156 documentos contra 103 falsedades. La otra vida de Santiago Carrillo.
No es un libro para la venganza sino una serena y documentada respuesta desde la Historia a las memorias provocativas y mendaces publicadas por Santiago Carrillo hace un año.
Capítulos del índice: «El discípulo de Lenin». «El submarino comunista». «La sombra de Stalin». «El responsable de Paracuellos». «Carrillo reniega de su padre por amor a Stalin». «El agente de la Comintern». «“Un camino jalonado de cadáveres” (Jorge Semprún)». «El secretario totalitario: la hoz y la cruz». «El amigo del Rey». «Las dos muertes de Santiago Carrillo».
Ricardo de la Cierva
Carillo miente
156 documentos contra 103 falsedades
ePub r1.0
Titivillus 16.02.15
Ricardo de la Cierva, 1994
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Para Mercedes 53
«MENTIR:
1.—Decir o manifestar lo contrario de lo que se cree o piensa.
2.—Inducir a error
3.—Fingir, aparentar».
(Diccionario de la RAE, 1992, ad vocem).
Santiago Carrillo mantiene en esta etapa final de su vida, al decir de quienes le conocen bien, una excelente memoria. Por eso cuando decimos que miente podríamos utilizar el primer significado académico de «mentir», y algunos de esos testigos lo hace, como veremos profusamente en este libro.
Pero no me creo con autoridad para interpretar la conciencia de nadie, ni siquiera la de Carrillo y por eso cuando en este libro digo que miente utilizo el significado de mentira que explico a continuación y la segunda interpretación de la Academia: de hecho, ante datos objetivos que juzgo históricamente irrebatibles, Carrillo induce a error, pretendiéndolo o no. El caso de los periodistas Joaquín Bardavío y Pilar Urbano, que son personas serias y decentes, y se han tragado vivas las enormidades de Carrillo sobre Paracuellos, me parece sintomático, como veremos. Así como el incomprensible silencio evasivo del capitán general Gutiérrez Mellado, como también veremos.
Me parece probable, ante testimonios irrefutables, que Carrillo, en sus conversaciones, en sus escritos y especialmente en sus memorias, cuyo análisis histórico es objeto de este libro, miente en los tres sentidos que indica la Academia. Pero como éste es un libro de Historia y no de venganza, empleo en él el término «mentira» como sinónimo de falsedad, es decir de expresión desacorde con la realidad histórica que puede ser objetivamente establecida.
Desde la primera a la última página de este libro no pretendo insultar a Carrillo, aunque él me haya insultado a mí, como voy a probar; aunque tengo terribles razones para insultarle. No lo haré. Cuando digo que miente me limito a indicar que profiere falsedades, afirmaciones falsas por enunciado o por omisión. El esquema mental que le lleva a ello no es asunto mío; ni por todo el oro del mundo me apetece asomarme a la mente y a la conciencia de Carrillo.
Pero voy a analizar descarnadamente sus palabras y sus hechos, con los instrumentos del análisis histórico. Ahora mismo explico por qué.
Los políticos —y Carrillo lo es en grado sumo— se pasan la vida acusándose unos a otros de mentir. A los Gobiernos y a sus Presidentes, sobre todo al actual, se les acusa continuamente de mentirosos. Tengo un catálogo de más de mil «mentises» en el Parlamento y en los medios de comunicación.
Carrillo miente. Voy a exponer una por una, al hilo de su vida, sus falsedades contrastadas por los documentos y testimonios que las rebaten. Todo bien ordenado y numerado, con las citas pertinentes.
La memoria histórica de España frente a la memoria mendaz de Carrillo. La mala memoria, que dice una de las víctimas de Carrillo, Cayetano Luca de Tena.
Y los lectores, que ansían este libro, que me lo han pedido mil veces, juzgarán.
PÓRTICO
DOCUMENTO 1
«En nuestro país, cuando te cuelgan un sambenito, es para toda la vida. De nada vale clamar inocencia. Nosotros, los españoles, siempre hemos preferido los culpables a los inocentes. Tú, tú serás el «marqués rojo» hasta que te mueras, y yo seré por toda la eternidad el «asesino de Paracuellos del Jarama».
(Santiago Carrillo a José L. de Vilallonga, en el libro de éste, «El Rey», Barcelona, Plaza y Janés, 1993, p. 130).
A Carrillo le fallan, a la vez, la Historia y el subconsciente. Vilallonga era, en efecto, el marqués rojo aunque ahora, en un rapto de su nobleza de sangre, haya devuelto, según parece, el carnet rojo del PSOE corrupto. La primera significación del sambenito no era de culpabilidad sino de reconciliación; ver Diccionario. Carrillo parece aludir a la tercera significación del término: «Descrédito que queda de una acción». En este libro se demostrará que su sambenito es justicia histórica.
DOCUMENTO 2
«Estas anécdotas personales no son nada en comparación con las mentiras que relata en sus memorias. En este sentido su libro se merece el Nobel, el Cervantes y el Nadal de la mentira. Yo creo que nadie ha sido capaz como él de escribir tres mentiras por línea impresa»
(Carlos Semprún Maura, antiguo comunista, «Con la mentira en ristre», ABC 9.4.94 p. 72)
DOCUMENTO 3
«Stalin no sólo asesinaba a un adversario político peligroso. Asesinaba también a la memoria de la revolución. A lo largo de su vida mortífera, Stalin ha ido eliminando siempre a los testigos posibles, a los que tal vez no estuvieran dispuestos a desmemorizar. Friedo podía ser uno de ellos, sin duda.»
«Pero en ese aspecto, Stalin no es una excepción. Es el prototipo de todos los dirigentes comunistas. Todos ellos odian la memoria verídica. Basta para convencerse de ello con leer sus memorias. Las del francés Duclos y las de la española Pasionaria, pongamos por caso. Basta con leer «Mañana España» de Santiago Carrillo, en cuanto aborda problemas históricos o biográficos. Hay una diferencia, sin embargo, entre Stalin y estos otros dirigentes. Reside en que los últimos no disponen ni han dispuesto nunca del absoluto poder de Stalin. No están en condiciones de aniquilar a todos los testigos, de destruir totalmente la memoria que permitirá reconstruir la verdad histórica».
(Jorge Semprún Maura, antiguo comunista, «Autobiografía de Federico Sánchez», Barcelona, Planeta, 1977, p. 196s.)
DOCUMENTO 4
«Hasta las conversaciones con Uribe en 1961 yo consideraba a Carrillo un comunista. Un comunista con muchos defectos, pero un comunista. A partir de esa fecha comencé a observarlo de forma diferente, a observar sus actitudes y sus acciones de forma más crítica. Comencé a ligar unos hechos con otros, unas épocas con otras y ante mí fue apareciendo un Carrillo completamente extraño a toda idea, principio y práctica comunistas. Aparecía el arribista sin escrúpulos, un ser completamente deshumanizado, capaz de mandar a la muerte o destruir política y moralmente a personas a las que antes había jurado la más completa amistad. Le he visto mentir de la manera más cínica al informar sobre las entrevistas y los hechos relacionados con otros partidos o personas».
(Enrique Lister, comunista antes de Carrillo, comunista tras la expulsión de Carrillo del PCE, coronel del Ejército Popular y general soviético, en «¡Basta!» editado en Francia en 1971 y reeditado en Madrid por G. del Toro en 1978, con añadidos pero sin supresiones) p. 152 ed. frsa.)