Llegan
¡Y ANTES DE
TIEMPO!
1era edición: 2020
X AVIER K RAUEL
Llegan 3 ¡YANTES DE TIEMPO!
ISBN: 978-84-122619-4-3
1era edición: 2020
© 2020 Mónica Vírchez Figueroa
© 2020 Gratia ediciones
Edición: Valeria Le Duc
Diseño Editorial: Karina Flores
Portada: Ángel Ruiz y Karina Flores
Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio mecánico o electrónico, sin la autorización del autor y del editor.
PRÓLOGO
Escuchar y ser guiado por tu hijo
L as historias de nacimientos son infinitamente fascinantes. Para cada mujer, dar a luz es un evento trascendental. Los relatos de madres que dieron a luz de forma prematura son extraordinarios y me siento privilegiada de haber escuchado tantos, así como y de aprender de las madres y los padres sobre cómo se enfrentaron a las complejas emociones y a las responsabilidades físicamente agotadoras que conlleva tener un bebé que necesita cuidados neonatales. ¿Cómo lo manejan y cómo podemos ayudarles a desarrollar la resistencia que necesitan, no sólo para los primeros días, sino para las semanas, meses y años siguientes?
Las madres nos dicen que sus fuentes de apoyo más importantes son su pareja, luego su familia y, por último, los profesionales que las cuidan a ellas y a su bebé; pero no siempre es así. ¿Qué pasa si estás sola, en un país lejos de casa en el que el idioma que se habla no es el tuyo?, ¿Y si manejar las ansiedades de tus bienintencionados amigos y familiares se convierte en una carga extra?, ¿Qué pasa si hay un conflicto dentro de la familia? Enfrentarse a los abuelos que creen saber lo que es mejor la pareja o la nueva familia es difícil en cualquier momento, pero aún más cuando tus defensas están bajas y ellos no tienen ni idea de lo que estás pasando. Supongamos además que las emociones con las que estás haciendo malabares se duplican o triplican con gemelos o trillizos, cada uno en un viaje diferente. Hay que permitir a los padres crear sus propios vínculos durante su estancia en la unidad neonatal y prever un apoyo emocional continuo hasta que encuentren su sitio en su comunidad, no sólo para los bebés llamados de “alto riesgo”, sino para todas las familias que lo quieran y lo necesiten.
La separación de la madre y el bebé es un trauma para ambos; las organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud y la Fundación Europea para el Cuidado de los Recién Nacidos, insisten con razón en que los padres deben tener acceso ilimitado a sus bebés y estar tan comprometidos como sea posible en proporcionar todo el amor y el cuidado que forma parte de ser padre. A pesar de las pruebas que demuestran lo importante que es esto para el futuro del bebé y la familia, todavía está muy lejos de ser una práctica universal, incluso en países que cuentan con recursos suficientes. La separación crea una situación en la que los padres se ven despojados de su rol por profesionales que tienen el conocimiento y el control, establecen las reglas y, con demasiada frecuencia, actúan como guardianes. Se necesita valor para desafiar esta posición. Toda familia necesita defensores que la ayuden a trabajar en el sistema.
Los servicios de salud saben que tienen el deber de asesorar a la familia, pero con demasiada frecuencia lo único que hacen es distribuir grandes volúmenes de información impresa que nunca se lee. ¡Misión cumplida! Los padres pueden sentirse inhibidos a la hora de hacer preguntas, y más aún cuando tienen la misma duda sin aclarar, porque han estado demasiado estresados para asimilar la información, no están seguros de si se les está dando una imagen real o tienen miedo de que se les perciba como “difíciles” y que esto pueda repercutir en su bebé.
Una buena comunicación significa preguntar además de contar. ¿Qué es lo que los padres quieren saber realmente, y no lo que los profesionales creen que quieren saber?, ¿Podemos usar un lenguaje significativo en vez de escondernos detrás de la jerga del club de la neonatología?, ¿Nos sentamos y hacemos la conversación personal o nos paramos ante ellos en grupos intimidantes? Los padres necesitan confiar en la comunicación y también en la cultura del equipo. Perciben las rivalidades y disputas que acechan en el fondo y que los hacen más vulnerables y vigilantes.
Una de las principales plataformas del entrenamiento de resistencia es lo que a veces llamamos “egoísmo responsable”, es decir cuidarse a sí mismo. A menudo se exhorta a las madres a que se vayan a casa y descansen cuando lo que más desean es estar cerca de sus bebés. Como dijo una madre, haber tenido que dejar a su bebé se sintió como una amputación. El mínimo que se debe proporcionar es: un asiento cómodo junto al bebé en el que pueda dormir si lo necesita, acceso a agua potable y comida nutritiva. Y cuando los padres elijan irse, quizás para tener algo de privacidad y acurrucarse de vez en cuando, eso también está bien. Las habitaciones familiares se están incorporando cada vez más a las unidades neonatales para hacer realidad la presencia continua de los padres, pero también es necesario que puedan estar solos y tener privacía.
Los padres aprenden unos de otros y necesitan oportunidades para construir esas relaciones. La sala de extracción de leche es a menudo su santuario. La soledad es una condición común de las madres primerizas y muchos padres temen aventurarse a volver a su comunidad cuando su bebé sale del hospital. Después del alta puede ayudar el contactar a otros padres para que florezcan las relaciones: estar con otras personas que han compartido experiencias similares es un alivio.
La llegada de un nuevo bebé siempre cambia la dinámica familiar, pero cuando llegan al mundo demasiado pronto, y con mucha incertidumbre en torno al futuro, el panorama es más complicado. Se ha puesto mucho énfasis en el cuidado de las madres, pero últimamente se ha prestado más atención a los padres. Estos también son vulnerables a la ansiedad, la depresión y los trastornos de estrés postraumático. Es necesario actualizar la idea tradicional de un padre en el papel de proveedor fuerte que se las arregla interesándose más por los datos en los monitores que por el bebé. Algunas unidades ofrecen ahora redes de asistencia para los padres. Un compañero bien apoyado es lo que la madre necesita. Y si hay otros niños en la familia, ¿cómo elegir dónde deben invertir su energía?, ¿En su pequeño recién nacido que se aferra a la vida en el hospital, en los otros niños de la casa que están angustiados y desorientados por su ausencia, o en la nube de ansiedad que flota sobre la familia? Este es un acto de equilibrio que las unidades neonatales deben tener en cuenta y ofrecer oportunidades para que los hermanos sean bienvenidos, a la vez que pueden ayudar con el cuidado de los bebés.
No hay una sola manera de ser padre, pero hay un principio primordial y es el de escuchar y ser guiado por tu hijo. Tal vez una de las formas más importantes de ayudar a un padre a construir su capacidad de recuperación es escucharlo sin juzgarlo, para darle espacio para reflexionar sobre su situación y lo que su bebé le está diciendo. Cada bebé es especial a su manera y, si se alienta al padre a que simplemente esté con su bebé, podrá aprender quién es, y descubrirá las peculiaridades y características individuales que deben ser comprendidas y atendidas. En este libro, Mónica recuerda la frustración de escuchar que se referían a sus bebés llamándolos “los trillizos”, lo que la llevó a escribir retratos a pluma de cada uno de ellos, para ayudarnos a entender lo distintos que eran. Así mismo, es maravilloso ver …..cómo sus diferencias los llevaron a evolucionar para convertirse en tres únicos y gloriosos jóvenes y cómo cada uno tomó un camino distinto para convertirse en el adulto que es hoy en día.
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