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Publicado en inglés por FaithWords con el título How to Age Without Getting Old, copyright © 2021 por Joyce Meyer.
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Traducción, edición y corrección en español por LM Editorial Services | lmeditorial.com | lydia@lmeditorial.com con la colaboración de Yvette Fernández-Cortez como traductora del texto.
ISBN: 978-1-5460-1603-8 (tapa blanda) / E-ISBN: 978-1-5460-0011-2 (libro electrónico)
Primera edición en español: marzo 2021
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¿ P uede recordar cuando era muy joven y haber visto a alguien que tenía unos cincuenta o sesenta años, y decir: “¡Ya está vieja!”? Cuando somos adolescentes o estamos en los veintitantos años, no podemos imaginarnos tener setenta y cinco. Sin embargo, con el tiempo, probablemente llegaremos allí. Los años pasan para todos. Algunos navegan con elegancia los cambios asociados con el envejecimiento, pero muchos no. Tener miedo, sentirse intimidado o negarse a admitir que el proceso de envejecimiento está sucediendo, no lo elimina. Preocuparse por ello o ignorarlo definitivamente no lo facilita, sino que, de hecho, lo dificulta aún más.
Creo firmemente que todos deberíamos disfrutar los años que Dios nos da. Para lograrlo, necesitamos prepararnos para los últimos años de nuestra vida. Mientras más pronto empecemos esta preparación, más fácil será y tendremos mejores resultados.
Durante nuestros años de adultez, e incluso hasta la mediana edad, estamos llenos de sueños y planes para el futuro. Generalmente, no pensamos en envejecer. De alguna manera, creemos erróneamente que siempre estaremos jóvenes. Mi hijo menor acaba de cumplir los cuarenta, y ninguno de nosotros puede creer que ¡el bebé de la familia tiene cuarenta años! Sin embargo, así es; y es posible que descubra que tener esta edad requiere algunos cambios y ajustes menores.
Es comprensible que no queramos pensar en envejecer, pero los problemas surgen cuando la gente no está dispuesta a hacer los cambios que requiere cada etapa de la vida e insiste en no administrar sabiamente su salud y su tiempo. Estar “ocupado” es la enfermedad del siglo XXI , y provoca estrés. Si se ignora por mucho tiempo, tendrá efectos negativos a largo plazo, o incluso permanentes, sobre la manera en que nos sentimos y lo que podemos hacer a medida que envejecemos.
Podemos aprender de las experiencias de quienes han estado ahí antes de nosotros, y tengo la esperanza de que este libro le provea algunas lecciones de mi propia experiencia. En estas páginas, mi objetivo es compartir abiertamente las vivencias y el conocimiento que he obtenido a lo largo de los años acerca de envejecer. Mi esperanza es que le ayude a evitar algunos de los errores que yo cometí y que le sirvan para que usted pueda envejecer bien. No hay nada que podamos hacer respecto a añadir un año a nuestra edad cada doce meses, pero hay mucho que sí podemos hacer para evitar que nos “avejentemos”.
Me gustaría que en este momento dijera en voz alta: “Algún día voy a tener setenta y cinco años, y luego, ochenta, y tal vez, noventa, dependerá de cuántos años Dios me dé. No temeré ni me sentiré intimidado por los años venideros”.
No importa qué tan joven sea usted ahora, yo creo que es importante pensar en sus últimos años. Permítame animarlo a esperarlos ansiosamente y a creer que, a pesar de que la vida será diferente cuando sea viejo, aún puede ser muy, pero muy buena.
A medida que lea, podría notar que no llené este libro con páginas de estadísticas sobre el envejecimiento. Usted puede tener fácilmente acceso a ellas si busca en la Internet, y si le interesan. He descubierto que algunas son muy negativas. No quiero tener la expectativa de que mi cuerpo o mi mente deje de funcionar a cierta edad solo porque es lo que predicen los expertos. Yo quiero ver lo que Dios hará conmigo. Creo que Él tiene un plan individual para cada uno de nosotros y para el curso de nuestra vida. Si seguimos la guía de Dios, terminaremos en el lugar y el momento correctos.
Antes de que siga leyendo, quiero desafiarlo a que se haga una pregunta importante: ¿Usted simplemente se dejaría “envejecer” o haría que su edad vaya aumentando con dignidad, propósito y sabiduría, permitiendo que Dios lo use en cada etapa de su vida? Si así lo hace, yo creo que sus últimos años pueden ser absolutamente maravillosos.
“C LAVES PARA TENER GOZO A CUALQUIER EDAD :
V IVA CON SENCILLEZ .
D É GENEROSAMENTE.
R ECIBA CON DIGNIDAD .
S EA AGRADECIDO ”.
—
P.C.F.
La experiencia tiene una belleza y una sabiduría que no pueden fingirse.
Amy Grant
S i yo le pidiera que me compartiera las experiencias de su vida, ¿cómo se desarrollaría la conversación? ¿Me contaría historias de una niñez feliz, relataría sus sueños y desilusiones, o me mostraría fotografías de su familia? ¿Evocaría los desafíos que ha superado y las lecciones que ha aprendido? ¿Lo escucharía hablar de su vida con gratitud por todo lo que Dios ha hecho por usted? ¿Percibiría yo un temor o ansiedad por los días que han de venir, o escucharía paz, fe y positivismo en su actitud hacia el futuro? Las experiencias en la vida de cada uno son distintas, y Dios puede usarlas todas. En este capítulo y en el siguiente, me gustaría compartir algunas de las vivencias que me llevaron a escribir este libro.
EL INICIO DE UN LARGO RECORRIDO
Mi padre me abusó sexualmente, con regularidad, a lo largo de mi infancia y adolescencia. Estoy segura de que el estrés de esa experiencia me robó gran parte de mi energía antes de que tuviera la oportunidad de utilizarla apropiadamente. Durante años, pensé que el hecho de que yo fuera fuerte y determinada me había llevado a superar esos años terribles de abuso; sin embargo, ahora me doy cuenta de que fue Dios quien me dio la fortaleza para seguir adelante.
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