Romain Parmentier - La caída de Constantinopla
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- Libro:La caída de Constantinopla
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2016
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La caída de Constantinopla: resumen, descripción y anotación
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Constantino XI Paleólogo, también llamado Dragases (1403-1453), es el último emperador romano de Oriente, testigo de la caída de Constantinopla. Constantino XI, hijo menor del emperador Manuel II (1348-1425), no está destinado a ocupar el trono de Bizancio. Por ello, cuando Manuel II se encuentra agotado por años de conflictos, nombra en 1421 coemperador a su hijo mayor, Juan VIII (1390-1448). Será con tal estatus que este último emprenderá un primer viaje a Occidente en 1423-1424 para buscar ayuda frente a una amenaza otomana cada vez más imperante. El joven Constantino XI Paleólogo, encargado de garantizar la regencia del Imperio durante la ausencia de su hermano, se convierte así en déspota (título más elevado en la titulatura imperial).
En 1425, tras el fallecimiento de Manuel II, Juan VIII se convierte en el único emperador reinante. Le atribuye el gobierno de Morea, la última provincia estable del Imperio, a tres de sus hermanos (Constantino XI, Teodoro y Tomás). Constantino XI Paleólogo se convierte así en déspota de Morea en Vostitsa de 1427 a 1437, antes de volver a ser regente del Imperio de 1437 a 1440, durante un nuevo viaje de su hermano a Occidente, cuyo objetivo es poner fin a las disputas religiosas y favorecer la preparación de una nueva cruzada contra los otomanos. Cuando el emperador regresa, Constantino XI prosigue con su papel de déspota en Morea. Pero en 1443, cuando este último le ofrece la ciudad de Selimbria a su hermano Teodoro a cambio de Mistrá (ciudad de Morea), la situación cambia. Aunque continúa dirigiendo la provincia junto a su hermano Tomás, ahora dispone de la parte más rica y vasta de Morea.
El destino de Constantino XI da un vuelco en 1448, cuando fallece su hermano Juan VIII. Como este no tenía heredero, le corresponde el trono de Constantinopla. El 6 de enero de 1449 es coronado basileus (título bizantino que designa al emperador). Pero el honor del cargo está acompañado de numerosas responsabilidades, entre ellas la de enfrentarse a los otomanos. No obstante, la situación es desesperada: con el paso del tiempo, el enemigo ha logrado rodear lo que quedaba del Imperio. Como consecuencia, Constantino XI se ve forzado a reclamar a su vez el apoyo de las potencias Occidentales. Su obtención tiene un precio: en 1452, se ve obligado a proclamar la unión y la sumisión de la Iglesia de Oriente al papado romano, hecho que provoca el gran descontento de la población de Constantinopla. Con todo, esta última concesión del Imperio bizantino será en balde: no llegará ninguna ayuda de Roma en 1453.
Mientras tanto, el sultán Mehmed II ha decidido acabar con el Imperio bizantino. La capital bizantina es asediada en abril de 1453. A pesar de los pocos efectivos de los que dispone, Constantino XI organiza la defensa de la ciudad y cierra con una larga cadena el Cuerno de Oro (el puerto natural de Constantinopla). Asimismo, lidera a 3000 hombres para defender el muro terrestre de la ciudad a la altura de la puerta de San Román. A continuación transcurren 55 días de resistencia. Antes del asalto final del 29 de mayo de 1453, Mehmed II le propone a Constantino XI la soberanía de Morea a cambio de la capitulación de la ciudad, pero el emperador lo rechaza y responde que prefiere sacrificar su vida antes que rendirse. Esta decisión determina su destino y el de Constantinopla: el ataque turco es irreprimible. No obstante, Constantino XI, seguido de algunos fieles, se lanza al combate armado con una espada y muere heroicamente, poniendo fin a un largo linaje de emperadores romanos. Nunca se encontrará su cuerpo.
Mehmed II es el séptimo sultán del Imperio otomano y el instigador del asedio de Constantinopla de 1453. Hijo del sultán Murad II, accede por primera vez al trono otomano en 1444, con solo 12 años. Hoy en día, los motivos que llevaron a que su padre abdicara en su favor siguen siendo un misterio. Sin embargo, la juventud del nuevo sultán resulta ser un grave inconveniente: la creciente influencia de sus preceptores sobre el gobierno del Imperio acaba por suscitar la oposición no solo de grandes notables, siendo el más célebre de entre ellos Halil Pasha (gran visir del Imperio otomano de 1439 a 1453), sino también del ejército. Entonces, Murad II vuelve a ser llamado al trono en 1446, poniendo fin al primer reinado de Mehmed II.
Esta vez, en 1451, es la muerte de su padre la que le llama al trono. Los cinco años que separan sus dos reinados le han permitido al joven sultán perfeccionar su educación e iniciarse en las cuestiones militares y de Estado. Ahora, Mehmed II está preparado y solo tiene un objetivo: tomar definitivamente Constantinopla y lograr lo que su padre no había conseguido en 1422. Sin embargo, el joven sultán no se lanza con los ojos cerrados a un asedio mal preparado, más bien al contrario. Durante dos años, aísla progresivamente Constantinopla para evitar la entrada cualquier ayuda cuando llegue el momento. En abril de 1453 emprende el asedio de la capital bizantina, de la que se apodera a finales de mayo. A partir de ese momento, Constantinopla se convierte en la capital del Imperio otomano y Mehmed II es apodado el-Fātiḥ, es decir, «el Conquistador».
Las conquistas de Mehmed II no acaban ahí. Respaldado por su victoria, el sultán inicia maniobras para anexionarse definitivamente Serbia. A partir de 1454, emprende la conquista de este territorio, que continúa hasta el asedio de Belgrado en 1456. La empresa se salda con una derrota. Los otomanos tienen que esperar tres años para, por fin, adueñarse completamente de Serbia. A continuación, Mehmed II se pone manos a la obra para tomar los últimos vestigios del Imperio bizantino sometiendo en 1461 el Despotado de Morea y el Imperio de Trebisonda. Dos años más tarde le toca someterse a Bosnia, seguida de Albania en 1467. A partir de entonces, los Balcanes están en manos del Imperio otomano. Así mismo, y de manera progresiva, el sultán conquista los emporios genoveses y venecianos situados a orillas del Mediterráneo occidental y el mar Negro, y avasalla Crimea.
Hasta el final de su vida, Mehmed II lleva a cabo campañas de conquista, aumentando así el poder y la extensión de su Imperio. Según algunas fuentes, muere envenenado en el año 1481, cuando cuenta con 49 años.
Para lograr su objetivo, Mehmed II prepara ya desde hace varios meses el aislamiento de Constantinopla. Ahora es el momento de reunir a su ejército. Es el momento de movilizar a todos los contingentes de los que dispone, así como los de sus vasallos. En total, se reúnen alrededor de 80 000 soldados bajo la bandera del sultán, entre ellos 10 000 jenízaros, la infantería de élite de Mehmed II. Este dispone también de más de 100 navíos, la mayor flota jamás reunida por los otomanos. Sin embargo, será la artillería la que marcará la diferencia durante el asedio: de hecho, es la primera vez que se utiliza en un número tan elevado. Así, se disponen frente a la muralla catorce baterías, formadas cada una de ellas por cuatro grandes cañones. La pieza maestra de este dispositivo es el cañón de Orbón (nombre del ingeniero húngaro que la concibió, fallecido en 1453), famoso por su imponente tamaño (ocho metros de largo) y por su capacidad de disparar proyectiles de 600 kilogramos —una verdadera proeza técnica para la época—. Hacen falta al menos 200 soldados y 60 bueyes para transportarlo hasta Constantinopla, y su objetivo es destruir las antiguas murallas de la ciudad.
La situación de Constantinopla parece más que desesperada ante este colosal ejército. La ciudad, abandonada por los países occidentales, ya solo puede confiar en sus débiles efectivos y en algunos contingentes auxiliares extranjeros. En sus escritos, Jorge Frantzés (1401-1478), consejero de Constantino XI e historiador, afirma que hay 4973 hombres listos para el combate, incluyendo a los religiosos y a los monjes. A esto se le añaden de 2000 a 3000 soldados extranjeros llegados principalmente de Venecia y de Génova, cuyo contingente más conocido es el del capitán genovés Giovanni Giustiniani Longo (
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