Véronique Vesiez - Toma decisiones y asúmelas

Véronique Vesiez, 2017

Traducción: Laura Soler Pinson

Editor digital: Titivillus

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• ¿Problemática? ¿Cómo supero la dificultad de tomar decisiones y asumirlas?
• ¿Utilidad? Tomar decisiones profesionales pensadas es determinante para el equilibrio y ayuda a avanzar de una forma plenamente consciente hacia los objetivos que nos hemos fijado.
• ¿Contexto profesional? Gestión de carrera, evolución profesional.
• ¿Preguntas frecuentes?
  • ¿Qué pasos sigue mi cerebro para tomar una decisión?
  • ¿Cuáles son las consecuencias de una «no elección»?
  • ¿Tengo que fijar unos límites a mis decisiones?
  • ¿Se puede hablar de buenas o malas decisiones?
  • ¿En qué medida un mejor conocimiento de uno mismo permite tomar decisiones satisfactorias?
  • ¿Debo dejarme ayudar cuando tengo que tomar una decisión profesional importante?

En algún momento de la vida, todos nos enfrentamos a elecciones profesionales: elegimos una profesión, cambiamos de puesto, creamos una empresa, pasamos a un régimen de trabajo distinto, etc. Estas decisiones, ya sean pequeñas o grandes, salgan de nosotros o de un tercero, a menudo nos sitúan en una posición incómoda que llega a ser estresante en caso de indecisión.

Algunos dirán que «elegir es renunciar», tal y como afirmaba el escritor André Gide (1869-1951) para recalcar la dificultad del asunto. Pero más allá de una renuncia, elegir es enfrentarse a lo desconocido, asumir un riesgo —puesto que el final es incierto— y, de esta manera, dar una orientación a nuestra trayectoria, avanzar en una dirección concreta. Se trata de una apuesta necesaria para el futuro.

Por lo tanto, es fundamental que aprendamos a elegir, ya que esto nos permite modificar una situación que no nos satisface, conservar lo que tenemos o evolucionar hacia nuestros objetivos vitales, sin depender de los demás.

Pero concretamente, ¿cómo dejamos atrás la indecisión? ¿Cómo podemos estar seguros de nuestras decisiones y asumir la dirección que tomamos con total serenidad? ¿Cómo elegir lo que nos hace felices? Descubre en 50 minutos nuestros consejos prácticos para tomar decisiones profesionales satisfactorias y atenerse a ellas.

Los límites del enfoque racional

Las investigaciones en ciencias cognitivas demuestran que tomamos todas nuestras decisiones en dos tiempos. En primer lugar, reunimos datos y analizamos las opciones disponibles, lo que nos permite eliminar algunas. A continuación, comparamos las opciones que quedan para evaluar el compromiso y las acciones necesarios para cada una de ellas, así como sus consecuencias a largo plazo.

Cuanto más importante nos parezca la decisión, más intentaremos racionalizarla. Es el famoso método de una columna de pros y otra de contras. Esto permite arrojar luz sobre la situación distinguiendo las ventajas y los inconvenientes y evaluando las consecuencias sobre nosotros y sobre nuestro entorno. Pero, a menudo, esto no nos permite decidir. Además, una reflexión demasiado exhaustiva puede conducirnos a quedarnos en una «no elección», lo que genera ansiedad y culpabilidad.

Pensar, pero no demasiado

Los investigadores en neurociencias han observado que cuantos más datos recopilamos sobre un tema, más riesgo corremos de alejarnos de lo esencial. En efecto, el potencial de nuestro córtex prefrontal, responsable de nuestros razonamientos, solo puede gestionar una cierta cantidad de datos a la vez. Por lo tanto, demasiada información puede perjudicar nuestra lucidez y apartarnos de lo que realmente tiene valor.

Posibilidades infinitas

En otras épocas, vivíamos a través del grupo y nos ajustábamos a un destino que ya estaba definido desde que nacíamos. La cohesión y el equilibrio del grupo primaban por encima de nuestra felicidad personal. Al promulgar la libertad y la igualdad, las revoluciones y la democracia han individualizado la sociedad y han entregado a cada uno la responsabilidad de su propia felicidad. «La libertad ya no es solo una posibilidad, sino que se ha convertido en un deber. Pero al convertirse en una obligación, queda vacía de sentido» (Péronnet 2010), explica la filósofa e investigadora Michela Marzano (nacida en 1970).

La consecuencia es que, muy a menudo, nos vemos superados por la infinidad de opciones a la hora de elegir que se presentan ante nosotros y por la aplastante responsabilidad que recae sobre nuestros hombros.

La reaparición de los miedos

Cuando elegimos, hay un cierto número de factores que escapan a la razón, sobre todo nuestros miedos, que pueden frenar nuestra decisión. Según Lise Bourbeau (nacida en 1941), escritora canadiense de varios superventas y fundadora de la escuela Écoute Ton Corps («Escucha Tu Cuerpo»), existen miedos reales (cuando nos enfrentamos a un peligro real) y miedos «irreales», por ejemplo:

• miedo a asumir un riesgo;
• miedo a equivocarse;
• miedo a renunciar a algo;
• miedo a sentirse encerrado;
• miedo a decepcionar;
• etc.

Los miedos irreales, creados por nuestra mente, están relacionados con nuestras creencias que, en su mayor parte, se forman durante nuestra infancia como consecuencia de experiencias vividas, observadas o aprendidas. Para evitar que estas experiencias dolorosas vuelvan a repetirse, desarrollamos ciertos comportamientos con los que nos protegemos, pero que a la vez nos encierran.

Los mensajes limitadores

En base a los trabajos de Eric Berne (psiquiatra estadounidense, 1910-1970), fundador del análisis transaccional, el psicólogo estadounidense Taibi Kahler (nacido en 1943) identifica cinco mensajes llamados impulsores que influyen nuestros comportamientos:

• sé fuerte;
• sé perfecto;
• date prisa;
• esfuérzate;
• complace.

Estos mensajes, que integramos desde nuestra infancia a través de nuestra educación, de nuestra cultura y de nuestras experiencias, están en la raíz de las limitaciones que nos imponemos. Conocerlas y aceptarlas es aprender a volver a ser nosotros mismos y no quien se espera que seamos.

El miedo al cambio también está muy presente y arraigado en cada uno de nosotros. Tendemos a amar nuestras costumbres, ya que es más tranquilizador. Cambiar exige que salgamos de esa zona de confort, que nos dirijamos hacia lo desconocido sin tener la certeza de que las decisiones tomadas serán satisfactorias para nosotros.

En su libro ¿Quién se ha llevado mi queso?, el doctor Spencer Johnson (escritor estadounidense, nacido en 1940) destaca nuestros comportamientos frente a las dificultades y a los desafíos de la vida a través de la historia de cuatro pequeños personajes, los «liliputienses»:

• Fisgón, que identifica el cambio cuando empieza a manifestarse;
• Escurridizo, que desencadena la acción;
• Hem, que teme y rechaza el cambio porque le da miedo que le perjudique;
• Haw, que sabe adaptarse a tiempo en cuanto entiende que el cambio puede ser sinónimo de mejoría.

Por lo tanto, nuestra actitud frente al cambio es fundamental cuando nos vemos obligados a tomar una decisión profesional.

El desconocimiento de nosotros mismos

Lo que probablemente estemos buscando a través de nuestras decisiones es alcanzar la felicidad.

En opinión de Frédéric Lenoir (filósofo, sociólogo y escritor, nacido en 1962), «nuestros modos de vida acelerados nos impiden conectarnos con nuestro yo más profundo. Queremos hacerlo todo y nos falta tiempo» (Lenoir s.f.)