Que las fuerzas de la Luz iluminen a los seres humanos.
Que el espíritu de la Paz se extienda por la Tierra.
Que los hombres de buena voluntad en cualquier parte se encuentren para cooperar.
Que el poder, el amor y la luz restablezcan en Plan infinito para el máximo beneficio de todos los seres.
PREFACIO
Desde que en 2008 dejé de lado mi trayectoria como economista y empecé a trabajar como coach, he tratado con decenas de personas de todo tipo y condición, en el ámbito empresarial y, sobre todo, particular.
Lo que he ido comprobando día a día es que la psique de las personas queda marcada por las huellas de cada uno de los acontecimientos de su vida, y estas huellas, para bien o para mal, influyen en el desarrollo de cada uno de nosotros como seres humanos. Ante las adversidades, poco a poco nos vamos contrayendo de forma natural y tendemos a cerrarnos cuando tenemos que enfrentarnos a los retos que nos plantea la vida. Estas marcas emocionales, si son negativas, van quedando incrustadas en el inconsciente, y tienen sus consecuencias, aunque no nos percatemos de ello. Son cicatrices que, si no se cierran, nos impiden desarrollar todo nuestro potencial. Los maestros de aikido afirman que lo que no reconocemos puede de verdad herirnos, mientras que lo que sabemos siempre se puede trabajar. Es cierto que no podemos cambiar los hechos de nuestra historia, pero sí podemos modificar la interpretación que de ellos hacemos, y esto provoca que muchas puertas que permanecían cerradas se abran.
Es dentro de este marco y con esta visión de la persona que ejerzo mi labor como coach, entrenadora mental y emocional, guía, o como queramos llamarlo. La satisfacción y la gratitud que mi trabajo me proporciona provienen de aliviar en lo posible las cargas que cada persona ha de sobrellevar en esta aventura que es la vida, dándole la mano durante una parte de su recorrido, con el fin de que pronto pueda volar solas más libre y más fuerte.
No debemos olvidar que tampoco podemos cambiar a los otros, pero sí podemos acompañarlos, estar junto a ellos para proponerles un camino que les permita superar su sufrimiento, salir del laberinto en el que se sienten atrapados, aplacar sus temores y ayudarlos a encontrar el sentido de su vida y las bases para construir un futuro más luminoso y prometedor.
Mi labor no es tratar trastornos psicológicos severos ni patologías psíquicas, mi labor consiste en ayudar a los que padecen dolor psicológico, ansiedad, tristeza, miedo, baja autoestima, dudas, falta de sentido vital, desequilibrio y, a veces, también graves sufrimientos. Mi enfoque intenta sanar las heridas del pasado, pero solo como forma de mirar hacia un futuro de plenitud.
Todo crecimiento requiere, como componente inherente, tolerar un grado considerable de incomodidad. Para poder tomar decisiones de forma más consciente, tenemos que aceptar nuestros hábitos y tendencias inconscientes, nuestros pensamientos automáticos. A menudo esto es doloroso, pero tiene sus recompensas, e intentarlo vale mucho la pena.
Las personas inmaduras y poco predispuestas al cambio son incapaces de soportar la presión, y prefieren evitar dicha toma de conciencia a toda costa. Estas personas, obviamente, no están preparadas para seguir un proceso de coaching. Hace falta una gran dosis de interés, curiosidad y flexibilidad para decidirse a querer cambiar y a ver lo que no funciona en el presente como una fuente que producirá mejores resultados en el futuro. Por ello, es necesario que nos enfrentemos a nuestras limitaciones y aprendamos de ellas, en lugar de adoptar una postura de negación y una actitud de defensa.
En este libro se cuentan historias verídicas y detalles de la vida de algunos de mis clientes (aunque los nombres son ficticios para proteger su anonimato). Estos casos sirven para ilustrar problemas a los que nos enfrentamos la mayoría de nosotros, y hablan de las trampas en las que a menudo caemos en nuestro intento de evadir las incomodidades y los cuestionamientos profundos que tanto nos asustan y que nos plantea el día a día. Se presentan desafíos comunes a todos los seres humanos y se muestran las consecuencias de nuestros actos, que en muchas ocasiones pretendemos evitar y lo único que conseguimos es el efecto contrario. Se trata de parábolas sobre la vida, casos representativos, personajes que no nos son ajenos, porque en el gran teatro de la vida, en el que todos tenemos un rol, a veces es útil intercambiarnos los papeles con el fin de aprender a través de la experiencia de los demás.
En última instancia, todos estamos llamados a dejar que brille nuestra luz interior, y para ello tenemos que limar las asperezas de nuestra personalidad, ampliar la estrechez de miras que hemos asumido, aprender a ser humildes y a superar nuestro orgullo, suavizar los ángulos de nuestras debilidades, perdonar los agravios de los otros y perdonarnos nuestros errores. En definitiva, liberarnos de los grilletes que nos aprisionan y nos impiden elevarnos hacia ese horizonte infinito que es nuestro último destino.
Para lograr el fin que me propongo, que no es otro que ayudar al lector que acude a este libro en busca de ayuda, he querido exponer mi experiencia a través de un decálogo de lecciones que he ido recogiendo y aprendiendo a lo largo de mi vida y que me han resultado muy útiles para comprenderme mejor a mí misma y a la vez ayudar a otros. Mi aprendizaje me ha permitido vivir con mayor plenitud y alegría y poder transmitir esa alegría a aquellos que la han perdido. También he podido encarar los retos que se me han ido planteando a lo largo de mi existencia con mayor serenidad y libertad interna, y he podido compartir esa sabiduría con los clientes que han depositado su confianza en mí.
Soy de la opinión que únicamente después de haber emprendido un trabajo personal, y haber sentido en la propia piel las dificultades y los beneficios del cambio, se puede ayudar a otros con autenticidad; ocultar nuestras propias carencias o huir de lo que nos disgusta en nuestra vida con la excusa de ayudar al otro es una trampa, por muy buenas intenciones que tengamos.
Tal y como verás, lector, iré evocando a algunas de esas personas a las que he tenido la inmensa fortuna de tratar en mi consulta de coaching y de las que tanto he aprendido. Como indicaba antes, son historias reales a través de las cuales intento que te sea posible conocerte y comprenderte mejor, para conseguir lo que te propones en la vida.