Silvia Adela Kohan
Recursos de estilo y
juegos literarios
Cómo dar fuerza y brillo a tu escritura
ALBA
1. Entra y verás
Empleo mi vida en vagar por el camino mientras guardo las flores de las cuatro estaciones en mis pensamientos.
Tagami Kikusha
A partir de aquí entras en un territorio mágico. Te darás cuenta de que las figuras de estilo han jugado siempre un papel esencial en tu escritura y en tu vida, en el que no habías reparado. Es tu oportunidad de saber por qué recurrir a ellas como tus mejores ayudantes. El propósito no es usarlas como artificios, sino para poder decir lo que necesitas con naturalidad, como hacen los maestros.
En principio, cuando mi editora me propuso el tema, desfilaron por mi mente los áridos manuales existentes desde mis años de estudiante. Y puesto que ya tenía una experiencia previa similar con Puntuación para escritores y no escritores y Gramática para escritores y no escritores, que curiosamente son los más vendidos, recurrí al método de darle la vuelta y lo convertí en un tema placentero, ya verás. Me pregunté: «¿Desde dónde lo abordo para que se me revele algo sorprendente que no haya dicho nadie sobre los secretos del estilo?».
La pregunta me abrió el camino hacia el asombro y la diversión.
Pasa y comprueba que con los recursos del lenguaje escribes más y mejor
Una de las cuestiones más complejas en la vida es comunicar a los demás un pensamiento o un sentimiento: que el interlocutor no lo malinterprete y el diálogo avance sin interferencias. Para ello, solemos apelar –inconscientemente– a las comparaciones, a las personificaciones, a la exageración, a la metáfora, a la elipsis y a tantas otras formas de los numerosos recursos que nos ofrecen las palabras. De hecho, cada persona tiene una conexión profunda entre su manera de ser y alguna figura retórica; por lo tanto, hacerlo a partir de ahora de manera consciente y ampliar el territorio conocido es la propuesta.
Surgieron así los diversos apartados referidos a la funcionalidad de cada recurso, un kit muy variado –figuras de construcción, de sentido, artificios sonoros, lexicales, de pensamiento, de sustitución, juegos de palabras, recursos míticos–, con una lista de «usos muy útiles», ejemplos, propósitos para su elección de los escritores experimentados, y ejercicios inspiradores.
Y comprobé que no hay temas aburridos, hay formas aburridas de contarlos. Y que no hay situaciones aburridas. Hay maneras aburridas de vivirlas.
Pasa y sabrás cómo expandir tu campo creativo
La meta es realizar una experiencia viva sobre las posibilidades del lenguaje. Fluir no es escribir mucho, como creen algunos. Es escribir con naturalidad, gracias a los recursos que circulan por este libro. Puedes abrirlo al azar y dar con lo que no esperabas o buscarlo sabiendo qué necesitas decir, a qué interlocutor, nutrir un texto que ya tienes esbozado y ampliarlo, condensarlo, ajustar el tono o el ritmo.
Pero atención : si escoges un recurso en especial, no descartes la posibilidad de combinarlo con otro que lo potencie o que te permita manifestar de un modo más convincente o novedoso eso que te bulle dentro. A menudo, unos sostienen o completan a los otros. Los más usuales subrayan lo fónico, la estructura y el significado o campo semántico. No es posible situar de modo exclusivo cada una de estas figuras en estos tres campos porque suelen incidir también en otros.
Pasa al salón de los maestros y verás sus beneficios en vivo y en directo
No dudes en copiarlos: como hacen los pintores, los escritores deberían ser copistas en sus inicios, y también más adelante. Lo dice André Malraux: «El artista que pinta manzanas no lo hace porque ame las manzanas, sino porque se ha enamorado de la manera en que Cézanne pintaba las manzanas». De eso se trata, y de superponer a uno y a otro hasta que de la mezcla asomen detalles que identifiques como propios.
2. Del camino interior hacia tus mejores recursos: «El estilo soy yo»
El estilo es la capacidad que uno tiene para entender los pensamientos.
Ricardo Piglia
El estilo y la estructura son la esencia de un libro; las grandes ideas son idioteces.
Vladímir Nabókov
El estilo es el resultado de la emoción y la percepción. La capacidad de transferirlas al papel lo convierte a uno en escritor.
Raymond Chandler
Al principio, sientes que trabajas con una enorme piedra a la que hay que cincelar, la materia del lenguaje es tosca, avanzas un poco a ciegas. Mientras tanto, las figuras de estilo y los juegos creativos te ayudan a alcanzar la soltura y el tono decisivo: cuando al fin encuentras la coincidencia entre tu mundo interno y la atmósfera del texto, percibes la sinceridad de esa atmósfera, te invade la dicha (que se refiere a una variante de la felicidad), pero –por si no lo sabías– etimológicamente la palabra proviene del latín dicta: las cosas dichas, o sea, que poder decirlo está asociado a la dicha. Sin embargo, aquí cabe una advertencia que solemos olvidar: cada persona interpreta o asocia a su manera íntima cada palabra que escucha.
La correlación acertada entre el deseo de que tu interlocutor capte esa interpretación personal y las figuras retóricas que escoges para ponerlo de manifiesto es lo que particulariza tu estilo.
¿Qué son?
Las figuras retóricas son formas de utilizar las palabras que, a pesar de que mantienen sus acepciones habituales, se alejan del uso habitual, debido a los cambios fónicos, gramaticales o semánticos que las particularizan.
Y como escribir no es copiar la realidad tal cual es en el orden o el modo que suceden los hechos, sino otorgarle un sentido esclarecedor o entretenido para el lector y la lectora, cada recurso contribuye a una modificación del uso habitual del lenguaje y al propósito de alcanzar una expresión innovadora.
Te permiten conseguir la meta que te propongas: persuadir, enseñar, entretener, emocionar, hacer reflexionar, inquietar, sugerir, etcétera.
¿Cuáles son esas metas en algunos casos específicos?
En el mundo de la publicidad, la meta es la persuasión; en el periodismo, la urgencia por atraer y mantener la atención del lector; en la ciencia, la claridad y el rigor; en la literatura, las metas son diversas, y con las figuras de estilo puedes expresar las sensaciones y dosificar sabiamente el silencio.
Si observas con atención a medida que lees cualquier tipo de texto, comprobarás que si capta tu atención no solo será porque el tema te interesa, sino por los recursos estilísticos que contiene.
Cada uno de los que incluyo en estos capítulos produce un efecto particular y desempeña determinadas funciones, que aclaro en cada caso.
¿Y los tropos?
Los tropos se diferencian del resto de las figuras porque los cambios de significado aparecen en los elementos lingüísticos empleados, como en el relato «No se culpe a nadie», donde la palabra principal es «pulóver» y otra figura, el contraste, cumple su función: pasa de ser algo placentero (da calor y abriga del frío), a ser algo macabro (conduce a la muerte), aludiendo a la etimología inglesa de la palabra «pull-over»: «acercar tirando/derribar, volcar». Es decir, que en «No se culpe a nadie» en el significado y el significante de la palabra pulóver está presente un juego mortal con las palabras.
¿De dónde provienen?
La elección de las figuras de estilo proviene de una necesidad consciente o inconsciente del escritor. Por consiguiente, prueba hasta dar con los recursos que te resulten más afines a tu temperamento, como medios idóneos para tirar del hilo y que se te revele algo más de ti.
Uno cree saber quién es y quiénes son los otros, pero, como nunca llegamos a alcanzar del todo ese conocimiento, saber qué recursos nos resultan más afines o más placenteros o simplemente descubrir los que usamos a menudo son caminos que nos permiten averiguar a qué se debe que elijamos unos y rechacemos otros. Cada recurso puede provenir de una predisposición personal.
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