Muéstrate a la altura de tus ambiciones
- ¿Problemática? ¿Cómo transformo mis sueños en realidad para alcanzar la plenitud profesional y tomar las riendas de mi destino?
- ¿Utilidad? La ambición es un motor, una fuerza que nos lleva a querer lo mejor para nuestro futuro, pero debemos saber por dónde empezar e implementar un plan de acción para materializar nuestros sueños.
- ¿Contexto? Gestión de carrera, gestión, reciclaje profesional, creación de empresa, etc.
- ¿Preguntas frecuentes?
Hoy en día, el éxito social y profesional se ha convertido en algo fundamental. Se trata de una manera de descubrirse a sí mismo y de darse a conocer a los demás.
Para llegar a materializar nuestros sueños, podemos inspirarnos de aquellos que los han logrado. Los medios de comunicación y las redes sociales rebosan de relatos apasionantes de personas valientes a las que parece que todo les sale bien. Como, por ejemplo, el caso de Olivier que, sin ninguna titulación, crea una empresa emergente en el ámbito de las nuevas tecnologías que no para de crecer. También escuchamos bonitas historias de reciclaje profesional: Cécile trabajaba en la publicidad y ahora lleva las riendas de su propio restaurante (Corinne 2015). Y, por supuesto, dentro de las empresas también asistimos a evoluciones que merecen todo nuestro respeto: ese compañero ha ido escalando todos los niveles de la empresa y, actualmente, ocupa un puesto de alto nivel.
¿Cómo han actuado para alcanzar su objetivo? ¿Cuál es su secreto? ¿La suerte, un destino favorable…? No, tenemos que asumir la verdad: aunque la suerte puede resultar útil, no tiene demasiado que ver con el éxito a largo plazo. En ese caso, ¿cómo llegamos a desarrollar esta trayectoria ejemplar? ¿Cómo nos convertimos en actores con un papel importante en la consecución de nuestros sueños? ¿Cómo materializamos nuestras ambiciones y tomamos las riendas de nuestro destino?
Existe una correlación innegable entre la ambición y el éxito. En líneas generales, la primera se presenta como la actitud, el ingrediente indispensable para el segundo. Pero el éxito también es una cuestión de valentía y de oportunidades, o más bien de creación de oportunidades. Nunca llega por casualidad. Aunque primero hay que soñar con él —aquí es donde aparece la ambición—, a continuación habrá que pensarlo, elaborarlo y construirlo. Para ello, existen técnicas que permiten dejar claros los objetivos que nos hemos fijado y progresar paso a paso.
Por otra parte, aunque debemos implementar un plan de acción, es necesario que sigamos nuestra intuición: a menudo, esa pequeña voz interior es reveladora. Nos habla de nuestras aspiraciones profundas, de lo que nos hace vibrar y hace referencia a nuestros valores. En efecto, no sirve de nada fijarse un objetivo exagerado si no encaja realmente con nosotros.
Si deseas que tu proyecto cobre vida, si quieres materializar al fin tu sueño y descubrir tus aspiraciones profundas, esta obra está hecha a tu medida. Con ayuda de algunas claves útiles para movilizar tus recursos, te ayudará a despejar incógnitas y a elaborar una o varias estrategias para alcanzar el éxito.
El abecé del ambicioso feliz
Definición del concepto «ambición»
Etimológicamente, ambición viene de la palabra latina ambitio , que significa «ir alrededor», «girar alrededor» ( amb : alrededor e ire : ir), «rodear», «aspirar a la aprobación». Según la definición del DRAE, ambición significa «deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama», «cosa que se desea con vehemencia».
Una palabra con doble sentido
No obstante, este vocablo, muy empleado en el lenguaje común, es un término bastante ambivalente que engloba varias nociones. La palabra «ambición» puede tener una connotación negativa, ya que a veces se percibe como lo opuesto a la humildad y a la modestia. Con esta acepción, la ambición se asemeja más bien al arribismo pretencioso.
En su obra L’ambition ou l’épopée de soi , el filósofo Vincent Cespedes cita al historiador francés Jules Lacroix de Marlès para definir la noción de ambición. Según este autor del siglo XIX, «debemos distinguir en la ambición dos naturalezas. Una elevada, generosa, casi magnánima. Otra sombría, celosa, inquieta, mezquina y muy poco delicada en la elección de los instrumentos que utiliza» (Cespedes 2013, 16).
Hacia la ambición creadora
Ese punto de vista filosófico y moral es importante para definir mejor el marco en el que se inscribe este libro. Aquí hablaremos precisamente de esa ambición positiva y altruista, de esa fuerza que crea energía, que produce sueños y audacia, y que desarrolla la realización tanto personal como colectiva. El filósofo francés Michel Onfray (nacido en 1959) también contribuye a la rehabilitación del término. Según él, «la ambición es el deseo legítimo de alcanzar nuestros objetivos en una realidad en la que se respetan las reglas» (Jacob y Auroux 1990, 68).
Así, te proponemos que trabajes basándote en esta visión positiva y libre de sus adornos egocéntricos. Toma una hoja, un lápiz, una goma y pósits e instálate cómodamente en un lugar tranquilo y agradable.
Deja paso a tus sueños
Esta primera etapa consiste en dejar correr la imaginación para responder a la siguiente pregunta: ¿qué sueñas con hacer en o con tu vida?
Pasión y optimismo
Escoge un momento en el que te sientas bien para responder a esta pregunta, ya que tienes que pensar en lo que realmente quieres. En efecto, la respuesta no debe ser una huida inconsciente de una situación actual que ya no deseamos. La capacidad para orientarse hacia lo positivo resulta fundamental en este punto, aunque también lo será a lo largo de todo el proceso. Cultivar las emociones positivas permite que nos mantengamos centrados en nuestro objetivo, mientras que las emociones negativas, como la ansiedad, el miedo, la duda, la culpabilidad, el desánimo o la impotencia tendrán un efecto paralizante, destructor y devorador de energía.
En esta etapa, el único límite que debemos respetar es el de pensar en actividades que pueden hacernos felices. De hecho, debemos amar a toda costa los objetivos que nos fijamos, puesto que esto generará la motivación necesaria para perseguirlos. Por eso, ¡permítete soñar y entusiásmate!
En sintonía
No dudes en elaborar columnas para distinguir tus objetivos profesionales de los que te resultan más personales, como aspectos de tu carácter que deseas desarrollar. Aprovecha para añadir aspectos más privados ligados a tu vida familiar, a tu pareja y a tus momentos de ocio. En efecto, vida profesional y vida privada forman parte de un mismo conjunto y tendrás que conciliar todos estos elementos para lograr un conjunto armonioso.
Pistas de reflexión
Enunciar claramente tus objetivos los convierte en reales. Convertirlos en palabras es la etapa inicial para concretizar un sueño, ya que esto los transforma en objetivos tangibles. Al verbalizarlos, cambias el estatus de tu sueño, que pasa de la abstracción a la realidad.