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¡Hablemos claro! por Joyce Meyer
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Visite la página web de la autora: www.joycemeyer.org
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Library of Congress: 2016960225
ISBN: 978-1-62998-884-9
E-book ISBN: 978-1-62998-376-9
Esta es una recopilación de los libros previamente publicados por Casa Creación: ¡Ayúdenme, siento miedo! ISBN: 978-1-61638-526-2; ¡Ayúdenme, siento estrés! ISBN: 978-1-61638-531-6; ¡Ayúdenme, siento depresión! ISBN: 978-1-61638-528-6; ¡Ayúdenme, siento preocupación! ISBN: 978-1-61638-532-3; ¡Ayúdenme, siento soledad! ISBN: 978-1-61638-527-9; ¡Ayúdenme, siento desánimo! ISBN: 978-1-61638-529-3 y ¡Ayúdenme, siento inseguridad! ISBN: 978-1-61638-530-9.
CONTENIDO
L OS QUE CREEN en Jesús viven en el mundo, pero no son del mundo (vea Juan 17:14–15). ¡Estas son buenas noticias para los creyentes que vivimos en un mundo lleno de tensión nerviosa y de estrés!
En el mundo, las personas viven bajo un estado de tensión intenso; con frecuencia, van de prisa, viven frustradas, son rudas y tienen un temperamento volátil. Experimentan estrés en el matrimonio y en lo financiero, en adición al estrés de criar hijos en un mundo inestable e incierto. Debido al estrés mental que causa el trabajo y estrés físico por el exceso de trabajo, y con los nervios de punta todo el tiempo, algunas de ellas son una bomba de tiempo a punto de estallar.
Pero los creyentes no tenemos que sucumbir al estrés que afecta a la gente del “mundo”, es decir, la gente que no conoce a Jesús como Salvador y Señor. Nosotros no tenemos que operar de acuerdo al sistema del mundo (pensando, hablando y actuando como la gente del mundo). De hecho, nuestra actitud y la manera en que nos comportamos deberían ser enteramente diferentes.
Debemos ser luces en la oscuridad (vea Mateo 5:16; Efesios 5:8). ¡Pero es difícil ser luz, si estamos afectados por el estrés que sufre la gente del mundo! Dios ha provisto formas en las que podemos vivir sin tener que ser afectados por esa clase de tensión.
He aprendido lo siguiente en mi propia búsqueda de paz: tengo que escoger ser obediente a Dios en cada situación para lograr disfrutar la paz, en vez de vivir bajo la presión del estrés.
¡Jesús es el Príncipe de paz! La obediencia, o el seguir la guía del Espíritu Santo, siempre nos conducirá a la paz y el gozo, no a la ansiedad y a la frustración. A través de la Palabra de Dios, podemos aprender más sobre el Príncipe de paz y sobre la herencia que está disponible a nosotros por medio de Él. Podemos encontrar y mantener la paz y evitar o vencer el estrés.
Mientras usted lee este libro, permítale al Espíritu Santo que le hable y le dirija a vivir en la maravillosa paz del Señor.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
• 1 CORINTIOS 6:19–20 •
O RIGINALMENTE, LA PALABRA “estrés” era un término de ingeniería que se usaba para referirse a la cantidad de fuerza que una viga u otro apoyo físico podrían soportar sin derrumbarse a causa de la tensión.
Hoy día, la palabra ha sido ampliada para referirse no solamente a la presión y tensión física, sino también a la tensión mental y emocional.
Como seres humanos, usted y yo fuimos creados para soportar una cantidad de estrés normal. Dios nos ha creado para resistir cierta cantidad de presión y tensión. El problema surge cuando nos esforzamos más allá de nuestras limitaciones, más allá de lo que fuimos diseñados para tolerar sin ser afectados permanentemente.
Por ejemplo, una silla es construida para que las personas se sienten en ella. Es diseñada y construida para soportar cierta cantidad de peso. Si se usa correctamente puede durar toda una vida. Pero si la silla se sobrecarga más allá de su capacidad, la silla comenzará a debilitarse y hasta puede llegar a romperse debido a la tensión constante.
De la misma manera, usted y yo fuimos diseñados y creados para sobrellevar día tras día cierta cantidad de tensión física, mental y emocional. El problema surge cuando nos sometemos a un peso mayor del que somos capaces de soportar.
Todos vivimos bajo cierta cantidad de estrés. El estrés es parte normal de nuestra vida cotidiana. No tenemos problemas, siempre y cuando sepamos mantener el estrés dentro de los límites razonables. Pero los problemas comienzan cuando dejamos que el estrés exceda los límites adecuados.
Hace unos años atrás, fui a ver a un doctor porque estaba constantemente enferma. Era una de esas enfermedades de las cuales nadie podía dar con lo que me pasaba. Sin embargo, ¡el médico me dijo que todo lo que me pasaba era el resultado de la gran cantidad de estrés en mi vida!
Cuando él me dijo esto, me molesté. ¡No podía creer que mi problema fuera el estrés! Antes, mi estilo para lidiar con las situaciones era tener rabietas y descargas emocionales. Pero ahora había aprendido a ser una persona relativamente tranquila. Así que el decirme que tenía estrés, me molesté. Pensé: