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Primera edición: Septiembre 2017
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ISBN 978-1-546-03180-2
E3-20191116-JV-PC-DPU
No puedo imaginarme un tema sobre el que sea más importante escribir que la confianza en Dios. Este es un tema fundamental, ya que cuando decidimos confiar en Dios los beneficios son innumerables y asombrosos. Confiar en Dios es una forma muy importante de honrarlo.
Desde el principio de este libro quiero subrayar que confiar en Dios no es una obligación, sino un privilegio que Él pone a nuestra disposición. Se nos invita a confiar en Dios, y al hacerlo, le abrimos la puerta a una vida de paz, gozo y provecho.
Añadirle una buena porción de confianza en Dios a todo lo que hacemos nos ayudará a vivir sin preocupaciones, ansiedad, miedo, cavilaciones o estrés. Yo por ejemplo estoy confiada en que Dios me ayudará a escribir este libro. Eso significa que reconozco que no sé todo lo que necesito saber sobre Él y que estoy convencida de que sin Él el libro no será bueno. Dios quiere que dependamos de Él en todo momento y en todo lo que hacemos. Nada es demasiado pequeño para Dios cuando sus hijos están preocupados.
Los seres humanos tendemos a apoyarnos en nosotros mismos y ser autosuficientes, y por ello nos toma algo de tiempo aprender a confiar en Dios. Parte de la dificultad proviene de nuestras malas experiencias, que a menudo nos enseñan que no siempre se puede confiar en los demás. Pero los caminos de Dios están muy lejos de los de estos individuos y su Palabra nos dice que a causa de su carácter Él no puede mentir o engañar. En este libro espero enseñarle que usted puede aprender a confiar sin límites y tener una fe más allá de la razón. La confianza total en Dios debe ser nuestra meta, no solo porque honra a Dios sino también porque los beneficios son increíbles.
Dios se complace cuando confiamos en Él. Hebreos 11:6 dice que “sin fe es imposible agradar a Dios”. La fe y la confianza están tan conectadas que no podemos separarlas. La fe es la sustancia que invita a Dios a nuestra vida. A través de ella Él mantiene su presencia en nosotros y nos conecta a Él de una manera poderosa.
Tenemos un enemigo, Satanás, que constantemente está tratando de evitar que tengamos una relación con Dios y que disfrutemos de la vida que Él nos ofrece. Satanás nos tienta con miedos, preocupaciones y ansiedad, pensamientos, estrés, y dudas que alejan nuestra mente de Dios y nos conducen a una vida egocéntrica en la que tratamos desesperadamente de cuidar de nosotros mismos.
El único antídoto para este sufrimiento es una confianza total en Dios. Oro para que al leer este libro usted reciba la gracia de entregarle completamente a Dios todo lo que le preocupa, en toda situación y en todo momento.
Cuando lea y estudie este libro, mantenga este pasaje en mente:
“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová”.
Jeremías 17:7
El principio de la ansiedad es el final de la fe, y el principio de la fe es el final de la ansiedad.
George Mueller
Cuando confiamos en alguien o algo que resulta digno de confianza, eliminamos la ansiedad. Es muy importante entonces aprender lo que es la confianza y cómo debemos confiar. En especial, cómo confiar en Dios.
El diccionario Noah Webster de 1828 define confianza como: “Seguridad; certeza o descanso mental en la integridad, veracidad, justicia, amistad u otro principio sólido de otro individuo”. El que pone su confianza en el Señor, estará seguro (ver Proverbios 29:25).
La confianza nos permite vivir sin pesos, cargas o preocupaciones, porque confiamos en que otro lidiará con nuestros problemas. En vez de llevar una carga constante, podemos disfrutar de una seguridad maravillosa en nuestra alma.
Para poder confiar en Dios y entregarle nuestras preocupaciones a Él, debemos tomar la decisión de hacerlo. El salmista David hablaba frecuentemente de poner nuestra confianza en Dios. La expresión “vestíos” implica acción, y aparece con frecuencia en la Palabra cuando Dios nos da instrucciones específicas como vestíos de amor, vestíos del nuevo hombre, etcétera (ver Colosenses 3:14; Efesios 4:24).
La Biblia dice “Echa sobre Jehová tu carga [liberándote de ese peso], y él te sustentará…” (Salmo 55:22). Me gusta la idea de soltar el peso de una carga. Muchas veces vivimos con un peso en la mente y el corazón, pero Dios nos invita a disfrutar una mejor calidad de vida que solo alcanzamos si ponemos nuestra confianza en Él. Noah Webster dice que la confianza es un descanso mental. El apóstol Pablo lo confirma cuando dice que quienes creen (confían) en Dios entrarán en su descanso (ver Hebreos 4:3).
Una forma de saber si estamos confiando en Dios más que simplemente tratando de hacerlo, es fijándonos si nuestra alma descansa en la fidelidad de Dios. Si yo digo que confío en Dios, pero llevo continuamente la carga de la preocupación y la ansiedad, quiere decir que no le he dado la carga al Señor. Tal vez lo deseo. Tal vez lo estoy intentando. Pero aún no lo he hecho.
Comprender esto me ha ayudado a aprender que la verdadera confianza en Dios es más que palabras: es soltar el peso de mi carga, una acción decisiva que le da paz a mi alma (a mi mente, mi voluntad y mis emociones). Imagínese que a todas partes lleva un pesado morral lleno de rocas. Lo lleva al trabajo, al supermercado, a la iglesia. Es una carga pesada, pero la sigue llevando. Ahora imagínese que decide soltarla. Solo piense en lo bien que se sentiría y en lo fácil que sería todo. Eso es lo que ocurre cuando nos preocupamos y llevamos la carga con nosotros, en vez de entregársela a Dios.