CONTENIDO GENERAL
PRESENTACIÓN
E STE LIBRO FORMA PARTE DE UNA COLECCIÓN de 16 volúmenes en los cuales se analizan los grandes problemas de México al comenzar el siglo XXI y se sugieren algunas ideas acerca de las tendencias de su desarrollo en el futuro cercano. La realización de este proyecto ha sido posible gracias a la colaboración de un grupo de investigadores, quienes con su experiencia académica enriquecen el conocimiento en torno a la situación actual de nuestro país. Los temas que se abordan son: población, desarrollo urbano y regional, migraciones internacionales, medio ambiente, desigualdad social, movimientos sociales, educación, relaciones de género, economía, relaciones internacionales, políticas públicas, instituciones y procesos políticos, seguridad nacional y seguridad interior, y culturas e identidades. El Colegio de México continúa así su tradición de publicar obras colectivas y multidisciplinarias para comprender mejor la sociedad mexicana y los problemas que enfrenta hoy día. Ésta es nuestra manera de participar, desde el ámbito académico, en la conmemoración del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución. Agradecemos a la Secretaría de Educación Pública el apoyo para la realización de este proyecto.
INTRODUCCIÓN GENERAL
E N MÉXICO, EL DINAL DEL SIGLO XX SE CARACTERIZÓ POR LAS MODIFICACIONES ocurridas en las relaciones intergenéricas. A ello han contribuido múltiples actores sociales desde diversos ámbitos de acción.
Los movimientos de mujeres en el país han sido un factor fundamental en las transformaciones experimentadas. De la realización del Primer Congreso Feminista en 1916, en Yucatán, al día de hoy se ha recorrido un largo e intenso camino en el cual se han configurado destacadas vertientes del movimiento de mujeres, todas ellas en lucha a favor de relaciones más igualitarias y en contra de la subordinación, la desigualdad y la discriminación. Su impulso ha logrado introducir los debates feministas en el discurso social y algunos cambios en la vida de las personas.
La celebración en nuestro país de la Primera Conferencia Internacional de la Mujer (1975), que inauguraría las actividades del Año Internacional de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas y en la cual se declararía el periodo 1975-1985 como la Década de la Mujer, instaló en el escenario nacional las demandas por la integración plena de las mujeres al desarrollo, la eliminación de la discriminación, la igualdad en educación, empleo, tierra, crédito y por la equidad de género.
También la fundación y desarrollo de numerosos centros de estudio de las mujeres y de relaciones de género han influido considerablemente en estos cambios. El Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer ( PIEM ) en El Colegio de México y el área de Investigación “Mujer, Identidad y Poder” en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, creados en la década de 1980; el Programa Universitario de Estudios de Género ( PUEG ) de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Programa Institucional de Investigación sobre Relaciones de Género de la Universidad Iberoamericana, plantel ciudad de México, en los noventa, fueron los primeros de muchos otros que hoy existen en instituciones de educación superior del país.
Se debe enfatizar que el cuestionamiento al orden que regula las relaciones entre los hombres y las mujeres ha tenido efectos no sólo en el modo de vida de las y los mexicanos, sino también en la manera de estudiar la realidad social. A diferencia de otras categorías analíticas, como las de “clase social” o de “etnia”, la categoría “género” es de creación reciente. En el mundo anglosajón empezó a usarse tímidamente en las ciencias sociales a mediados de la década de 1970, para cobrar realmente presencia en el transcurso de los años ochenta, gracias a académicas feministas como Gayle Rubin, Jill K. Conway y Joan W. Scott. En el ámbito universitario mexicano, la categoría de “género” se quedó en la sombra hasta principios de los años noventa y, desde hace unos 20 años, se ha convertido en un instrumento analítico cada vez más utilizado. Hoy en día, asociamos espontáneamente al término “género” las cuestiones de lo masculino y de lo femenino, los procesos sociales, su interiorización por hombres y mujeres, así como los efectos de estas asignaciones sociales sobre diferentes comportamientos que se expresan en muchos ámbitos de la vida cotidiana. Sin embargo, antes de que estas asociaciones de ideas hubieran podido instalarse de forma duradera en las mentes, el camino a recorrer fue largo y empezó por un debate profundo sobre el uso de los conceptos “sexo” y “género”. Se trataba de demostrar que el sexo, como diferencia inscrita en los cuerpos, no generaba naturalmente la diversidad de las encarnaciones y de las distinciones que hacíamos entre las categorías de lo masculino y de lo femenino. En otras palabras, se trataba de entender cómo lo social transformaba el sexo en género y, a su vez, el género se convertía en un principio omnipresente de aprehensión del mundo social. Introducir una perspectiva de género en las explicaciones de procesos sociales, económicos y políticos ha permitido reelaborarlas críticamente, incorporando el análisis de las relaciones sociales basadas en la diferencia sexual en tanto ámbito de producción y reproducción de desigualdades.
Los estudios pioneros, entonces llamados “estudios de la mujer” y no de género, iniciarían una línea orientada a documentar y hacer visible la actividad de las mujeres en diversas esferas sociales, como la política, la ciencia y el arte. A éstos se han sumado análisis de género que, a partir de diversas disciplinas, han abordado temáticas tradicionales que muestran la manera en que la diferencia sexual se transforma en desigualdad. Entre estas temáticas podemos mencionar los mercados de trabajo, la familia, la participación política y la migración. Otros estudios se han enfocado en tópicos surgidos del replanteamiento realizado por otras investigaciones ya existentes, ahora vistas desde una perspectiva de género. Por ejemplo, nuevos planteamientos han iluminado la cuestión de los derechos reproductivos, la violencia de género, el cuerpo como lugar de inscripción de los fenómenos de la sociedad y de las diversas sexualidades, la cultura y los procesos de identidad. El presente volumen reúne 12 capítulos que dan cuenta de estas formas de generar conocimiento en torno a la diferencia sexual que se transforma en desigualdad.
El objetivo de esta antología es abordar temáticas que transmiten las importantes transformaciones experimentadas en las relaciones de género en México. Para ello se seleccionaron 12 temas que se presentan en alguno de los tres campos centrales a partir de la perspectiva de género: el poder, el cuerpo y la cultura, ya que en estos ámbitos es posible observar los vínculos y los entrecruzamientos que definen las relaciones de género.
La primera parte del volumen se denomina “Entornos de poder”. En ésta se presentan seis capítulos cuyo denominador común es mostrar que las transformaciones en las relaciones de género tienen que ver, fundamentalmente, con cambios en las relaciones de poder. Los tópicos abordados en esta sección dan cuenta de ello: política pública, violencia de género, ser hombre como categoría política, movimientos de mujeres indígenas y lésbico-gay, y construcción de nacionalismo. En los trabajos contenidos en esta sección se evidencia cómo “lo femenino” está comúnmente colocado en espacios carentes de poder y se analizan prácticas, valores y normas culturales que sustentan este orden de género.
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