Miguel ÁNgel Almodovar Martín - Fibromialgia y síndrome de fatiga crónica

C omo presidenta de una asociación de enfermos y una enamorada más de la difusión de novedades para la mejora de cualquier situación de salud social, humana y médica, tengo el placer de prologar una iniciativa divulgadora sobre detalles y conocimiento que muchos sabemos pero sólo transmitimos en petit comité.

Miguel Ángel Almodóvar es un perfecto anfitrión y delante de un buen plato y mejor compañía su conversación se devora con la contundencia de una master-class.

La cocina se compone de alimentos frescos que preparamos con más o menos elaboración, pero que siempre deben ser una fuente de nutrientes, minerales y vitaminas que nos aportan todo aquello que nuestro organismo va necesitando o incluso pidiendo.

Especial referencia debe hacerse a todos aquellos que por una causa u otra deben hacer dietas específicas para llevar un modelo de alimentación acorde con sus necesidades nutricionales.

Las dietas exentas de sal, azúcares, harinas refinadas, gluten o lactosa se han disparado en los últimos años y no a causa de las muchas intolerancias demostradas, sino por pura moda o por convicciones en torno a un modelo vital que a veces se impone dentro de las necesidades sociales y alimentarias de cada uno.

Ni qué decir tiene que cada opción es perfectamente válida: desde el estricto veganismo, el vegetarianismo ovo-lacto, la macrobiótica, etc. Todas y cada una de estas opciones tiene tanto un componente de salud como, a veces, uno moral o ético.

En la actualidad y tomando fuerza creciente aparecen las dietas o las opciones de comer alimentos cada vez más naturales y, sobre todo y lo más importante, exentos de productos químicos y sustancias tóxicas, dietas en las que la seguridad en la alimentación sea no sólo una opción, sino una verdadera revolución que gira en torno a tomar alimentos que carezcan de una toxicidad que ha provocado no sólo alergias o intolerancias leves, sino verdaderos problemas de salud para las personas que los consumen.

En la revolución alimentaria, que desgraciadamente aún está sólo en sus inicios en cuanto a la población general, se exigen cada vez más cultivos ecológicos y de pequeña escala que doten a los tomates o berenjenas de su antiguo esplendor imperfecto. Esas piezas sabrosas y recién cogidas de las matas o árboles adquieren cada vez más prevalencia entre los consumidores, que ávidos y sabedores de que esto es cada vez más importante para la salud, buscan y reclaman estos alimentos que ofrezcan garantías de, al menos, no ser tratados químicamente.

Cobran fuerza los consumidores y cobran fuerza igualmente los agricultores y ganaderos que quieren proveerse y ofrecer alimentos exentos de los temidos tóxicos que tanto daño hacen al organismo.

Cada vez más en boga, la alimentación tiene presencia en nuestras vidas como un componente de salud y la pérdida de esta es uno de los motivos por los que las personas que enferman buscan cada vez más alternativas.

Los pacientes de FM, SFC o Sensibilidad Química Múltiple (SQM) son conocedores de sus necesidades a partir de su dieta y sus complementos, al tiempo que han tomado consciencia de que lo que consumimos habitualmente carece de muchos nutrientes necesarios para la salud. Eso les ha llevado a empezar a bucear en las artes tanto de la alimentación como de las necesidades nutricionales extras, para paliar los efectos adversos en la vida y en una salud que, muy mermada, busca perentoriamente qué tomar y dónde conseguirlo.

Este interesante libro nos muestra que la salud es en definitiva un motivo más para cuidar esas necesidades nutricionales extras, pues son muy necesarias en cualquier estado debilitado de salud para reforzar el sistema inmune o para paliar situaciones de dolor asociadas a la enfermedad.

Cuando conocemos nuestras enfermedades, es más fácil emprender acciones encaminadas a cuidar, mimar y dotar a nuestro cuerpo de esos aportes extras. Todas las redes sociales demandan, contribuyen y divulgan la teoría de que los alimentos y los suplementos pueden paliar los efectos de estas indeseables enfermedades.

Cualquier estado debería ser consciente de que para reforzar o para paliar los problemas derivados de su situación, los pacientes de FM, SFC y SQM necesitan de esos aportes extras, ya que su mala salud puede mejorar con esos nutrientes y reforzadores de la calidad general de vida.

Cualquier enfermo que sufra una de estas dolencias conoce la necesidad de un mimo extra, una situación de cuidado especial, y esto puede ser la diferencia entre un período muy malo y otro en el que el sufrimiento dure menos. No perdamos de vista que la lógica necesidad de estar y sentirse más útil, activo y enérgico pasa muchas veces por procurar vitalmente una búsqueda incesante de esa mejoría.

Desde la Antigüedad se han utilizado brebajes, infusiones, decocciones, jaleas e incluso metales que fueron luego empleados en la controvertida homeopatía, paradójicamente no contemplada en España como medicina alternativa, a pesar de haberse demostrado sobradamente beneficiosa y exenta de peligros para la salud por su casi nula toxicidad y efectos secundarios.

Los pacientes son muchas veces los verdaderos expertos y pueden recuperar lecciones y consejos sobre suplementos que, desconocidos por la medicina alopática, son verdaderos cuidadores y ejemplos de que utilizando lo que la naturaleza nos ofrece también se puede sanar y, sobre todo, mejorar.