Jorge Larrosa es profesor de filosofía de la educación en la Universidad de Barcelona. Realizó estudios posdoctorales en el Instituto de Educación de la Universidad de Londres y en el Centro Michel Foucault de la Sorbona de París. Entre sus libros destacan Pedagogía profana, La liberación de la libertad y Entre las lenguas. Lenguaje y educación después de Babel. Entre sus numerosas compilaciones en libros y revistas destacan Trayectos, escrituras, metamorfosis: la idea de la formación en la novela, Déjame que te cuente: ensayos sobre narrativa y educación, Imágenes del otro, Les livres, les voyages, l’education, Teoría de la pasión comunicativa, Camino y metáfora: ensayos sobre estética y formación y Lecciones de un ignorante. También ha editado una selección de textos pedagógicos de María Zambrano titulada L’art de les mediations.
Como fuente primaria de información, instrumento básico de comunicación y herramienta indispensable para participar socialmente o construir subjetividades, la palabra escrita ocupa un papel central en el mundo contemporáneo. Sin embargo, la reflexión sobre la lectura y escritura generalmente está reservada al ámbito de la didáctica o de la investigación universitaria.
La colección Espacios para la lectura quiere tender un puente entre el campo pedagógico y la investigación multidisciplinaria actual en materia de cultura escrita, para que maestros y otros profesionales dedicados a la formación de lectores perciban las imbricaciones de su tarea en el tejido social y, simultáneamente, para que los investigadores se acerquen a campos relacionados con el suyo desde otra perspectiva.
Pero —en congruencia con el planteamiento de la centralidad que ocupa la palabra escrita en nuestra cultura— también pretende abrir un espacio en donde el público en general pueda acercarse a las cuestiones relacionadas con la lectura, la escritura y la formación de usuarios activos de la lengua escrita.
Espacios para la lectura es pues un lugar de confluencia —de distintos intereses y perspectivas— y un espacio para hacer públicas realidades que no deben permanecer sólo en el interés de unos cuantos. Es, también, una apuesta abierta en favor de la palabra.
Liminar
Le debo a María Cecilia Silva-Díaz la lectura de la primera edición de este libro y la constatación de uno de sus efectos: el contagiar la generosidad.
—Ten —me dijo—. Pensé que es un libro que te gustaría. Es para ti.
Al hojearlo me di cuenta que me estaba regalando su propio ejemplar, en el habían quedado, subrayados en tinta, rastros de muchos momentos de entusiasmo.
Esto sucedió hace varios años. Ni por asomo se me ocurrió que algún día iba a poder, como editor, reproducir su gesto generoso al hacer circular un libro que también a mí me provocó tantos momentos de alegría.
No quiero hacer una presentación de La experiencia de la lectura . Lo fundamental ha quedado asentado por Jorge con lacónica lucidez en el prólogo a esta nueva edición: el lugar desde donde se piensa —que es esencialmente un lugar de despojo y apropiación, un lugar donde se evidencia que el pensamiento no es de nadie, pero que al pensar uno (se) vive con mayor intensidad, que al desconocerse uno (se) conoce—, la continuidad infatigable entre lectura y escritura, la fatuidad del nombre propio. Por lo demás, como lo podrán comprobar muchos lectores, este pensamiento y su escritura son singularmente genésicos y, como tales, están en continua transformación.
Esta nueva edición ha sido corregida y aumentada de manera que si ya en la primera edición uno se encontraba con una obra excedida, ahora la sobreabundancia (para usar un término caro a Lezama Lima) se erige en el signo distintivo: intentar reducirla a un argumento, señalar las posibles constantes, mostrar dos o tres claves conceptuales sería un contrasentido.
Por eso, en esta liminar intento más bien animar al lector a sumergirse en esta obra desde la propia experimentación de la lectura: por los caminos que su propia intuición le dicte pues son múltiples las entradas y no forzosamente coinciden con el orden que su autor le impuso.
En este territorio no hay ruta única. No hay tampoco capítulos imprescindibles. El lector podrá saltarse varios en un primer viaje, quizá luego se decida a hincarles el diente. Habrá otros a los que regrese numerosas veces y que cada vez se le vayan develando sentidos insospechados. No otra cosa podría esperarse de un libro que tiene por tema la experiencia de la lectura y que está construido desde la aguzada conciencia de numerosas experiencias de lectura, pues más que un libros sobre libros, esta obra es una lectura sobre lecturas.
En su páginas muchos lectores de esta colección encontrarán nombres familiares y temidos: Platón, Hegel, Nietzsche, Proust, Goethe… Puede suceder que algún lector suponga que para entender un capítulo debió haber leído las obras de referencia. Puede ser que no se atreva a mal entender el capítulo, a apropiarse de él por caminos furtivos. Creo que sería un error.
La experiencia de la lectura , hecha de lecturas, es antes que nada una invitación a la lectura y a hacer del espacio cultural un territorio propicio para la nutrición. Parece obvio, pero no lo es. Hay gente que supone que los libros tienen otra finalidad que la de alimentar la vida espiritual, intelectual, cultural, política de individuos y sociedades. Asumen que los libros tienen un valor en sí, eterno y universal. Pero, en tanto bienes culturales, los libros tienen el valor que el lector les de en el momento de la lectura, antes y después.
Este libro es una invitación a leer y a pensar y experimentar la lectura. Y leer aquí quiere decir también escribir, comentar, comparar, extraviarse, derivar de un libro a otro, de un párrafo a otro, de una palabra a un rostro, una ventana o al sueño. Leer es en suma, activar el potencial de un enorme reservorio de emociones, ideas, vivencias que es la cultura escrita y, a partir de un ejercicio de atención e inteligencia, prolongarlo, fertilizarlo, hacer que sea, como el amor para Quevedo, constante, y más allá de la muerte.
Daniel Goldin
Prólogo a esta edición
La experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y formación se publicó en 1996 y se reimprimió en 1998. Circuló entre filólogos, filósofos, pedagogos, escritores, lectores compulsivos, activistas de la lectura y eternos estudiantes. La deriva pública del libro y la necesidad de corresponder a la generosidad de sus lectores me llevó a sostenerlo en cursos y conferencias, a precisar algunas de las cuestiones que suscitaba, a desarrollar algunos de sus motivos, a corregir algunas de sus ideas, y a continuar leyendo, escribiendo y publicando. Los textos que se añaden a esta edición responden a ese impulso. Pueden incluirse aquí sin violencia porque, al haber sido redactados tras la estela de la primera edición del libro, lo continúan y, de algún modo, le pertenecen.