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Traducción: Milta Oyola
Diseño: Prodigy Pixel, Springfield, Missouri
Ninguna parte de este libro será reproducida, almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida de ninguna manera o por ningún medio—electrónico, mecánico, de fotocopia, grabación, o de cualquier otra manera—sin previo permiso del publicador, con la excepción de breves citas que se usen en comentarios, en revistas, o en periódicos.
A menos que se indique lo contrario, los textos bíblicos se han tomado de la Santa Biblia Nueva Versión Internacional® NVI® Propiedad literaria ©1999 por Bíblica, Inc.TM Usado con permiso. Reservados todos los derechos mundialmente.
Las citas marcadas RV-60 se tomaron de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
ISBN 978-1-93783-090-8
Primera impresión 2013
Impreso en los Estados Unidos de América
CONTENIDO
Si has aceptado a Jesús como tu Salvador, vivir muerto en Cristo no es simplemente un concepto. Es un hecho indiscutible. Romanos 6:1–11 dice claramente que por la muerte de nuestro Salvador, tenemos la oportunidad de morir a nosotros mismos y así vivir en y por Él. Nuestros pecados han sido perdonados y reemplazados con su Espíritu. Fuimos colocados en Él. Menos mal que la vida en Cristo no depende de nuestros esfuerzos. Todo lo que debemos hacer para “vivir muertos” es simplemente confiar en que su Espíritu haga en nosotros lo que no podemos hacer por nurestros propios medios.
Quizás al leer el título de este diario pensaste: Yo no puedo vivir muerto. Es demasiado difícil. ¡Yo siempre me estoy deslizando! Adivina una cosa: ¡Eso nos pasa a todos! Pero si has aceptado a Cristo, ya estás muerto. No obstante, debes aprender a permanecer muerto. El secreto para permanecer muertos es el gozo duradero. En este gozo encontramos la voluntad de Dios, y Él nos capacita para cambiar nuestros deseos por su plan maestro. Al permanecer, de alguna manera, cosas tales como nuestra comodidad, horarios, preferencias y control parecen insignificantes en comparación con su gloria.
Al permanecer en Cristo, escuchas con atención su corazón que late por los perdidos. Así como murió por los perdidos, nos pide que nosotros muramos a nuestras ambiciones egoístas y que, con abandono temerario, lo compartamos a Él. Nuestro Salvador pide que vayamos a todos los que están perdidos.
Sin embargo, en este diario te pedimos que consideres no solamente a los que están perdidos, sino también a quienes no han sido evangelizados y que no están involucrados. Orarás todos los días por los que no tienen la Biblia en su idioma, ni iglesia, ni misioneros, ni creyentes ni ningún acceso a Jesucristo. Aquellos a los que es inconveniente evangelizarlos. A los que cuesta sangre, sudor y lágrimas mostrarles el amor de Jesucristo. Sólo los que han aprendido a vivir muertos les llevarán el evangelio.
Jesucristo nos dijo que la semilla que “cae en tierra y muere… produce mucho fruto”, Juan 12:24. Mientras trabajas en este diario preséntate a Dios como esa semilla muerta. Y, a medida que tu carácter se asemeja al de Cristo, que tu oración sea: “Dios mío, ¿cómo quieres que responda a los no evangelizados y a los que no están involucrados?”
Confiamos en que Él contestará tu oración y que tu viaje de treinta días de oración estará lleno de aventura, vivo en Él.
CÓMO USAR ESTE DIARIO
Este diario está diseñado para ser una experiencia de oración de 30 días. Cada día incluye información sobre un pueblo todavía no evangelizado, y una reflexión sobre lo que significa vivir muerto. También tendrás espacio para responder a las lecturas, contestar algunas preguntas desafiantes, y escribir una oración. Cada día presenta un desafío, una manera práctica en la que puedes vivir muerto. Cada capítulo ha sido escrito por un misionero o por una persona con un corazón para las misiones, que se ha comprometido a vivir muerto.
Hay diversas maneras de usar este diario, pero sugiero que será más gratificante si haces lo siguiente:
• Lee sólo un capítulo por día. Usa el diario como suplemento para tu lectura diaria de la Biblia.
• Ora por el pueblo que se menciona en ese capítulo.
• Ora que Jesucristo envíe misioneros.
• Ora que la Escritura se traduzca a su idioma.
• Ora que hombres y mujeres de influencia en ese pueblo sean salvos.
• Pregúntale a Jesucristo si Él quiere que vayas, a vivir y morir entre ese pueblo.
• Escribe tus pensamientos, reflexiones y oraciones en el espacio provisto en el diario. Si no sabes qué escribir, simplemente escribe una oración pidiendo ayuda para responder al “Desafío de vivir muerto” que se presenta en ese capítulo, o haz las dos cosas.
• Trabaja en el diario con tu familia o con un grupo de amigos. Exíjanse responsabilidad mutua en este desafío.
CÓMO ORAR POR LOS PUEBLOS NO EVANGELIZADOS
Cada capítulo del Diario Vivir Muerto termina con información sobre un pueblo no evangelizado en África Oriental y sugiere un recordatorio creativo para orar. Si nunca has orado por un pueblo no evangelizado, aquí hay algunas oraciones que son muy útiles:
1 | ORA QUE LA PALABRA DE DIOS SEA LEVANTADA.
No hay sustituto para la Palabra de Dios. Ora que la Biblia sea traducida a su idioma. Ora que la película “Jesús” se pueda presentar en su idioma. Ora por la distribución de la Palabra en forma impresa, audio y video. Ora que todas las personas de ese pueblo sean expuestas a la Escritura.
2 | ORA QUE EL SEÑOR DE LA COSECHA ENVÍE OBREROS A SU CAMPO.
Toda la estrategia de vivir muerto se basa en grupos que viven y mueren entre los perdidos, quienes son preciosos para Dios. Ora que Jesucristo envíe misioneros de tu iglesia a ese pueblo; ora que se formen grupos multinacionales; ora que personas de culturas cercanas se sientan compungidos por el hecho de que sus vecinos están perdidos.
3 | ORA QUE EL ESPÍRITU DE DIOS, EL ESPÍRITU SANTO, SEA DERRAMADO SOBRE TODA CARNE.
Esta promesa también es para “todos los que están lejos”. Ora que algunos de entre los pueblos no evangelizados sean llenos del poder del Espíritu Santo. Ora por hombres y mujeres, jóvenes y mayores, pobres y ricos, marginados e influyentes. Ora por un gran derramamiento del Espíritu Santo sobre los que vengan a Cristo, para que tengan poder y visión para ganar a otros de su tribu, y para que enfrenten todo mal dondequiera que se encuentre.
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