Joyce Meyer - Hábitos de una mujer piadosa: Supera los problemas que afectan a tu corazón, mente y alma

Cambia tus hábitos, cambia tu vida. Puede parecer una afirmación audaz, pero creo que es cierta. En gran medida, tu vida se compone de tus hábitos: las cosas que piensas, dices y haces repetidamente. La forma en que utilizas tu tiempo, tu dinero y tu energía cada día se basa en gran medida en los hábitos. Si eres como la mayoría de las personas, tienes algún tipo de rutina para cada día. Incluso si la rutina diaria varía, es posible que tengas una rutina para cada semana, ciertas cosas que deseas hacer y ciertas cosas que debes hacer. Con el tiempo, esas cosas se han convertido en hábitos para ti.

En nuestra vida física intervienen todo tipo de hábitos, a veces sin que nos demos cuenta. Tenemos el hábito de ir a trabajar, el hábito de cepillarnos los dientes, el hábito de visitar al médico para un examen físico anual, el hábito de sacar la basura ciertos días de la semana, los hábitos de cocinar y limpiar la casa y los hábitos con nuestros amigos y familiares. También podemos tener hábitos relacionados con el ejercicio o la falta de ejercicio o hábitos relacionados con la cantidad de tiempo que pasamos viendo televisión o mirando la pantalla de un dispositivo electrónico.

También tenemos hábitos en nuestra mente. Podemos tener actitudes mentales positivas y patrones de pensamiento que nos hacen tener confianza en todo lo que hacemos o podemos tener hábitos de pensamientos negativos que hacen que todo parezca una tarea. Es posible que tengamos maneras de pensar acerca de recursos como el dinero o el tiempo que nos permiten usarlos sabiamente, o maneras de pensar que nos mantienen continuamente endeudadas o estresadas porque se nos hace tarde.

Además de nuestros hábitos físicos y mentales, también tenemos muchos hábitos emocionales. Podemos tener el hábito de sentir lástima de nosotras mismas cuando no obtenemos lo que queremos. Es posible que tengamos el hábito de sentir miedo cuando escuchamos truenos y vemos relámpagos. Un hábito emocional de ira o juicio hacia cierta persona puede estar arraigado en nosotras. Cuando vemos a personas que obviamente están necesitadas o en constante lucha por salir adelante, puede que tengamos el hábito de sentir compasión y tender la mano para ayudarlas.

Los hábitos que he mencionado son solo algunos de los que determinan cómo vivimos. Estoy segura de que, si te detienes y lo piensas, podrías identificar muchos de tus hábitos. Algunos pueden ser buenos, como mantener limpio tu automóvil, usar cupones para ahorrar dinero en el supermercado o visitar a alguien en un asilo de ancianos todas las semanas; otros pueden ser los que te gustaría cambiar, como morder tus uñas, beber demasiada cafeína o sentirte fácilmente frustrada. La buena noticia sobre los hábitos es que siempre se pueden cambiar. Cada día, tienes la oportunidad de desarrollar un nuevo hábito o de romper uno malo y reemplazarlo por uno bueno.

Cuando escucho a las mujeres hablar sobre sus hábitos, generalmente no mencionan sus buenos hábitos, pero sí hablan de querer cambiar los malos. Nunca he conocido a alguien que no tenga buenos hábitos, pero tampoco he conocido a una mujer que no tenga algunos hábitos que le gustaría cambiar. Todas tenemos una mezcla de buenos y no tan buenos hábitos, por lo que todas tenemos oportunidad de mejorar.

En este libro, no quiero simplemente hablar sobre cambiar nuestros hábitos, aunque leerás mucho al respecto. También quiero explorar específicamente contigo los hábitos de una mujer piadosa. No cualquier mujer, sino una que quiere seguir creciendo en Dios y vivir todos los aspectos de su vida como Él quisiera que ella los viviera. El libro no trata sobre cada uno de los hábitos de una mujer piadosa, pero se enfoca en algunos importantes y que te ayudarán a llegar más lejos en tu búsqueda por convertirte en una mujer más piadosa.

Muchos adjetivos pueden describir a una mujer. Ella puede ser exitosa, hermosa o inteligente. Puede ser una talentosa artista, cantante o ama de casa. Puede estar especialmente dotada de todo tipo de destrezas y tener muchos atributos diferentes, pero la mejor cualidad que puede tener una mujer es la virtud. Creo que una mujer piadosa es alguien segura de sí misma, serena y que disfruta de la vida. Ha desarrollado hábitos que la hacen como Cristo en su comportamiento y se deleita en seguir creciendo en Él. Ella lo representa bien en todos los lugares a los que va y es una bendición para todas las personas con las que entra en contacto.

Convertirse en una mujer piadosa es un proceso. No sucede de la noche a la mañana. El apóstol Pablo dice que “somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu” (2 Corintios 3:18 NVI), lo que es una forma del Nuevo Testamento de decir que Dios sigue cambiándonos, llevándonos continuamente de un nivel de madurez espiritual al siguiente. Una manera de ser disciplinadas y diligentes en nuestro crecimiento espiritual es desarrollar hábitos que nos ayuden a ser cada vez más piadosas. En lugar de perder nuestro tiempo tratando de romper malos hábitos, sugiero que nos concentremos en crear otros buenos. Enfocar nuestra energía en rumbos positivos suele ser un mejor camino para cambiar que enfocarnos continuamente en nuestras debilidades, pues esto puede causar que nos desanimemos y nos quedemos estancadas en esos mismos hábitos que más necesitamos eliminar. Al mantenernos enfocadas en un cambio positivo, avanzamos hacia convertirnos en las personas que Dios quiere que seamos, y podemos experimentar el gozo y el sentido de propósito que viene con el cumplimiento de sus planes para nuestras vidas.

El deseo de Dios es que tú y yo seamos “según la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29). Cuando leí este versículo por primera vez, lo leí en la Biblia Amplificada, Edición Clásica en inglés (AMPC), lo que me ayudó a comprender que ser conforme a la imagen de Cristo es “compartir interiormente su semejanza”. Dios está listo y dispuesto a ayudarnos a ser más como Jesús por el poder del Espíritu Santo, pero Él no lo hará todo por nosotras. Necesitamos ser obedientes a su dirección y trabajar con el Espíritu Santo para desarrollar hábitos virtuosos. He escrito este libro para ayudarte a hacer eso.

Al final de cada capítulo, encontrarás una lista de tres o cuatro referencias bíblicas bajo el título “Creadores de hábitos”. Estos versículos y pasajes de la Biblia te ayudarán a saber lo que dice la Palabra de Dios sobre cada hábito y te apoyarán a medida que integres cada práctica en tu vida. Los expertos dicen que desarrollar un nuevo hábito o reemplazar uno malo por uno bueno puede llevar de veintiuno a treinta días, por lo que tienes que prepararte para recorrer el camino. Esto llevará un tiempo, pero una vez que el hábito se convierta en parte de tu vida, no tendrás que volver a desarrollarlo; simplemente necesitarás mantenerlo.

Cuando llegues al final del libro y hayas leído acerca de los diversos hábitos de una mujer piadosa, encontrarás consejos y motivación útiles sobre pasos prácticos que puedes seguir para desarrollar y fortalecer los hábitos que te gustaría ver en tu vida. Me alegra compartir esta información contigo, y oro para que encuentres este libro valioso a medida que continúas convirtiéndote en la mujer que Dios quiere que seas.

¡Si cambias tus hábitos, cambiarás tu vida!

Nuestra vida cotidiana está compuesta por hábitos. Algunos son buenos, como ir a trabajar, cepillarse los dientes o utilizar cupones para ahorrar dinero en el supermercado; pero hay otros que nos gustaría cambiar, como comernos las uñas, ingerir demasiada cafeína o frustrarnos muy fácilmente.