PENSAMIENTOS
DE PODER
Título en inglés: Power Thoughts
© 2010 por Joyce Meyer
Publicado por FaithWords
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ISBN: 978-0-446-58447-0
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Primera eBook edición: Septiembre 2010
Cualquier cosa que albergues en tu mente tenderá a suceder en tu vida. Si continúas creyendo como siempre has creído, continuarás actuando como siempre has actuado. Si continúas actuando como siempre has actuado, continuarás obteniendo lo que siempre has obtenido. Si quieres resultados diferentes en tu vida o en tu trabajo, lo único que tienes que hacer es cambiar tu mentalidad.
—Anónimo
U no de mis dichos favoritos es: “Donde va la mente, el hombre le sigue”. Creo sinceramente que nuestros pensamientos nos conducen, trazando el curso de nuestras vidas y señalándonos en ciertas direcciones que finalmente determinan nuestros destinos en la vida. Nuestros pensamientos nos hacen tener ciertas actitudes y perspectivas; afectan a nuestras relaciones; determinan cuán productivos seremos personalmente y profesionalmente; y tienen una gran influencia sobre la calidad general de nuestras vidas. ¡Debemos entender por completo el poder de nuestros pensamientos!
Por ejemplo, si comienzas a pensar en comenzar tu propio negocio, en obtener un título universitario, en mejorar tu salud, o en eliminar tu deuda—y eres realmente serio al respecto, lo cual significa que estableces firmemente tu mente en esa dirección—, finalmente lo harás. Tus objetivos pueden cambiar a medida que pasa el tiempo. O quizá la vida, como sucede con tanta frecuencia, dará giros a lo largo del camino, situándote en un lugar donde nunca esperabas estar y creando nuevas opciones que tú ni siquiera habías considerado. Un buen ejemplo de esto puede verse en la vida de una amiga mía. Hace varios años, ella decidió trasladarse al otro lado del país, aunque eso significaría abandonar una carrera de muchos años y volver a empezar. Ella dio aviso en su trabajo, y en un mercado inmobiliario en desarrollo, puso su casa a la venta y comenzó a hacer planes para la mudanza. ¿Quién habría esperado que un importante y repentino bache inmobiliario la dejaría con una casa que no tenía el valor de lo que quedaba de su hipoteca? Con muy pocos ahorros para vender con grandes pérdidas y compensar la diferencia, se quedó en su casa y encontró otro empleo que estaba por debajo del nivel del que antes tenía. Como resultado de trabajar para su nuevo jefe, dos años después conoció al hombre que llegaría a ser su esposo. Aunque su objetivo inicial no se cumplió, ella te diría con una gran seguridad que decidir mudarse fue la mejor decisión que ella había tomado nunca, aunque sigue viviendo donde vivía siempre. Si ella no hubiera dado los pasos que dio, es seguro que nunca habría conocido a su esposo.
Yo creo firmemente que cada cosa que hacemos en la vida nos proporciona experiencia para lo siguiente que haremos, y que nuestra atenta planificación es perfeccionada por Dios cuando ponemos nuestra confianza en Él.
El éxito en cada aspecto de la vida comienza con un pensamiento; así también el fracaso. Si crees que no puedes hacer u obtener algo, es probable que no seas capaz de hacerlo. Tu mente tiene esa cantidad de influencia sobre tu vida.
Piensa en ello. Toma un momento ahora para pensar en los éxitos y los fracasos de tu vida. ¿Qué tipo de pensamientos estabas pensando antes y durante tus mayores logros? ¿Y qué tipo de pensamientos llenaban tu mente antes y durante tus principales fracasos o pasos en falso? ¿Puedes ver cómo tu mente ha trabajado o bien para ti o contra ti a lo largo del curso de tu vida?
Muchas veces, tenemos éxito en la vida porque otras personas nos alientan y pensamos en sus comentarios de afirmación hasta el punto de que los creemos. Cualquiera a quien le hayan dicho alguna vez “¡puedes hacerlo!” sabe lo fácil que es convertir esas palabras inspiradoras y edificadoras de confianza en un pensamiento. Cuando el “tú puedes hacerlo” se convierte en “yo puedo hacerlo”, entonces sucede, ya sea marcar un punto en una competición deportiva, obtener una buena calificación en un examen, conseguir un empleo, perder peso, o comprar una casa. Cuando creemos o pensamos que podemos hacer algo, entonces, de alguna manera, de algún modo—aun si afrontamos desafíos—, nos las arreglamos para hacerlo. Lo mismo es cierto cuando pensamos negativamente y llegamos a creer que no podemos hacer algo. Las palabras desalentadoras de otros, y pensamientos como “no soy lo bastante inteligente, lo bastante atractivo, lo bastante talentoso, o lo bastante diligente” se convierten con frecuencia en profecías que se cumplen por sí mismas. ¿Por qué? Porque llegan a quedar arraigadas en nuestros pensamientos hasta el punto de ejercer influencia sobre nuestros procesos de toma de decisiones; y donde va la mente, el hombre le sigue.
James Allen, un filósofo británico de alrededor de principios del siglo XX, dijo: “Todo lo que un hombre logra y todo lo que no llega a lograr es el resultado directo de sus propios pensamientos”. El modo en que pensamos es mucho más poderoso de lo que con frecuencia entendemos, y nuestros pensamientos impactan cada aspecto de nuestra existencia, ya sea positivamente o negativamente. Lo que pensemos y creamos se siente real para nosotros, aun si no es verdad en absoluto. Si pensamos que algo es verdad, respondemos y actuamos como si lo fuera. Nuestros pensamientos afectan a nuestras relaciones, a nuestra autoimagen, a nuestras finanzas, a nuestra salud (física, emocional y espiritual), a nuestra productividad en el trabajo y en el hogar, al modo en que administramos nuestro tiempo, a nuestras prioridades, y a nuestra capacidad de disfrutar la vida.
La relación entre nuestros pensamientos y el resto de nuestra vida está clara en la Escritura. Proverbios 23:7, en la versión Reina-Valera 1960 dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. En otras palabras, nos convertimos en aquello que pensamos. Si pensamos pensamientos positivos, seremos personas positivas que disfrutan de vidas fructíferas. Por el contrario, si pensamos pensamientos negativos, seremos personas negativas sin ningún gozo ni éxito.
Permíteme aclarar que no estoy diciendo que podamos dar existencia con nuestros pensamientos a cualquier cosa que queramos. Ese punto de vista sobre el poder de los pensamientos es una forma de humanismo, la cual es una filosofía impía. Pero sencillamente reconocer el hecho de que los pensamientos son poderosos no es humanista en absoluto. De hecho, es bastante bíblico, y verás eso a lo largo de este libro.
Nuestras mentes deben pasar por un proceso de renovación a fin de experimentar el plan de Dios para nosotros. Los pensamientos de Él son más altos que nuestros pensamientos (ver Isaías 55:8, 9), así que, para caminar con Él y experimentar sus buenos planes para nuestras vidas,