WINSTON S. CHURCHILL
SU LIDERAZGO
LAS LECCIONES Y EL LEGADO DE UNO DE LOS HOMBRES
MÁS INFLUYENTES EN LA HISTORIA
Mario Escobar
© 2012 por Mario Escobar
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
Editora General: Graciela Lelli
Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc.
ISBN: 978-1-60255-649-2
Impreso en Estados Unidos de América
12 13 14 15 16 QGF 9 8 7 6 5 4 3 2 1
«¡Qué criatura tan brillante! Pero, de alguna manera, hay un
gran golfo entre él y yo que no creo que jamás cruce. Me
gusta. Me gusta su humor y vitalidad. Me gusta su valor...
¡Pero ni por todos los placeres del paraíso sería miembro de su
personal! ¡Voluble! Una palabra de la que se ha abusado, pero
es la descripción literal de su temperamento».
—NEVILLE CHAMBERLAIN
CONTENIDO
Cuando Sir Winston S. Churchill se inclinó y sintió cómo un sudor frío le recorría la frente, tuvo temor. Al otro lado, la Cámara de los Comunes, millones de británicos y todo el mundo libre esperaban escuchar sus palabras. Nadie quería perderse el mensaje del nuevo primer ministro, que apenas unos días antes había formado gobierno a petición del rey Jorge VI.
Churchill respiró hondo y pensó por unos instantes el enfoque de su discurso. Podía optar por emplear el tono pesimista y derrotista de su antecesor Neville Chamberlain. Sin duda, la situación era lo suficientemente difícil para sentirse acorralado. La otra opción consistía en mostrar un optimismo infantil, ignorando los peligros que se cernían sobre la isla y el resto del mundo. No le convenció ninguno de los dos planteamientos.
El primer ministro inclinó la cabeza y tomó aire por última vez. El público aguardaba en silencio, con el corazón en un puño y deseoso de aferrarse a cualquier esperanza. Churchill levantó el rostro, después carraspeó y acto seguido comenzó a hablar:
Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia, que nosotros estamos actuando en muchos puntos de Noruega y Holanda, que estamos preparados en el Mediterráneo, que la batalla aérea es continua y que muchos preparativos tienen que hacerse aquí y en el exterior. En esta crisis, espero que pueda perdonárseme si no me extiendo mucho al dirigirme a la cámara hoy. Espero que cualquiera de mis amigos y colegas, o antiguos colegas, que están preocupados por la reconstrucción política, se hagan cargo, y plenamente, de la falta total de ceremonial con la que ha sido necesario actuar. Yo diría a la cámara, como dije a todos los que se han incorporado a este gobierno: «No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor...».
Todos se quedaron boquiabiertos, ¿quién era aquel hombre? ¿Cómo podía hablar con tal seguridad en uno de los momentos más difíciles de la historia del mundo?
Sin duda Winston Churchill, un miembro de la aristocracia británica, era todo menos convencional. George Orwell, el famoso escritor, dijo de él: «Es más parecido a un hombre de la calle que a una figura pública».
Uno de los libros que más se ha aproximado a la verdadera personalidad del primer ministro fue el publicado en 1968, con el título: Churchill: Four Faces and the Man [Churchill: Las cuatro caras del hombre]. En el libro se analizaban las cuatro facetas principales del personaje: el líder, el político, el historiador y el hombre, aunque Churchill tenía muchas más caras. No olvidemos que también fue un gran escritor, reportero, militar, pintor, parlamentario, orador y sobre todo un luchador.
En la década de los años setenta y ochenta, surgieron las visiones más críticas sobre el personaje. Aparecieron libros como Churchill: A Study in Failure, en el que se destacan los numerosos errores cometidos por el primer ministro, sobre todo en los primeros años como parlamentario y ministro de diferentes gobiernos.
Aunque la obra más demoledora contra Winston Churchill fue Churchill: The End of Glory, el libro de John Charmley que intentó destruir el mito de «el hombre que salvó a Europa».
La obra de Lord Jenkins, publicada hace algunos años, ha intentado rehabilitar una figura que para el gran público sigue siendo una de las más importantes de la historia.
Churchill fue ante todo fiel a sí mismo, un hombre valiente, decidido, persistente y con una capacidad de mando excepcional.
Pero sigamos escuchando su discurso ante la Cámara de los Comunes, antes de que abramos el telón de la historia:
Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntan: «¿Cuál es nuestra política?» Se lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política.
El éxito es aprender
a ir de fracaso en fracaso
sin desesperarse.
Capítulo I
UN PRIVILEGIADO
MARGINADO
El año 1874 fue relativamente tranquilo. Cuatro años antes habían terminado las guerras en el continente, se había culminado el proceso de la unificación de Italia y Alemania y, en Gran Bretaña, las revoluciones sociales parecían apaciguarse mientras Europa entraba en un largo periodo de estabilidad.
Benjamín Disraeli acababa de comenzar su segundo mandato como primer ministro y el Imperio Británico seguía extendiéndose por el mundo entero. La Época Victoriana estaba en pleno apogeo. Fue un periodo caracterizado por un estilo de vida particular y una concepción del hombre y del mundo, que iba a desaparecer por completo en el siglo XX.
El propio Winston Churchill, en su libro Mi juventud, definió muy bien los cambios que se iban a producir en el mundo en el último cuarto del siglo XIX:
Cuando analizo este libro como un todo, me doy cuenta de que he descrito una época que ya ha desaparecido. El carácter de la sociedad, los fundamentos políticos, las tácticas de guerra, la actitud de los jóvenes, la escala de valores, todo ha cambiado, y lo ha hecho hasta un punto que nunca hubiera imaginado que pudiera producirse en tan breve periodo de tiempo sin una revolución social violenta. Y no creo que todo haya cambiado para mejor. Yo fui un niño de la época victoriana, cuando los cimientos de nuestro país parecían estar sólidamente asentados...
¿Cómo era el mundo en el que nació Winston Churchill? ¿Cuáles fueron los principios básicos de su educación? ¿Qué oportunidades le ofrecía la vida?
NOBLE CUNA
Si analizamos superficialmente su vida, podríamos pensar que el nieto de George Spencer-Churchill, duque de Marlborough, el hijo de Lord Randolph Churchill, varias veces ministro y presidente de la Cámara de los Comunes, iba a tener una vida fácil y llena de comodidades. Nada más lejos de la realidad.
Página siguiente