Bruno Hoffer Pascal Douté CURSO DE AIKIDO EDITORIAL DE VECCHI A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U. Traducción de Gustau Raluy.
Diseño gráfico de la cubierta de Design 3. Fotografías del interior y la cuberta: © D. Boulanger. © Editorial De Vecchi, S. A. 2016 © [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA ISBN: 978-1-68325-095-1 El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios.
La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270) ÍNDICEAGRADECIMIENTOS Los autores agradecen el apoyo y la ayuda que les han brindado para la realización de este trabajo la ciudad y la Unión Deportiva de Maisons-Laffitte. Pascal Douté da las gracias a sus alumnos de Maisons-Laffitte y, especialmente, a los que han accedido a colaborar en el reportaje fotográfico de este libro: Régis Bouchet y Pédro Dinis.
I NTRODUCCIÓN
Este trabajo dedicado al aikido se presenta de un modo accesible para todos y se dirige sobre todo a quienes se aventuran por primera vez en este arte marcial japonés, que conserva intactas sus tradiciones y sus rituales, a pesar de su «exportación» a los países occidentales. En este libro presentamos las técnicas elementales, imprescindibles, puesto que condicionan toda una vida de práctica. No es nuestro propósito ofrecer una lista exhaustiva de todos los movimientos de este arte, pero gracias a una serie de técnicas y combinaciones el lector tendrá la posibilidad de alcanzar un buen nivel.
Recordamos, además, que algunas técnicas, como luxaciones y proyecciones, muy utilizadas en nuestro arte marcial, son peligrosas si no se efectúan con prudencia y control, en un lugar adecuado y con la guía de un instructor titulado. El entrenamiento en el tatami no puede ser sustituido por nada... ¡Nos vemos pronto en el gimnasio!
HISTORIA DEL AIKIDO Y DE SU FUNDADOR
ARMONÍA
El término
aikido deriva de tres ideogramas japoneses:
ai, que significa «armonía»,
ki, que quiere decir «energía vital», y
do, que indica la «vía». Partiendo de la traducción de estos tres kanjis a nuestro idioma, inevitablemente imprecisa, primero intentaremos definir el significado de esta palabra. La interpretación más fiel a la idea de su creador, el maestro Morihei Ueshiba, puede ser «la vía de la armonía entre las energías», es decir, el camino para alcanzar la armonía con uno mismo y con el universo. Es una disciplina que se orienta a la búsqueda de una armonía universal entre el cuerpo, el espíritu, la naturaleza y el cosmos.
Por tanto, debemos considerar el aikido como un ejercicio de búsqueda: más allá del puro y simple gesto, el aikido intenta proporcionar siempre una explicación, dar un significado a esta gestualidad.
DEL AIKI-JITSU AL AIKI-BUDO
El aikido, de origen japonés, nació y sentó sus bases a partir de las técnicas del aiki-jitsu del siglo IX , que tenían un objetivo totalmente práctico: dejar fuera de combate en el campo de batalla a los adversarios más prestigiosos de los samuráis. En aquella época, los practicantes de aiki-jitsu también dominaban en el manejo de la espada, el bastón largo, el bastón corto y el puñal japonés. Algunas de las técnicas realizadas sólo con las manos derivan de las de arma blanca del bu-jitsu original. Muchos de los budo japoneses actuales tienen su origen en estas técnicas medievales: el ju-jitsu se convierte en judo; el karate-jitsu, en karate-do.... y el aiki-jitsu, en aiki-budo y, posteriormente, en aikido.
El aiki-jitsu estaba reservado a una elite que a menudo se dedicaba a la práctica religiosa y a la introspección filosófica. En los años veinte, el maestro Ueshiba, que ya había abierto un dojo (lugar en donde se practica), llamó a su arte aiki-budo.
MAESTRO FUNDADOR: MORIHEI UESHIBA
La historia del aikido no puede separarse de la de su fundador, Morihei Ueshiba. Nacido el 14 de diciembre de 1883 en Tanabe, una ciudad japonesa próxima a Osaka, no destacaba por su fuerza ni por sus cualidades físicas, puesto que más bien tenía una salud delicada. Se dedicó a la filosofía, y se interesó por las prácticas religiosas budistas y sintoístas. Pero, al mismo tiempo, su familia procuró fortalecer y mejorar su salud; por esta razón practicó natación y su padre lo inició en las artes marciales.
Ya mayor, trabajó su cuerpo como un atleta y en poco tiempo logró ser considerado un buen practicante de ju-jitsu. Perfeccionó la técnica a manos libres, pero fue su habilidad en el manejo de las armas lo que le valió la admiración de sus conciudadanos. Durante lo que podemos llamar su «viaje» por las artes marciales, practicó, entre otras disciplinas, el antiguo ju-jitsu de la escuela de Kito y el ken-jitsu, el estudio de la espada, de la escuela de Yagyu. Se dedicó a la enseñanza de varios estilos de combate, con y sin armas. Morihei Ueshiba ENCUENTROS DETERMINANTES Hacia el año 1915, Morihei Ueshiba conoció a Sokaku Takeda, maestro de la escuela de Daito, de quien fue alumno. Obtuvo la autorización para enseñar esta disciplina y llegó incluso a construir una casa para su maestro.
De esta escuela provienen la mayor parte de las técnicas propias del aikido. Sin embargo, el dominio de muchas técnicas de combate no bastó a Morihei Ueshiba, que continuó dedicándose a la búsqueda espiritual para entender mejor el significado de estas artes. A este respecto, fue determinante el encuentro con Wanisaburo Deguchi, un monje pacifista que practicaba la religión Omoto. Cuando se abrió un dojo en Ayabe, en el templo del monje, el maestro Ueshiba acudió para enseñar el daito-ryu y al mismo tiempo asistir a las lecciones impartidas por Deguchi. HUMANITARIO En febrero de 1924, los maestros Deguchi y Ueshiba, acompañados de algunos seguidores, organizaron una expedición a Mongolia, con el fin utópico de crear un «reino de paz» en un territorio asolado por la guerra china-japonesa, en lo que hoy en día se consideraría una misión humanitaria. La expedición fue un fracaso, pero sirvió para demostrar hasta qué punto el maestro Ueshiba estaba movido sinceramente por sentimientos humanitarios y pacifistas.
Sin embargo, el destino no tuvo miramientos con él. Durante el servicio militar, participó en la guerra contra Rusia, y a lo largo de su vida tuvo mil trabajos, con patrones de todo tipo y por todo el territorio japonés. En más de una ocasión conoció el dolor por la pérdida de un ser querido. Concretamente, la muerte de su padre le causó un hondo dolor que lo convenció para seguir profundizando en sus estudios filosóficos. Por otro lado, el fracaso de la expedición no careció de consecuencias: el grupo pacifista, cada vez más numeroso, sufrió la persecución de la policía, y algunos destacados miembros fueron ajusticiados. Los otros miembros del grupo, entre los que estaba el maestro Ueshiba, fueron encarcelados en condiciones de vida inhumanas.