«Una formidable catástrofe asolará la Tierra muy pronto. Ellos lo saben y tienen prisa por ayudarnos…». Pero ¿quiénes son estos seres del espacio? ¿Cuál es su origen, cuál su nivel mental y físico? ¿Qué es y qué representa lo que los miembros del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias denominan «Confederación de Planetas de la Galaxia»? ¿Qué han revelado a los distintos grupos que se mueven ya en todo el mundo y que, al igual que en Perú, están en comunicación con los seres del espacio? ¿Qué es la misión RAMA? ¿Cómo son sus mundos y cómo sus ciudades, su sociedad y su concepto de Dios…?
Todas estas preguntas y otras muchas fueron contestadas con amplitud por los miembros del IPRI. Y las respuestas, recogidas en este libro, son sobrecogedoras.
J. J. Benítez
Ovnis, S. O. S. a la humanidad
La insólita experiencia de un periodista español en Perú
ePub r1.0
XcUiDi 21.11.14
Título original: Ovnis, S. O. S. a la humanidad
J. J. Benítez, 1975
Fotografías: Fernando Múgica Goñi
Ilustraciones: Alberto Torregrosa
Retoque de cubierta: XcUiDi
Editor digital: XcUiDi
ePub base r1.2
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A Raquel,
que creyó en mi desde el primer instante.
Según nuestros antiguos textos budistas, una galaxia está formada por mil millones de sistemas solares… Y mil millones de galaxias forman una supergalaxia…
Y así, la reunión de mil millones de supergalaxias se la conoce con el nombre de supergalaxia número uno… Ahora: mil millones de supergalaxias número uno forman una supergalaxia número dos y mil millones de supergalaxias número dos hacen la número tres… Y, según se lee en los textos sagrados, las supergalaxias número tres son tantas en el Unirverso que no se pueden contar…
( DALAI LAMA )
Y yo creo que, a la larga, mereció la pena para que viéramos nuestra esfera azul, en medio de ningún sitio y tan pequeña que alguien tendrá que cuidarla…
(Astronauta CERNAN )
NOTA DEL AUTOR
Sé que muchos se escandalizarán por lo que aquí se dice. Sé que otros se burlarán.
Sin embargo, este relato —en el fondo— sólo ha sido escrito para aquéllos cuya mente no ha perdido la juventud. Para los que, en definitiva, ya han aprendido a vibrar con el leve aleteo de los lirios o con el estruendo mudo de las estrellas.
Sólo de un hecho puedo responder. Y esto quiero asentarlo con firmeza. Sólo digo, de la aparición en el cielo de lo que otras siete personas y yo calificamos como OVNIS. Sólo de esto, y no es poco…
No puedo responder del resto de las afirmaciones que me hicieron los miembros del llamado «Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias» («IPRI»).
Y no puedo hacerlo porque —como profesional del periodismo— sólo me inclino ante lo que ven mis ojos.
En suma: no dispongo de pruebas que demuestren la definitiva autenticidad de dichas afirmaciones. Y bien que me gustaría tenerlas, puesto que la belleza y profundidad de dicho relato tocan siempre el fondo de cada espíritu. Al menos, de los más sensibles…
Que cada lector, por tanto, saque sus propias conclusiones.
J. J. BENITEZ
Fue como si un caballo me hubiera golpeado en el vientre. Salté casi hacia atrás y al volverme vi entre las nubes una luz blanca. Tan intensa que formaba una aureola…
Y eran las nueve y quince minutos de la noche. ¡La hora fijada por los extraterrestres para su aparición sobre el desierto peruano de Chilca!
Pero mis ojos —desencajados— seguían fijos en aquel disco de luz blanca. «¿Cómo era posible? —me repetía mentalmente—. ¿Cómo era posible que así, de una forma tan sencilla, estuviéramos ante un ovni?».
Pero antes de que ninguno del grupo pudiera reaccionar, aquél disco deslumbrante lanzó sobre tierra un rayo de luz blanca y todos quedamos boquiabiertos. Atónitos. Confundidos…
Y yo, que había acudido con los miembros del «IPRI» hasta los Arenales de Chilca empapado de dudas y escepticismo, sentí a lo largo de mi espalda un escalofrío…
Y es que aquellos discos de luz blanca como jamás había visto, eran, efectivamente, dos naves…
Y todo —según mi reloj— pudo durar cinco minutos…
I
LA NOTICIA
A finales del mes de agosto de 1974 una noticia procedente del Perú causó asombro entre todos aquellos que, de alguna manera, se interesan por la vida en el Universo.
He aquí el escueto texto, difundido por la Agencia de noticias:
«Lima (Efe).— Cinco miembros del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias han establecido contacto con un ovni procedente de “Ganímedes”, el mayor de los satélites naturales de Júpiter, reveló ayer a Efe el presidente de dicha Institución, Carlos Paz García.
»Los integrantes del “IPRI” partieron el lunes de la semana pasada hacia Marcahuasi, altiplanicie situada a unos 90 km de Lima y a una altura de 4200 m, permaneciendo allí hasta el jueves, 22 de agosto, trayendo importante material de grabación y fotografías, aseguró Paz García. Material que está siendo analizado actualmente por miembros del “IPRI”.
»Paz García señaló que el grupo indicado viene estando en contacto con los extraterrestres desde hace ocho meses».
La noticia, como digo, dejó perplejos a muchos. Otros, como es habitual en estos casos de avistamientos de ovnis, se encogieron de hombros o se limitaron a sonreír burlonamente…
Sin embargo, en el fondo de los corazones, yo apostaría a que casi la totalidad de los que entonces acertaron a leer la noticia se plantearon siquiera fugazmente la posibilidad de que «aquello» fuera realidad.
Desde hace muy pocos años los casos de avistamientos y aterrizajes de ovnis se repiten a miles por el mundo. Nuestro propio país ha sido y sigue siendo constante escenario de estas apariciones. Pero ahora, la noticia procedente de Perú venía a romper todos los esquemas que sobre el tema ovni se habían trenzado en las revistas y libros especializados. «¿Extraterrestres en contacto directo con un grupo de personas concretas?».
En realidad, sólo había una forma de despejar tan formidable incógnita.
Así que, a las pocas horas de extenderse la noticia por el mundo, LA GACETA DEL NORTE —periódico al que pertenezco— decidió enviarme a Perú.
El objetivo era uno y concreto: investigar y recoger una información de primera mano. Directa. Exhaustiva.
Por fortuna, los periódicos españoles van adoptando frente al tema de la vida en el universo una postura cada día más seria y consciente. Los medios de difusión, en definitiva, han comprendido que la vida es una realidad casi monótona en el cosmos.
Pues bien, a lo largo de dos semanas, recogí para los lectores de mi periódico las opiniones, experiencias y escalofriantes afirmaciones del grupo de peruanos que afirma estar en contacto telepático con seres de mundos como «Apu», «Orión», «Atlas», «Ganímedes», «Calisto», etc.
Una treintena de miembros del «IPRI» fue narrándome, paso a paso, la sensacional aventura.
Ante mi asombro, estos estudiosos de la Exobiología —desde ingenieros a universitarios, amas de casa o simples funcionarios públicos— expusieron el porqué de su contacto con extraterrestres. Porque la comunicación —según ellos— no tiene nada de casual. Obedece, sencillamente, a una misión programada desde hace 100 años y que los mismos extraterrestres han denominado «Misión RAMA».