Siempre he pensado que la gratitud es un gran blindaje. Sentir la gratitud como una especie de expansión en nuestra alma que desemboca en una sonrisa discreta es un regalo para quien la vive.
Quiero expresar mi profunda gratitud a mi hermano Roger, quien un día llegó a casa para invitarme a participar en este bellísimo proyecto, que además se convirtió en un hermoso puente entre tú, que me lees, y yo. Colaborar con mi hermano me hace sentir un amor determinante y la confianza infinita que existe entre los dos. Gracias, Broco, por compartirme tu luz, disciplina y pasión todos los días de mi vida. Gracias por amarme.
Gracias a mis padres. Imposible ser la mujer que hoy soy sin la construcción de la historia que me sostiene en mi presente. Gracias, papi, por enseñarme que no debo permanecer ni un solo segundo en donde no me explote el corazón de pasión. Por enseñarme lo que es la verdadera entrega a lo mío y los míos. A vivir desde el humor. A tener un corazón generoso y humilde. Gracias, mami, por enseñarme lo enriquecedor que es el servicio, por tu amor y apoyo. Gracias a mi hermana Gaby, a Edu, Pato y Edy, porque observándolos me recuerdan lo que es vivir en familia desde el amor y la aceptación.
Gracias a la Universidad de la Comunicación, que me abrió sus brazos y su hermosa comunidad hace 3 años que llegué a la CDMX, dándome la gran oportunidad de acompañar a los alumnos y alumnas en sus procesos. Gracias infinitas a todos ellos, es un honor para mí que me permitan conocer y entrar a sus espacios tan profundos y privados. Admiro infinitamente su valentía por atravesar caminos sinuosos y dejarme estar a su lado. He aprendido como nunca en mi vida a través de sus experiencias de vida. Gracias en especial a Tam, por enseñarme que la sensibilidad juega para dos lados y que siempre existe la fuerza para seguir intentándolo, aunque a veces ni siquiera identifiquemos el porqué. Gracias, Tam, por recordarme que yo estuve ahí, que no estamos solas y que volveremos a extraviarnos mil veces más, pero siempre con este impulso de volver a nosotras. Te quiero y te extraño.
Gracias a Davo, Dan y Pat por mostrarme lo que es un verdadero trabajo en equipo, por apoyarme y enseñarme con su impecable experiencia, gracias por trascender nuestro vínculo laboral y convertirnos en verdaderos amigos. Gracias, Pat, por regalarme tu confianza todos los días y por ser la mejor mancuerna conmigo en nuestra misión de crear un cambio significativo en nuestro entorno. Admiro tu lucha, tu persistencia, tu sencillez, tu enorme empatía y tu generoso corazón. Gracias por tu apoyo, por tu escucha y por tu invaluable amistad, que gané para siempre.
Gracias a mis hermanas del alma, Ale y María. Gracias por su amor incondicional y por aceptarme sin ningún espacio de duda. Gracias a Ale por enseñarme —y recordarme— el verdadero significado de la vida, gracias por señalarme que la belleza y el aprendizaje está en todos los procesos, por más incómodos que sean y que todo es pasajero, pues sólo existe el momento presente. Gracias, María, por recordarme que todo es entretenimiento y que lo real sólo puede sentirse con FE; gracias por decirme una y otra vez que no olvide la mujer que soy y todo lo hermoso que tengo para compartir.
Gracias a mi Teresica, que cuida con tanto amor y entrega a mí y a mi familia todos los días desde hace tantos años.
Gracias al Alivio de mi vida que me desenreda la mente y el corazón con sus abrazos y que decide amarme con mis luces y sombras, enseñándome todos los días que las tormentas se atraviesan de la mano y no se huye de ellas cuando el amor empapa nuestros días. Gracias por demostrarme que la vida sí se puede resignificar con voluntad, disciplina y determinación. Gracias por enseñarme que el amor es un acto de valentía (aunque sea una estampida también).
Gracias a todos aquellos que han rozado mi vida y han dejado algo en mí. Y sobre todo, gracias a ti, amiga lectora, amigo lector, que me has regalado un pedacito de tu tiempo para permitirnos a mi hermano y a mí entrar en tu vida.
Gracias a todas las experiencias dolorosas e incómodas que me han regalado sus infinitos aprendizajes y sus grandes lecciones de aceptación. Gracias por enseñarme que sin dolor no hay crecimiento.
Guardé para el final dos agradecimientos muy profundos que me ponen el corazón a temblar: gracias a mi Maguita de ojos de cielo porque es la alquimista más grande que he conocido en toda mi vida. Porque vino con su alma vieja a enseñarle a esta mujer que soy a no vivir desde la mente sino a vivir desde el amor. Gracias, Mía, por ser el motor que pone a sentir todo mi ser, por sanarme con tus bailes, juegos y risas. Gracias por enseñarme que estamos aquí para acompañarnos ambas. Gracias por ser el arraigo y la raíz de esta nube que soy siempre flotando. Gracias por destejerme el alma una y otra vez con tus abrazos y tus “te amo”. Eres el reflejo más bonito de mi vida. Gracias por enseñarme que sanamos cuando somos bien amados. Eres mi rincón favorito del mundo. Te amo.
Y cierro este lindo ejercicio de gratitud agradeciendo a ella, mi pedacito de estopa, a mi Luna. La Luna de mi vida que me enseñó lo que es el verdadero amor incondicional. Gracias por ser mi compañera de vida por 14 años, por amarme y haberme elegido todos los días como sólo tú lo hiciste. Alguien me dijo un día: “Luna nació sólo para mirarte, Andrea.” Gracias por ser mi eterna compañía en todos mis viajes, mudanzas, duelos, separaciones, nacimientos. Gracias por amarme como sólo tú lo hiciste. Te llevaste una partecita de mi corazón contigo. Me consuela pensar que estás jugando debajo del puente, en el arcoíris, mientras me esperas. Te extraño todos los días. Sí, mi Lunis, venimos a amar. El que no ama, pierde. Nunca te olvido.
ÍNDICE
Roger: a mis padres.
A mi familia, a Andy, Alan, Gaby, Mía, Edy y Pato.
Y para ti, que has crecido conmigo:
nunca olvides que los sueños se hacen realidad.
Andrea: para la siempre
Luna de mi vida y mi Maguita.
Pocos sentimientos nos producen tanto gozo como los que nos acompañan cuando descubrimos algo nuevo. Son emociones que aparecen cuando la verdadera realidad que estaba oculta se revela ante nosotros regalándonos una nueva vida desde la consciencia.
El descubrir no sólo es revelar nuestros espacios ocultos o no conscientes, en realidad el descubrir tiene un sentido mucho más amplio, es comprender a profundidad la raíz de nuestras propias experiencias. Y comprenderlas es clave para nuestra evolución y crecimiento.
Vivimos en un mundo que honra las superficies y las apariencias. La imagen y la importancia que les damos a los envoltorios es un falso sostén que quiebra cualquier sueño sembrado en nuestro deseo. Al parecer, nuestra mirada ha quedado atrapada en una ilusión de formas de la que nos cuesta mucho trabajo salir.
Las experiencias recientes, vividas desde el 2020 con el confinamiento mundial a raíz de la pandemia, nos obligaron a salir de ese mundo de las apariencias y enfrentarnos con nuestra verdadera esencia que pide con urgencia ser sostenida y abrazada.
Descubrir(nos) es atravesar el mundo de las apariencias y bucear por las profundidades de nuestro ser a partir de un trabajo de introspección amoroso para hacer consciente nuestro proceso, que con voluntad decidimos comenzar a resignificar.
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