Todo el mundo ha oído hablar alguna vez de Gutenberg, y con razón: gracias a sus trabajos sobre la imprenta, cambió el curso de la historia europea. Sin embargo, en la práctica, su figura sigue siendo desconocida, casi legendaria, y su biografía está rodeada de sombras, puesto que hay poca documentación relacionada con él: solamente se tiene constancia de 36 documentos anteriores a su muerte. La mayor parte de estos archivos son particularmente áridos, llenos de lagunas, por lo que están sujetos a múltiples interpretaciones, dando pie a alegaciones totalmente extravagantes: por ejemplo, algunas niegan que la invención de la imprenta fuera suya y otras lo presentan como un usurpador que habría explotado un proceso que otros inventores habrían implementado antes que él.
Los pocos materiales impresos que han llegado a nuestros días son lo único que puede darnos pistas para intentar arrojar luz sobre las sombras que rodean al personaje. Sin embargo, el camino sigue estando lleno de obstáculos puesto que ninguno de los libros procedentes de su taller lleva su nombre ni su dirección, ni tan solo la famosa «Biblia de 42 líneas», bautizada así por el número de líneas que componen cada una de sus páginas. Estas investigaciones, aunque no han revelado todos los secretos de fabricación ni las vicisitudes de la implementación de la invención, han permitido acercarse al genio de Johannes Gutenberg y a sus incertidumbres.
Contexto
La situación económica de Europa en el siglo XV
En el siglo XV Europa pasa por una fase de transición, marcada por un periodo de recuperación económica y humana. A partir de finales de siglo se produce un crecimiento demográfico que en parte atenúa los estragos de la peste negra del siglo precedente. La recuperación económica acompaña esta coyuntura favorable.
Mientras se refuerzan las redes urbanas y el comercio, el auge del capitalismo permite que los técnicos y los inventores puedan disponer de los fondos necesarios para la consecución de sus investigaciones. Aunque cuesta establecer vínculos directos entre las transformaciones económicas y la innovación, la sociedad de la cuenca renana en la que se enmarca la vida de Johannes Gutenberg está sumida en un contexto marcado por gran cantidad de evoluciones técnicas, así como por un capitalismo monetario y financiero floreciente.
Las condiciones técnicas del descubrimiento
Aunque nadie discute que la imprenta que utiliza tipos de plomo fue elaborada por Johannes Gutenberg, hubo otros hombres que llevaron a cabo investigaciones similares, como Procope Waldfoghel (impresor germánico, fallecido en 1446) o Laurens Coster (impresor holandés, c . 1405- c . 1484). Así pues, el descubrimiento y los avances que implica parece que están de moda en la época.
¿Sabías que…?
Existe otra hipótesis sobre el origen de la imprenta europea: algunos afirman que la técnica se habría importado de Extremo Oriente. De hecho, los chinos y los coreanos habían desarrollado la impresión con tablas xilográficas (proceso de impresión en papel que utiliza planchas de madera grabadas) y la impresión con tipos móviles (de madera, cerámica o cuero) varios siglos antes que los europeos.
Si dejamos a un lado su espectacular impacto —sobre todo en la difusión del conocimiento— para concentrarnos solamente en los aspectos técnicos, la imprenta propiamente dicha no es una innovación revolucionaria: más que estar fundada en un avance científico totalmente innovador, es una invención de síntesis que se basa en otros procedimientos preexistentes, una compilación de múltiples técnicas artesanales y de conocimientos empíricos. Pero la originalidad de la tipografía reside sobre todo en la articulación de las técnicas: el trabajo del metal, la composición del texto mediante los tipos móviles y el uso de la imprenta.
Asimismo, el uso cada vez mayor del papel es una condición indispensable para el desarrollo de la imprenta. Desde el siglo XIII, su uso se generaliza y satisface una demanda en aumento que no queda cubierta solamente con el pergamino (hecho a partir de piel de animal tratada). La primera área de producción de papel es Italia, en contacto permanente con el mundo bizantino y el mundo árabe-musulmán, seguida por España y Francia. En el centro de Europa y en Renania, sede de la invención de Johannes Gutenberg, el papel producido todavía es de mala calidad.
El libro y la difusión de la escritura
La reproducción mecánica de los libros conlleva una revolución capital, que a su vez se suma a otros grandes avances en el libro, tanto a nivel de la forma como del soporte.
En primer lugar, hay que precisar que el libro no se puede identificar según su técnica de producción. Antes de la invención de la imprenta ya existen los libros, con o sin ilustraciones. En ese momento, los escribas se encargan de transcribir los textos que se les confían para realizar libros, o simplemente de copiar obras ya existentes. Sus técnicas de trabajo sufren varias transformaciones, aceleradas en gran parte por el recurso a la letra cursiva, más fácil de descifrar, y por la copia de cuadernos separados que permiten que la obra ya no quede totalmente inmovilizada. Asimismo, con el tiempo también mejora la presentación de los textos. El manuscrito se dota de sistemas de seguimiento que facilitan en gran medida el trabajo de los copistas, pero también la lectura: aparece la numeración de las hojas, de las columnas y de las líneas, así como las remisiones y los índices, perfeccionamientos que más tarde configurarán el aspecto del libro moderno. Hay que relacionar estos progresos con la evolución de la lectura, que se desarrolla en el siglo XIII, y la progresiva sustitución de la práctica tradicional de la lectura en voz alta por una lectura visual y silenciosa que es posible gracias a la separación de las palabras.
Evidentemente, la demanda de libros también tiene un papel primordial en el nacimiento de la invención. Los escritos ocupan un lugar cada vez más importante en la sociedad, y su empleo se generaliza cada vez más en el siglo XV. Sin embargo, aunque más adelante el invento tendrá un papel muy importante en la difusión de los conocimientos, no parece que en un primer momento haya querido responder a exigencias intelectuales. Así pues, la hipótesis de un humanismo dominante no explica la invención de la imprenta. De hecho, en un primer momento, la Iglesia será el principal cliente y proveedor de textos para los impresores.
A pesar de que la invención de la imprenta se produce con un conjunto de condiciones coyunturales, técnicas y culturales favorables, el nacimiento del nuevo medio no es ineluctable, y no puede comprenderse su aparición sin las investigaciones llevadas a cabo por su inventor de Maguncia.
Biografía