AA. VV. - La ruta de la seda
Aquí puedes leer online AA. VV. - La ruta de la seda texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1996, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
La ruta de la seda: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La ruta de la seda" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
AA. VV.: otros libros del autor
¿Quién escribió La ruta de la seda? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.
La ruta de la seda — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La ruta de la seda " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
• Albertini R., Verso la terre incógnite, Venezia, 1967.
• Auboyer, J., La route ele la solé. París, 1976.
• Beurdeley, C. Les routes de la solé, Suiza, 1985.
• Bolton, J. D. P., Aristeas of Fhcon-nesus, Oxford, 1962.
• Boulnois, L., La ruta de la seda, Barcelona, 1986.
• Bunbury, E. H., A History of Ancient Geography, New York, 1959.
• Cary, M. y Warmington, E., Les explo-ratéurs de lAntiquité, París, 1932.
• Casariego, J. E., Los grandes periplos de la Antigüedad, Madrid, 1949.
• Drége, J. P., La Ruta de la Seda. Pueblos, paisajes y leyendas, Madrid, 1989.
• Finzi, C., Ai conjfini del mondo, Roma, 1979.
• Flore, L., Le esplorazioni geogra/iche del Greci, Firenze, 1960.
• Hyde, W. W., Ancient Greek Mariners, New York, 1947.
• Mazaheri, A., La route de la solé, París, 1983.
• Miller, I., Roma e la Üiá delle spezie, Torino, 1974.
• Reinaud, M., Relations politiques et commerciales de l'empire romain auec l'Asie orientale, París, 1863.
• Thomson, J. O., History of Ancient Geography, Cambridge, 1948.
• Woodcock, G., The Greeks in India, London, 1966.
Máscara de oro de Tierradentro, Colombia (Museo del Oro, Bogotá)
LA RUTA DE LA SEDA
Por Manuel Lucena Salmoral
Catedrático de Historia de América
Universidad de Alcalá de Henares
El viajero Scylax. La India fantástica.
La expedición de Alejandro Magno.
El reino seléucida. Megástenes.
Las rutas marítimas. Comercio con China.
El comercio en la historia política
La Ruta de la Seda. Itinerarios.
Contactos culturales. Influencias artísticas
Moneda indo-griega, siglo II a. C.
Título original: La ruta de la seda
AA. VV., 1996
Fotografía: Juan Manuel Salabert
Cartografía: Julio Gil Pecharromán
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
En el año 329 a. C. el ejército griego de Alejandro, rey de Macedonia, alcanzó las estribaciones meridionales del Hindukush, la imponente formación montañosa de Asia Central. Durante cinco años, los helenos recorrieron como conquistadores las tierras que se extendían a ambos lados de la cordillera. Cuando abandonaron la región, rumbo a Occidente, en Asia Central y la India del noroeste se había iniciado un proceso de helenización que duraría siglos, y que amalgamaría la civilización griega con las diferentes culturas locales.
Dos siglos después de Alejandro, los chinos alcanzaban las mismas regiones y abrían una vía de intercambios culturales y comerciales que, con el nombre de Ruta de la Seda, pondría en comunicación las orillas del Mediterráneo y las del mar Amarillo a través de los oasis del Tarim, las tierras altas del Asia Central y la meseta irania. En el presente Cuaderno se ofrece una panorámica, desde distintas ópticas históricas, de lo que la Ruta de la Seda representó para el Mundo Antiguo. Miguel Angel Ebira escribe sobre los conocimientos que los griegos tenían de la geografía asiática antes de la definitiva apertura de la Ruta. Domingo Plácido se ocupa de las vías helenísticas en Asia Central y la India. Y Ana Ramos y Carmen García-Ormaechea, de la contribución china a la Ruta.
AA. VV.
Cuadernos Historia 16: 080
ePub r1.0
Titivillus 12.08.2017
Miguel Ángel Elvira
Universidad Complutense de Madrid
D esde su prisión en una cumbre de los Cárpatos, Prometeo predice a lo, la desventurada amante de Zeus, lo que será su inmenso peregrinar. Tras alcanzar la ribera del mar Negro, habrá de atravesar las tierras de los escitas, remontando algún enorme río hasta sus fuentes para poderlo vadear. Más allá, las amazonas le enseñarán el camino: atravesará el Istmo Cimérico (el de Crimea) y el estrecho del lago Meótide (el de Kerch), y así alcanzará Asia:
Dirígete (entonces) hacia la llameante salida del sol. Atraviesa el estruendo del mar (el Caspio, sin duda) hasta que hayas llegado a la llanura de las Gorgonas, a Cístene, donde habitan las Fórcides, tres viejas doncellas con figura de un cisne que tienen un ojo y un diente para las tres. Ni el sol con sus rayos las mira jamás, ni de noche la luna. Cerca de ellas hay tres hermanas aladas, con cabellera de serpientes. Son las Gorgonas, odiadas por los mortales, pues no hay mortal que, si las mira, conserve el aliento. Tal es la advertencia que te hago.
Escucha otro terrible espectáculo: guárdate de los grifos, perros de Zeus no ladradores y de afilado hocico, y del ejército de los arimaspos, que tienen un solo ojo y van a caballo, y que habitan junto al curso del río Plutón de aurífera corriente. No te acerques a ellos.
Llegarás a una tierra lejana, a una raza negra que habita junto a las fuentes del sol, donde se encuentra el río Etíope. Sigue pegada a su ribera hasta que llegues a donde empieza la catarata, allí donde el Nilo, desde los montes de Biblo, impulsa su saludable, sacra corriente. El te guiará hasta la tierra triangular llamada Nilotis (el delta del río) , donde está decretada para ti, lo, y para tus hijos, la fundación de una nueva colonia (Menfis) (Trad. de B. Perca Morales) .
Hemos reproducido todo este pasaje del Prometeo Encadenado de Esquilo (v. 70 SS.) porque constituye quizá la visión más completa de lo que era el Oriente asiático para la mentalidad mitológica de la Grecia primitiva. Acaso tenga toques propios del siglo V a. C. en que vivía su autor, pero, en lo sustancial, mantiene una concepción geográfica que se remonta por lo menos a Homero y Hesíodo. Es el mundo épico y de los primeros líricos, que sólo conoce con certeza las regiones griegas y las costas del Mediterráneo oriental. En torno a este núcleo, todo se puebla de seres extraños hasta llegar a los límites exteriores, es decir, a la rápida corriente del río Océano, destinada a trasladar cada noche la barca del sol desde el extremo Occidente hasta la región de la Aurora (Mimnermo, frag. 10).
Moneda indo-griega, siglo II a. C.
Las zonas intermedias, las más cercanas a Grecia, las menos desconocidas, contienen seres menos monstruosos y de localización relativamente fija: es el caso de los pigmeos, colocados en África; de las amazonas, situadas unas veces al norte del mar Negro y otras en Anatolia; o de la caterva de magas y cíclopes occidentales que pueblan la Odisea. Pero más allá todo se hace más distorsionado y difuso. Así, el vellocino de oro se guarda a veces en la Cólquide, junto al Cáucaso, mientras que otros autores, como Hornero, lo sitúan en un lugar indeterminado en las riberas del Océano; las Gorgonas pueden habitar en el fondo de Asia, como nos dice Esquilo, o en los últimos límites de Occidente; y a veces la indecisión puede traer profundas consecuencias: según el capricho de los autores, los etíopes viven en el extremo meridional de la Tierra, al sur de los egipcios, o bien, como dice la
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «La ruta de la seda»
Mira libros similares a La ruta de la seda. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro La ruta de la seda y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.