Joffrey Liénart - Jacques Cartier

• ¿Nacimiento? En 1491 en Saint-Malo (Francia).
• ¿Muerte? En 1557 en la misma ciudad.
• ¿Objetivos de la expedición?
  • Descubrir una vía marítima que conduzca a Asia.
  • Explorar los territorios septentrionales del Nuevo Mundo.
  • Fundar una colonia francesa.
• ¿Regiones del mundo exploradas?
  • La bahía y las ribas del río San Lorenzo.
• ¿Principal descubrimiento?
  • El río San Lorenzo.

Después de Cristóbal Colón (navegante genovés, 1450/1451-1506) y el descubrimiento accidental de una parte del continente americano, otros exploradores tienen la ambición de encontrar una nueva ruta hacia Asia y, por lo tanto, de explotar nuevas tierras y sus riquezas. Además de estos aspectos económicos, los viajes —que se hacen en nombre de los reyes europeos— son una oportunidad para conquistar nuevos territorios y, de este modo, para aumentar el poder de los monarcas en el resto del mundo.

Para calmar la rivalidad creciente entre Portugal y España, el papa Alejandro VI (1431-1503) emite una bula (documento oficial que promulga un acto jurídico) titulada Inter Caetera, que tiene como objetivo ratificar la división del mundo conocido en dos: los españoles ahora son dueños de las tierras situadas al oeste de las Azores y del Cabo Verde —es decir, el Nuevo Mundo, con la excepción de Brasil— y los portugueses, por su parte, consiguen el control del Este, en el cual se incluyen las tierras africanas que ya cuentan con algunas de sus factorías comerciales.

Excluidas de todas estas negociaciones, Inglaterra y Francia no ven con buenos ojos esta nueva división del mundo. Estos Estados sienten la urgente necesidad de imponerse en la escena política ordenando expediciones. Así, en 1496, Inglaterra coloca a Juan Caboto (navegante italiano, c. 1450-1500) a la cabeza de una expedición hacia el norte del continente americano, marcando el comienzo de una aventura que, casi cuarenta años más tarde, conducirá directamente a las exploraciones de Jacques Cartier.

Aprovechando el contexto favorable para este tipo de empresas, Jacques Cartier, marinero de profesión y notable de Saint-Malo, propone la exploración de las tierras de América del Norte al rey de Francia, Francisco I (1494-1547), y este acepta la propuesta.

Retrato del rey Francisco I.

¿SABÍAS QUE…?

A continuación, presentamos algunas fechas importantes de la exploración de América del Norte:

• en 1497, el navío de Juan Caboto, el Matthew, echa el ancla en la costa de Terranova;
• tres años después, entre 1500 y 1501, Portugal envía a Gaspar Corte Real (explorador portugués, 1450-1501) para hacer valer sus derechos sobre esas tierras;
• en 1524, por cuenta de Francia, Giovanni da Verrazzano (navegante y explorador italiano, 1485-1528) efectúa una expedición a lo largo de la costa de Florida y de Terranova. Este periplo lo conduce a descubrir, entre otros lugares, la bahía de Nueva York.

Retrato de Jacques Cartier.

Jacques Cartier debe su extraordinario destino principalmente a una serie de circunstancias favorables. Nacido en 1491 en Saint-Malo, apodada «la ciudad corsaria», el joven Cartier rápidamente da sus primeros pasos en el mar. Algunos de sus biógrafos afirman que ya desde muy temprano habría navegado hacia Terranova e, incluso, hacia las tierras brasileñas. Así pues, parece ser un marinero experimentado y reconocido. Probablemente por esta razón, en 1520 consigue la mano de Catherine des Granches (1499-1575), hija de Jacques des Granches, caballero del rey y condestable de Saint-Malo. El ascenso social del personaje parece estar en su punto álgido.

En 1533, el papa Clemente VII (1478-1534) intercede a favor del rey de Francia, Francisco I, y vuelve a los términos de la bula Inter Caetera indicando que el documento solo se aplica a los territorios conocidos en el momento de su escritura. Gracias a estos ajustes, Francia ahora puede aventurarse oficialmente en los territorios septentrionales de América, lo que permite que el rey pueda poner en marcha el proyecto que ha desarrollado con Jacques Cartier.

Algunos años atrás, Cartier conoce al rey gracias a su pariente cercano Jean le Veneur (fallecido en 1543), abad socio comanditario del Monte Saint-Michel y gran capellán de Francia. Este encuentro real sellará el destino del marinero Jacques ya que, el 20 de abril de 1534, dos barcos y 61 marineros salen del puerto de Saint-Malo bajo su mando.

El propósito de su viaje es encontrar una nueva ruta marítima que conduzca a Asia. Pero, sobre todo, esta primera exploración es la oportunidad de ir más allá del estrecho de Belle Isle, en el norte de Terranova, y de cartografiar los alrededores del golfo de San Lorenzo. Al año siguiente, vuelve a dejar su tierra para llevar a cabo una segunda expedición con la que se adentra más profundamente en el continente. Esta vez, el capitán Jacques Cartier y su flota —formada por tres embarcaciones y 110 hombres— remontan varios cientos de kilómetros el río San Lorenzo hasta Hochelaga (poblado iroqués que estaba situado en el territorio de la actual Montreal). Se realiza una última expedición entre 1542 y 1543 para establecer una colonia en los territorios recién descubiertos. Entonces, se funda una primera ciudad llamada Charlesburgo Royal —cerca de la actual Quebec—. Este será el último viaje de Jacques Cartier a Canadá.

Cuando regresa al Viejo Continente, intenta traer de vuelta piedras preciosas y oro para impresionar al rey. Desafortunadamente para él, las primeras resultan ser cuarzo y, lo segundo, pirita. Este infortunio ha pasado a la posteridad con el proverbio francés «faux comme un diamant du Canada», es decir, «tan falso como los diamantes de Canadá», que demuestra el descrédito que sufrió el explorador ante sus contemporáneos. Finalmente, Jacques Cartier regresa definitivamente a Saint-Malo, donde es considerado un notable.

Fallece en 1557, con 66 años, sin dejar descendencia legítima, a pesar de que se le considera padre de una nueva nación.

A partir de los años 1540, el crecimiento demográfico impulsa a los países europeos a extenderse. Esta evolución rápida e inesperada, que se produce tras las grandes epidemias de peste de los siglos XIV y XV, multiplica por dos las jóvenes poblaciones de los reinos y conduce a una recuperación económica. Para que la sociedad pueda seguir evolucionando, surge la necesidad de disponer de más metales preciosos. Hasta el siglo XVI, el oro procede esencialmente de África y, más concretamente, de Guinea, donde algunas caravanas saharianas lo transportan hacia Europa. Pero estos viajes terrestres tienen un coste extremadamente elevado y, muy pronto, aparece la idea de transportar el preciado metal por vía marítima, permitiendo así también el acceso a las especias orientales, muy solicitadas.

¿SABÍAS QUE…?

Según el historiador francés Lucien Febvre (1878-1956), las caravanas saharianas de los siglos XV y XVI eran más rentables que las mejores flotas mercantes europeas. En efecto, unas 1500 toneladas de mercancías transitaban a lomos de 15 000 camellos, mientras que los navíos de la época no podían transportar más de 400-500 toneladas.