para erradicar el machismo de nuestra sociedad patriarcal.
ir a nuestro lado para conseguirlo.
I NTRODUCCIÓN
Aquí comienza un viaje de autoconocimiento. No, tranquilo, tranquila, este no es un libro de autoayuda, no te has equivocado con la elección, aunque creemos que ayudar, puede ayudar, y mucho, a tener un mundo más igualitario, más justo y más feliz para todos y todas.
El machismo lleva calando en nuestras vidas desde tiempos inmemoriales. Palabras, gestos que se transforman en actitudes, actitudes que se transforman en el carácter de las personas, personas que forman sociedades patriarcales donde lo masculino prima sobre lo femenino, sociedades desiguales que desde hace dos siglos empezaron, gracias al movimiento feminista, a cambiar. Y en esas seguimos…
Cuando desde la cúpula de Sálvame se nos pidió hacer una sección en el programa con la que combatir el machismo y contribuir a la lucha por la igualdad, nos pareció una tarea maravillosa y apasionante. Tuvimos claro que el objetivo era acercar el feminismo a la calle a través de los ejemplos que el propio programa —o programas de la cadena— nos ofrece. Al fin y al cabo, los comentarios de los colaboradores durante más de cuatro horas diarias de televisión equivalen a los que se escuchan en cualquier lugar en España. Y por supuesto están trufados de expresiones y actitudes machistas que se pueden corregir.
No se trata de señalar al culpable con dedo acusador ni poner la letra escarlata a nadie, más bien preferimos que esos comentarios nos den pie a reflexionar sobre la cuestión, a combatir ese machismo latente o presente y, lo que es mejor, a tener herramientas para solventarlo. Apostamos así por coger trozos del programa donde alguien dice alguna «burrada» machista o muestra un comportamiento patriarcal y tras él hacer una reflexión en clave violeta al respecto. Partiendo de pequeñas píldoras, llegamos a grandes temas. De lo micro a lo macro. ¿Y qué ha ocurrido? Que de manera orgánica y a lo largo de las semanas han surgido muchas de las preocupaciones del movimiento feminista: violencia de género, brecha salarial, corresponsabilidad en las tareas domésticas y los cuidados, lenguaje inclusivo. Y todo ese material tiene ahora su reflejo en el libro que vas a comenzar a leer.
Los datos de la violencia de género son insoportables, las cifras de mujeres muertas no disminuyen y es la punta del iceberg de una situación que tiene su base en una sociedad desigual entre mujeres y hombres. La violencia machista tiene diferentes intensidades y, lo que es peor, aceptación social. Es la famosa pirámide de la violencia machista.
En la punta tenemos los feminicidios, lo más grave. En un segundo piso tenemos más formas explícitas de violencia como son las violaciones, agresiones físicas, abusos sexuales, gritos, insultos y amenazas. Pero a medida que bajamos un piso más abajo, aparecen situaciones que se invisibilizan. Ahí están las humillaciones, los desprecios, el chantaje emocional y todo lo que sea minusvalorar e ignorar a la mujer. En la base de la pirámide están las formas más sutiles: los chistes machirulos del bar, los jóvenes y no tan jóvenes que controlan el móvil a sus novias, la publicidad que cosifica a las mujeres y las reduce a un cuerpo, el lenguaje sexista y por supuesto los micromachismos. Pues bien, desde aquí es desde donde queremos empezar a trabajar nosotras. Atacar en esa base que es el caldo de cultivo del machismo con mayúscula. Queremos ayudarte a reconocer esos pequeños machismos, que al final no son tan micro, detectarlos y combatirlos.
No podemos vivir en una sociedad donde cada día miles de mujeres nos sentimos en situación de desigualdad respecto a los hombres y tampoco los hombres se sienten cómodos teniendo al lado a personas que se sienten así. No es bueno para nadie. ¡Empecemos a construir un nuevo mundo!
«Los hombres somos más inteligentes, estamos más capacitados para mandar que las mujeres, vosotras sois más emotivas». Y después de soltar esta afirmación se quedó tan tranquilo. Esto sucedió en una cena en la que estaban cuatro mujeres y cinco hombres. Lo más patético es que nadie se inmutó y lo más chocante es que ninguna mujer de las que estaban allí se revolvió en su silla. Incluso uno de los chicos, con cierta suficiencia, se atrevió a apostillar a nuestro amigo para apuntalarle y dijo:
—Es que hay algunas mujeres que queréis todo, no os basta con ser estupendas, es que encima nos queréis superar en inteligencia.
Y todo vino a cuento porque Marisa se había quejado de que esa misma tarde había acudido a una entrevista de trabajo y le habían dicho:
—Tu currículum está muy bien, pero ahora nos interesa ocupar este puesto de trabajo con un hombre, porque ya hay demasiadas mujeres en la empresa y sois muy intensas y emotivas.
«Intensas y emotivas», sí, eso dijo, y se quedó tan tranquilo.
Estas opiniones son puros micromachismos y cuando se hacen en el mundo laboral provocan mucho daño a las mujeres. Hay demasiados hombres que están convencidos de que nosotras no tenemos dotes de liderazgo y sí muy asumido que somos sumisas por naturaleza, que no servimos para ciertos puestos de trabajo y por eso muestran resistencia a obedecer a una mujer que está por encima de ellos. Esta creencia supone una traba a las mujeres que tienen capacidades suficientes para dirigir y liderar.
El machismo no quiere perder el control y por eso boicotea todos los intentos de las mujeres por salir de donde no quieren estar. El daño que les hacen los micromachismos es muy evidente, van minando su autoestima y se agrava con el paso del tiempo cuando no son conscientes, porque a veces son casi imperceptibles.
¿ Q UÉ ES ESO DEL MICROMACHISMO?
Fue Luis Bonino quien en 1990 acuñó el término de «micromachismo». El terapeuta argentino dijo que estos eran comportamientos que intentaban reforzar la superioridad de los hombres frente a las mujeres por medio de tretas invisibles y «violencia blanda». Son casi tan imperceptibles que la sociedad apenas se da cuenta, pero con el paso del tiempo producen un daño importante. Queda claro que los micromachismos son comportamientos manipulativos, pero no biológicos. Son actitudes culturales y sociales, por lo tanto, tienen arreglo.
Aunque el término todavía no ha sido recogido por la Real Academia Española (RAE), la Fundación del Español Urgente (Fundéu) sí recoge el término para referirse «al conjunto de los comportamientos, prácticas y estrategias cotidianas con las que se ejerce el poder de dominio masculino y que atentan en diversos grados contra la autonomía de las mujeres».