Libros Mentores - Resumen Extendido: La Sabiduria De La Inseguridad (The Wisdom Of Insecurity)--Basado En El Libro De Alan Watts

“La Sabiduría De La Inseguridad: Mensaje Para Una Era De Ansiedad” es un libro escrito en 1951 en su versión original en Ingles por parte del escritor Alan Watts. Posteriormente fue traducido al idioma español y republicado por la editorial Kairos en 1987. Este libro forma parte de los más de 15 libros publicados por Alan Watts y se consideran una joya de la literatura de autoayuda.

“La Sabiduría De La Inseguridad: Mensaje Para Una Era De Ansiedad” trata en su mayoría de brindar al lector una alternativa a la angustiosa ansiedad que provoca la existencia. A pesar de ser un libro escrito originalmente en 1951, se encuentra muy adelantado a su época siendo aun relevante para la literatura moderna. El libro cuenta con 152 páginas en su versión en español dividido en 9 capítulos.

Actualmente vivimos una época de “desesperanza”. El mundo ha avanzado y nos ha permitido gozar de múltiples beneficios muy agradecidos, pero también muy lamentados. Nuestros cuerpos ya no sufren por los peligros, enfermedades, carencias que antes, pero nuestras almas, nuestras mentes sufren por todo lo que se nos fue arrebatado. Todo lo que creíamos cierto, toda la esperanza que nos quedaba de que hubiera un poco de magia sobre el mundo quedo sepultada debajo de múltiples pruebas que afirman con razón que algo superior o especial no existe y nunca existió.

LA SABIDURIA DE LA INSEGURIDAD nos brinda una alternativa a la desesperanza, una explicación al vacío que nos dejó la modernidad y que nos es imposible llenar con las creencias tranquilizadoras y falsas del pasado porque simplemente nos es imposible volver a creer en algo que de plano sabemos que no existe. En un momento como este, tan real… LA SABIDURIA DE LA INSEGURIDAD es imprescindible para lectores de todo tipo, desde una persona que no establece aun su lugar en el mundo hasta una persona que ya ha vivido su vida y tomado todas las decisiones que le competían.

Tanto lectores jóvenes como lectores veteranos encontrarán a LA SABIDURIA DE LA INSEGURIDAD como una lectura provechosa de la que podrán sacar más de un consejo sobre el espectro ideal para ver el mundo, la ciencia, la religión e incluso a ellos mismos. Los lectores jóvenes encontrarán, que a pesar de ser un libro escrito hace más de 70 años, su tipo de escritura y lectura amena garantizaran la comprensión de todos los temas a tratar y una lectura rápida y agradable.

Alan Watts comienza su libro con una premisa desalentadora, el sentido de la vida. El autor nos golpea justo en la cabeza con esos pensamientos que hoy en día tratamos de ocultar detrás del trabajo, la familia, el ritmo de la vida. ¿Es posible en este momento creer en algo? Con el paso del tiempo, la humanidad ha descubierto que aquellas piedras a las que se aferraban con fuerza, porque garantizaban que el sentido de la vida era algo mayor, se han desvanecido y con ellas la felicidad.

El mundo es un sitio horrible, hay enfermedades, violencia, pobreza, hambre, muerte y un sinfín de problemas que la humanidad supo soportar debido a la esperanza de que “el mañana sería mejor”, que había una explicación para todo. Que debía haber una explicación para todo porque, si no había una explicación para soportar tanto dolor ¿Cuál es el sentido de nuestra existencia sobre esta tierra?

Es por esto que la creencia en un ser superior era más que un capricho, una necesidad para la humanidad desde el comienzo. El humano necesitaba explicar lo que lo rodeaba y brindar seguridad a sí mismo y a los que lo rodeaban. Sentir que todo lo malo que sucede, que todo el dolor está justificado porque al final tendremos un premio mayor les brinda a las personas esperanza. Esperanza para algunas personas, porque sabemos que con el tiempo muchos eruditos de la época buscaron explicar científicamente porqué sucedían las cosas y con ello llegaron a la conclusión de que el Dios, el Dios como la religión lo explica no existe.

Todo habría más sencillo si por medio de la ciencia hubiéramos llegado a la explicita e irrefutable conclusión de que Dios no existe, que Dios o un ser superior no es más que la consecuencia de la necesidad de explicar el big bang y todo lo que vino después, pero, “Nada, en efecto, demuestra que no existe Dios, pero quienes proponen la idea han de soportar el agobio de no poder probarlo. El científico moderno no es tan ingenuo como para negar la existencia de Dios, porque no puede descubrirlo con un telescopio, o del alma, porque el escalpelo no la pone al descubierto”

El debate entre la ciencia y la creencia ya cumple muchos años en nuestra sociedad y en la historia de la humanidad en general. Constantemente nos topamos con personas que están en uno u otro bando, e incluso nosotros mismos podemos estar en este momento en alguno de ellos. Ambos bandos tienen puntos a favor que buscan darle “sentido” a la vida de sus integrantes. Sin embargo, en esa búsqueda del sentido de la vida con frecuencia nos alejan de la verdad o nos acercan a la desesperanza.

Hoy en día los científicos no son colgados, torturados, quemados o encarcelados por ir en contra de la religión, esto debido a que han colaborado activamente en brindarle a la humanidad múltiples beneficios. Los avances científicos han logrado desestimar muchos mitos o creencias. Las personas tienen una mayor esperanza de vida, los niños ya no mueren de viruela, los médicos se basan en fuentes reales y no supersticiones para curar a las personas. En definitiva, la ciencia nos lo ha brindado todo, sin embargo, también nos lo ha quitado todo.

Si bien los beneficios que nos ofrece la ciencia la convierten en algo necesario para la vida misma. Necesitamos todo lo que nos ofrece aun si el precio a pagar es costoso. Ofrecimos nuestro ojo por conocimiento y ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? Así como la ciencia nos brinda una calidad de vida mayor también nos asegura que esto, esta existencia limitada y frágil es lo único que tendremos. Que estamos compuestos por carne y huesos y con el tiempo, como todo, nos descompondremos y todo acabara.

La nada no es precisamente el pensamiento más alentador. Nos lleva a pensar en el sentido de la existencia, ya que aún hoy, la vida es dolor y sufrimiento. Si, dolor y sufrimiento que podemos compensar con los muchos placeres y gustos efímeros, pero ¿acaso no nos estamos simplemente engañando? La realidad que nos brinda la ciencia nos obliga a disfrutar la vida en lo posible y eliminar con cualquier cosa que nos produzca placer el pensamiento que esta vida es en realidad un chiste. ¿No es eso en parte lo que hace la religión?

Tanto la religión como la ciencia se basan en “declaraciones de verdad” sobre el universo, afirmaciones sobre la realidad. El conflicto entre la ciencia y la fe, entonces, se basa en los métodos que usan para decidir qué es verdad y qué verdades resultan: estos son conflictos tanto de metodología como de resultado.

La religión por otro lado busca brindar a los creyentes la sensación de que todo el dolor, toda la angustia de la existencia está justificado, ya que es necesario para poder trascender a la verdadera existencia, a la existencia al lado de Dios. El autor no busca desestimar la religión en ningún momento, tanto que parece justificarla como necesaria para el desarrollo de la humanidad. Las personas necesitan creer en algo para, de alguna manera, no rendirse ante el mundo. “El hombre parece incapaz de vivir sin el mito, sin la creencia de que la rutina y el trabajo fatigoso, el dolor y el temor de esta vida tienen algún significado y un objetivo en el futuro”.