editor asociado. Ya casi no voy a la oficina del Washington Post del centro de Washington, pero sigo trabajando desde casa. En cuanto a editar, a lo sumo, lo que hago es hablar por teléfono con un reportero que quiere indagar sobre algún tema del pasado. El título de editor asociado es un cargo estupendo que me permite seguir en contacto con mis raíces como periodista. El Post ha sido mi hogar institucional y mi familia durante los últimos cuarenta y siete años. Últimamente les va de maravilla. Están haciendo un periodismo impecable y agresivo, pero necesario, durante esta época de la presidencia de Trump. Doy las gracias a Marty Baron, director ejecutivo; a Cameron Barr, editor directivo; a Jeff Leen, editor de investigación; a Robert Costa; a Tom Hamburger; a Rosalind Helderman; a David Fahrenthold; a Karen Tumulty; a Philip Rucker; a Robert O’Harrow; a Amy Goldstein; a Scott Wilson; a Steven Ginsberg; a Peter Wallsten; a Dan Balz; a Lucy Shackelford; y a toda la plantilla del Post.

Quiero darles las gracias a mis viejos compañeros y amigos que trabajan o trabajaban en el Post: Don Graham, Sally Quinn, David Maraniss, Rick Atkinson, Christian Williams, Paul Richard, Patrick Tyler, Tom Wilkinson, Leonard Downie Jr., Marcus Brauchli, Steve Coll, Steve Luxenberg, Scott Armstrong, Al Kamen, Ben Weiser, Martha Sherrill, Bill Powers, Carlos Lozada, Fred Hiatt, John Feinstein y al editor Fred Ryan.

Muchas gracias a Michael Kranish y a Marc Fisher, que reunieron a un grupo de reporteros del Post, entre los que yo me encontraba, para informar sobre Trump antes de las elecciones. El resultado fue el libro de Marc y Michael, Trump Revealed [Trump al descubierto], una de las mejores fuentes de información sobre el que acabaría siendo nuestro presidente. Incluye más de veinte horas de entrevistas con Trump.

Todos aquellos que siguen contratados en el Post o que mantienen alguna conexión con él, deben estar agradecidos de que Jeff Bezos, fundador y director ejecutivo de Amazon, sea el propietario de este diario. Ha empleado su tiempo y una gran cantidad de dinero en otorgarle al periódico recursos extra en cuanto a edición y reportajes para poder realizar investigaciones exhaustivas. La cultura del periodismo independiente sigue viva gracias al riguroso apoyo de Katherin Graham y Don Graham.

Es gracias al periodismo, a la redacción y a los libros que han venido antes de este que se ha podido hacer un libro sobre el presidente actual. Hay muchísima información sobre Trump que ya se ha publicado en este vórtice de noticias continuas. Más que un ciclo, se ha convertido en un flujo constante. Este libro está basado en mis propios reportajes, pero es inevitable que haya algunas ideas o información que nos han aportado otras publicaciones o fuentes de noticias, ya sea directa o indirectamente. Les debo una muy grande a todos los que han escrito sobre Trump en los tiempos políticos que corren, especialmente al Washington Post, el New York Times, el Wall Street Journal, Axios y Politico.

Robert B. Barnett, mi abogado, consejero y amigo, de nuevo ha hecho un trabajo excelente. Fiel a su idea de volcarse por completo en sus clientes, cumplió con todas mis expectativas. Bob sabe más que nadie sobre la política de Washington y las publicaciones de Nueva York, y usa esa sabiduría con ingenio y devoción para ayudar a sus clientes.

Evelyn y yo tenemos la suerte de poder disfrutar de la presencia, el cuidado y la amabilidad de Rosa Criollo y Jackie Crowe.

Todo mi amor y mi aprecio a Tali Woodward, mi hija mayor y directora del máster en Arte de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. Siempre me da buenos y sabios consejos. Y todo mi cariño a su marido, Gabe Roth, y a sus dos niños, Zadie y Theo, mis nietos.