Pilar Urbano - La pieza 25
Aquí puedes leer online Pilar Urbano - La pieza 25 texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2017, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:La pieza 25
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2017
- Índice:3 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
La pieza 25: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La pieza 25" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
La pieza 25 — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La pieza 25 " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
M i sincero agradecimiento a quienes con sus informaciones o con sus documentos han sido fuentes inestimables en mi trabajo de reconstruir paso a paso la azarosa instrucción de la Pieza 25,conocida popularmente como Caso Nóos. Todos ellos han hecho posible este libro:
El fiscal Anticorrupción Pedro Horrach; la abogada del Estado, acusadora particular representante de la Comunidad Autónoma de les Illes Balears, Mariángeles Berrocal; el inspector de Hacienda y exdelegado de la Agencia Tributaria en Baleares Raúl Burillo; los policías de la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal), comisario jefe Antonio Cerdá, inspectora Julia Vázquez Piñeiro, oficial Javier Ruiz; el catedrático de Economía y exconseller de Economía y Hacienda del Govern Balear Joan Manera; los letrados defensores Ángel Aragón Saugar, Manuel González Peeters, Mario Pascual Vives, Juan Piña Miguel; la letrada de la acusación popular Virginia López Negrete, representante del sindicato Manos Limpias; el fiscal de la Audiencia Nacional Daniel Campos, acusador en el Caso Nelson contra Ausbanc y Manos Limpias; los testigos Carles Macià, notario de Barcelona, y Juan Pablo Molinero, asesor jurídico-deportivo del equipo ciclista Banesto y actualmente del Movistar Team; los imputados José Luis Pepote Ballester Tuliesa y Diego Torres Pérez.
Agradezco así mismo las clarificadoras conversaciones con Carlos Dívar Blanco, expresidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo; con Eduardo Torres-Dulce Lifante, exfiscal general del Estado y fiscal de sala ante el Tribunal Constitucional; y con Diego Gómez-Reino Delgado, presidente de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca.
Debo un punto y aparte de reconocimiento especial al juez José Castro Aragón que, una vez concluida su instrucción de la Pieza 25 y liberado del secreto sub iudice, no solo me dedicó generosamente muchas horas de conversación —presenciales en su domicilio y telefónicas entre Palma y Madrid—, sino que confió en mí brindándome el relato inédito de sus vivencias personales a lo largo de la investigación del Caso Nóos, no pocas veces tensa y procelosa, pero siempre apasionante.
En una ocasión me dijo: «Quizás intentaron presionarme; pero debo de estar blindado, porque no me hicieron mella esas presiones». Y en otra: «Yo hice mi trabajo y nada más; en algo habré acertado y en algo me habré equivocado, somos humanos, pero todas mis resoluciones las tomé en conciencia, ley en mano y con toda honestidad».
El juez Castro baja de su dormitorio hacia la sala-comedor donde trabaja. La escalera es curva y estrecha, pero conoce bien la altura de los peldaños y desciende sin encender la luz ni hacer ruido. Por algún repliegue de su despensa cerebral resuena amortiguado el saxo alto de Charlie Parker. Posiblemente lo ha escuchado mientras dormía. Fue lo último que oyó en Spotify cuando apagó el ordenador y se fue a la cama.
Now’s the time. Ahora es el momento…
Why don’t you come over ’bout a quarter to nine? ¿Por qué no vienes a las nueve menos cuarto?
So why not you come over ’bout a quarter to eight? Entonces, ¿por qué no vienes a las ocho menos cuarto?
So why don’t you come over ’bout a quarter to two? ¿Por qué no a las dos menos cuarto?
If you can come early… I’ll never be late. Si pudieras venir temprano… Yo nunca llegaré tarde.
Sigue tarareando mentalmente las frases más fáciles. El inglés no es su fuerte. El jazz tampoco. Sin embargo lo siente como un amigo con quien no necesita hablar para entenderse.
Deben de ser las cuatro de la madrugada. Se despereza. Extiende los brazos dos veces, tres, cuatro. No ha dormido ni tres horas y se ha levantado con ganas de meterle un empujón al texto que tiene entre teclas.
If you can come early… I’ll never be late.
Las luces de fuera, de los barcos pesqueros atracados en la ensenada del Molinar, se cuelan por los ventanales y le bastan para no tropezar por la sala. Va hacia su mesa camilla de trabajo. Una mesa rinconera invadida por el ordenador Apple Mac, el monitor, el teclado blanco y el ratón. «¡A quien se le diga que Su señoría dispone de honras, haciendas y libertades en un redondel de ochenta centímetros! Pero no necesito más carpintería».
Es diciembre. El frío es húmedo. Enciende el radiador, lo pone a tope. A través de los cristales mira el puerto. Las farolas de las barcas se balancean. Va a sentarse a escribir, pero se le ocurre que a su vieja Leica aún le quedan dos o tres fotogramas vírgenes en el cartucho. Dentro de poco se trasladará a otra casa y no podrá disfrutar de esta vista. La mar así, al alcance de la mano. Encuadra el puerto. Reduce la velocidad del obturador para conseguir más luz sin usar el flash. Clic, clic. Dos disparos.
¡Lo que no habrá visto su Leica! Escenas familiares destartaladas con David, Daniel y José, sus tres hijos, cada vez más crecidos. Fotos furtivas a un amigo enfundado en una camiseta del Real Madrid. A otro con media curda y brindando eufórico por quién sabe qué. A su hermana María cimbreando unas seguiriyas con cara de drama. Escenarios donde se han cometido crímenes: atropellos en carretera, desvalijamientos, atracos, alunizajes. Primeros planos de mujeres con el rostro, la espalda o los brazos amoratados por palizas. La inspección ocular en el lugar de un asesinato. La vieja Leica suplía muchos días y noches de guardia la carencia judicial de instrumentos.
Se sienta ante la pantalla. Hace dos días que está redactando el «Auto de Apertura de Juicio Oral» de las Diligencias Previas 2677/08. Es el último «capítulo» de la Pieza Separada n.º 25, el Caso Nóos. Final de trayecto después de cinco años de investigación. Un Sumario de 104 tomos, 45 000 folios de texto más otros 30 000 de documentos anexos, 329 declaraciones de imputados, testigos y peritos, con 18 acusados. Fianzas por valor de 61 355 364 euros. Y un total de 107 años de cárcel, a petición del fiscal, más los que solicita la acusación popular Manos Limpias.
La otra mañana, uno de esos periodistas listillos que se le acercan al salir del juzgado buscando una exclusiva con ambición de premio Pulitzer, mientras se calaba el casco motero, le preguntó a quemarropa:
—Señor juez, ¿cómo empezó esto?
—Cómo empezó ¿qué?
—El Caso Nóos.
—Buffff… Perdona, es una larga historia. Quizás en otro momento habrá ocasión.
Ahora, en lo que tarda el Apple Mac en ponerse en marcha y aceptar la contraseña, Castro se hace a sí mismo esa pregunta: ¿cómo diablos empezó esto?
Judicialmente lo que no consta en la causa no existe. Y los orígenes de una instrucción, los «antes de antes», los indicios fragmentarios, las intuiciones, las sospechas… son historias que se adespensan en la memoria de uno, o se anotan en la agenda personal, o se olvidan; pero no constan. Y si no constan, no existen. Pero ¡claro que existen! Van con uno. Como va esa melodía del saxo de Charlie Parker.
«Mira que le he dado vueltas intentando recordar de qué modo me llegó la primera noticia de aquellos foros, Illes Balear Forum, que organizó el Instituto Nóos a cargo del Govern de Jaume Matas. Sería un dato suelto que así sin más no me decía nada… La verdad es que ni el fiscal Pedro Horrach ni yo buscábamos los foros, ni sabíamos que existiera el Instituto Nóos, ni mucho menos andábamos a la caza de Iñaki Urdangarin. Tampoco fue un asunto que alguien viniera a denunciar, zas, en bloque como un queso y de una vez. No, no, sé que fuimos dando con él por pequeños hallazgos fragmentarios, un elemento, otro, otro…».
Vuelve a la pantalla. Despliega el listado de carpetas y subcarpetas del «Sumario Palma Arena» entre 2008 y 2014:
«El fiscal y yo estábamos en esto, el Caso Palma Arena, un velódromo ciclista descomunal. En principio era solo investigar cómo, por qué y en beneficio de quién se había disparado bastante más del doble el coste previsto de esa obra. Luego se fue convirtiendo en un parto múltiple de nunca acabar. Lo comparaba con una
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «La pieza 25»
Mira libros similares a La pieza 25. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro La pieza 25 y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.