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Ediciones Siruela, S. A.
c/ Almagro 25, ppal. dcha.
Prefacio
¿Por qué a jóvenes como vosotros debería interesarles —y, quizá, incluso apasionarles— la economía? ¿Por qué es importante conocer sus reglas?
Porque vosotros, igual que nosotros, los adultos, vivís en un mundo económico. Porque las reglas de la economía —nos guste o no— condicionan nuestra vida, nuestras elecciones, nuestras necesidades y nuestras aspiraciones. Nuestro presente y nuestro futuro.
Conocer estas reglas, comenzar a comprenderlas en lugar de ignorarlas o, peor aún, sufrirlas, es necesario para entender el mundo en el que estamos inmersos; es necesario para evitar engaños y aprovechar oportunidades, pero también es una manera de adquirir conciencia sobre lo que somos y lo que podemos o queremos ser.
Día a día, cada uno de nosotros construye un fragmento de su propio futuro. En un primer momento, lo hacemos sin darnos cuenta; luego, con el transcurso de los años, cada vez de modo más consciente y responsable. Para los jóvenes como vosotros, el reto más fascinante es planificar el futuro para que vuestros sueños se cumplan y vuestros talentos se valoren, así como construir las bases para que este proyecto sea factible. El reto es, por tanto, aprender a elegir entre lo que tiene valor y lo que no lo tiene, entre lo que nos enriquece de conocimientos, experiencias y relaciones, y lo que nos empobrece, entre lo que nos ayuda a realizarnos y lo que nos dispersa y nos lleva a desperdiciar energía y talento.
Para tomar cada una de estas decisiones es necesario, entre otras cosas, tener un razonamiento crítico. Un razonamiento en cierto modo de naturaleza económica: una capacidad de pensar que nos ayude a valorar distintas opciones y a elegir la mejor.
La mejor elección puede tener un valor estrictamente personal, pero también social y universal, un valor para la comunidad, el país, el mundo en que vivimos.
Como decía un economista inglés al que conoceréis leyendo este libro, John Maynard Keynes: «La importancia del dinero deriva esencialmente de que es una conexión entre el presente y el futuro».
Queridos chavales, el futuro está en vuestras manos y en vuestra mente: saber un poco de economía, así como estudiar y forjar vuestra personalidad, os ayudará a alcanzar vuestros sueños.
Feliz lectura,
P ROFESOR F RANCO B ASSANINI
Presidente de la Fundación Astrid
Presidente de la Caja de Depósitos y Préstamos
Introducción
Hombres prehistóricos, reyes, magos, presidentes, mercaderes, chicos raros y ancianos barbudos, bolsas de valores, prima de riesgo, PIB, boom, crack, suspensión de pagos...
¿Qué hacen estas palabras tan raras junto a personajes tan peculiares?
Muy sencillo: nos ayudarán a conocer una materia muy singular, la ciencia económica, es decir, ¡la economía! Una ciencia que a veces puede parecer un poco incomprensible, pero que, en realidad, se ocupa de problemas muy concretos: estudia cómo consiguen las personas cubrir sus necesidades cotidianas y gestionar de la mejor manera sus propios recursos, tanto materiales como intelectuales.
Desde la prehistoria hasta nuestros días, los seres humanos siempre han buscado la mejor manera de alcanzar sus objetivos: comer, beber, ganar batallas, tener un gran castillo, ir al cine, comprar libros, ayudar a los demás.
Cada una de estas actividades responde a un esquema que puede ser reconducido a un razonamiento económico. En el transcurso de los siglos, los economistas han tratado de organizar estos razonamientos y de extraer reglas y teorías (modelos) que sirvan para describir los comportamientos de las personas y, sobre todo, para explicar sus decisiones.
Porque cada uno de nosotros, para obtener lo que desea, tiene que realizar acciones y decidir entre lo que le gusta y lo que le disgusta, lo que se puede permitir y lo que es demasiado caro para su bolsillo.
Cuando queremos comer un helado, por ejemplo, tenemos que comprarlo en la heladería. Para eso necesitamos dinero. Para conseguirlo, podemos hacer un trabajillo extra para nuestros padres, que nos recompensarán (¡o eso esperamos!) con algún tipo de paga. Con el dinero que hemos ganado, podemos por fin comprarnos nuestro rico helado. Pero antes tenemos que decidir a qué heladería ir: ¿a la que vende el helado más rico o a la que lo vende más barato?, ¿a la que está debajo de casa o a la que está en el centro?
A su vez, el heladero tiene que comprar los ingredientes necesarios para preparar el helado: leche, chocolate, fruta... Y para ello él también necesita dinero.
Comprar, vender, intercambiar, trabajar... Todas son acciones económicas necesarias para realizar o satisfacer nuestras necesidades.
Con la lectura de este libro comprenderemos cómo funcionan estos mecanismos y descubriremos muchas otras cosas interesantes. Charlando con importantes economistas descubriremos el significado de muchas de las palabras que escuchamos a diario en la televisión o en las conversaciones de adultos: débito, inflación, paro, salario, crisis financiera...
A fin de cuentas, un poco de economía no le viene mal a nadie, y quizá incluso nos ayude a cumplir alguno de nuestros sueños y a ser cada vez más felices.
Capítulo 1
TÚ ME DAS ALGO A MÍ, YO TE DOY ALGO A TI
El intercambio
Uno de los problemas fundamentales de la vida es conseguir satisfacer nuestras necesidades.
Arud es uno de los mejores cazadores de la prehistoria. Es tan bueno que consigue cazar casi cualquier tipo de animal del bosque.
Un día, vuelve a casa con un gran ciervo, haciéndosele la boca agua al imaginar una deliciosa cena con su familia.
Su hija Serif, al verlo llegar, no parece tan contenta.
—Papá, ¿qué nos has traído hoy?
—¡Un gran ciervo recién cazado!
—¿Carne otra vez? Pero... ¡papá!
—Serif, no hagas que me enfade. Aquí necesitamos comer, ¿no? ¿Y qué mejor que un suculento asado de ciervo?
—Tienes razón, papá, necesitamos comer, pero tú solamente nos traes carne. Yo hoy tengo ganas de probar algo distinto.
—¿Y qué quieres probar, a ver?