Atravesando el río Galves (Los Ríos). Dibujo de Bayard, según las indicaciones de André
En Los Llanos todos montaban a caballo y con una velocidad increíble, iban de un lugar a otro, cambiando cabalgadura donde encontraban alguna manada, montando caballos sin domar y lanzándose sin miedo contra las líneas enemigas. Atravesaban los ríos más anchos sin la ayuda de barcas; la lanza en la boca, una mano en las crines, resistían con la otra las más rápidas corrientes y alcanzaban la orilla, mientras la infantería, con la cartuchera y el fusil sobre la cabeza, nadaba velozmente por estos ríos, cinco veces más anchos que nuestro Po. Infatigables, en las largas marchas se alimentaban con unos pocos plátanos o con algunos granos de maíz, cuidándose poco de los fétidos pantanos, de las húmedas selvas, de las abrasadoras llanuras, de las nubes de insectos que infestaban aquellos lugares malsanos; vivían, se desplazaban y se detenían en ellos sin temor a perecer víctimas del mortífero clima.
Llaneros. Ferdinand Bellerman, 1843. Óleo sobre cartulina. Museos Estatales de Berlín
Título original: La batalla de Boyacá
AA. VV., 2010
Editor: Carlos Nicolás Hernández Camacho
Ilustraciones: AA. VV.
Diseño de cubierta: Anacelia Blanco Suárez
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas
[1] Es una laguna de muchas leguas de diámetro que el invierno forma en la gran sabana baja, a inmediaciones del río Arauca. Generalmente la llaman estero, y ella es el orígen del río Carcanaparo, que es navegable.
[2] Es un pequeño paño con que se cubren los indios gentiles la parte que el pudor resiste tener descubierta.
[3] Es el primer pueblo que se encuentra en la provincia de Tunja, pasado el páramo de Pisba.
[4] Este era el jefe encargado del ejército de la Nueva Granada, su carrera la había empezado en la artillería volante, y había hecho estudios en el Colegio Militar de Segovia en España.
[*] Así en el original. N del ED.
[*] Así en el original. N del ED.
[1] «El mismo Sámano desconfiaba del triunfo de las armas españolas, y lo prueba el hecho de que tanto él como sus íntimos amigos estaban preparados para la fuga en caso de que Barreiro fuera derrotado. A nuestra abuela paterna, hija de don Carlos Joaquín de Urisarri, director general de rentas del virreinato, le oíamos repetir que su padre, de acuerdo con el virrey, tenía listas en las pesebreras de la casa las cabalgaduras en que debía hacer el viaje; y que con anticipación había mandado preparar salones de cordero en su hacienda de Fusca, chocolate y otros víveres. Así fue que cuando a la media noche del 10 (fue el 8) de agosto, Sámano le hizo saber la derrota de Boyacá y que partía para Honda, don Carlos Joaquín, que tenía todo listo, hizo ensillar en el momento y pudo salir cómodamente con el virrey, pero fueron tales el afán y la confusión de la despedida, que por tomar un paquete de onzas de oro, lo que cogió fue uno de pastillas de chocolate que le habían puesto sobre la misma mesa. Funesta confusión de la cual no cayó en cuenta sino en Facatativá, y que fue por consiguiente irremediable, lo cual le ocasionó mil privaciones y desagrados durante la penosa y larga emigración». Carlos Cuervo Márquez, obra citada, página 20.
El propio virrey tampoco se vio libre de este mismo percance, pues una acémila tomada de su orden por la fuerza para conducir un cargamento de onzas de oro, se extravió del convoy, y tomando el camino de la querencia, enriqueció a su dueño con tan rico e inesperado presente.
Un deseo de hacer conocer a mis compatriotas los extraordinarios sucesos que han ocurrido en estos días, me impele a tomar la pluma dirigiéndome a usted como conductor a propósito para conseguirlo. La historia de todos los tiempos está llena de grandes hechos y de acontecimientos prodigiosos: por ella conocemos las revoluciones de los pueblos, los progresos de los imperios, su permanencia y su ruina: en ella admiramos el genio guerrero del uno, las virtudes cívicas del otro, los talentos del aquel y el alma del gran de éste. La lucha de un pueblo por sustraerse de la ignominiosa dependencia en que vivía, es un suceso muy digno de pasarse a las generaciones venideras. La América española, luchando sin recursos contra el poder de la España, es un acontecimiento que hará época notable en el mundo, y en ella misma se dejará admirar el genio privilegiado que en Venezuela y Nueva Granada ha dirigido y sostenido la contienda.
AA. VV.
La batalla de Boyacá
Biblioteca colombiana ilustrada 2
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Titivillus 11.01.2023
Campaña de la Nueva Granada, de 1819
Francisco de Paula Santander
Justitiae ne prius mirer, belli ne labrarum?
Nos vero hoec Patriam grati referemus ad urbem.
Señor Redactor de la Gaceta de Santafé.
Pore, capital de Casanare, a 4 de octubre de 1819.
General Francisco de Paula Santander.
Óleo sobre madera. Museo Casa de Bolívar. Bucaramanga.
U n deseo de hacer conocer a mis compatriotas los extraordinarios sucesos que han ocurrido en estos días, me impele a tomar la pluma dirigiéndome a usted como conductor a propósito para conseguirlo. La historia de todos los tiempos está llena de grandes hechos y de acontecimientos prodigiosos: por ella conocemos las revoluciones de los pueblos, los progresos de los imperios, su permanencia y su ruina: en ella admiramos el genio guerrero del uno, las virtudes cívicas del otro, los talentos del aquel y el alma del gran de éste. La lucha de un pueblo por sustraerse de la ignominiosa dependencia en que vivía, es un suceso muy digno de pasarse a las generaciones venideras. La América española, luchando sin recursos contra el poder de la España, es un acontecimiento que hará época notable en el mundo, y en ella misma se dejará admirar el genio privilegiado que en Venezuela y Nueva Granada ha dirigido y sostenido la contienda.
Patriotas en Los Llanos, detalle del óleo de Jesús María Zamora, Medalla de oro en la Exposición del Centenario, en 1910.
Academia Colombiana de Historia. Bogotá.
Patriotas en Los Llanos, detalle del óleo de Jesús María Zamora, Medalla de oro en la Exposición del Centenario, en 1910.
Academia Colombiana de Historia. Bogotá.
Estatua de Francisco de Paula Santander.
Academia Colombiana de Historia. Bogotá.
Yo no voy a hablar de sucesos atrasados de que están llenos los papeles públicos que desde el año de 1810 se han difundido; yo hablaré sólo del restablecimiento de la República de Nueva Granada en 1819. La libertad en que se halla una gran parte de este pueblo, la campaña gloriosa que se la ha restituido, el jefe que la ha dirigido, su generosidad y humanidad, el sistema de gobierno que provisionalmente ha establecido, las providencias económicas que ha dictado, y las esperanzas de prosperidad y solidez que todo promete, he aquí los objetos que ocuparán mi pluma en este papel. Ellos multiplican mis ideas, asombran mi imaginación y ofrecen materia para llenar muchas páginas de la historia de la independencia de América. Ella debe hacer conocer a los pueblos que nos sucedan, el efecto de una constancia a prueba de todos los reveses, de una actividad extraordinaria, de un genio privilegiado, de una alma de temple superior, del valor divino de los hijos de Colombia. Pero mientras que plumas elegantes se ocupan en escribir nuestra historia, yo no creo que debamos ocultar a nuestros compatriotas el conocimiento de los prodigios que ha obrado el entusiasmo de la libertad. Testigo yo de cuanto voy a publicar, y deudor el ilustre Bolívar de la libertad en que vivo, he creído llenar el deber que me impone el reconocimiento, anticipando la publicación de unos sucesos que hacen honor a sus autores, pueden servir de ejemplo a nuestros militares y honrarán eternamente la tierra en donde se han ejecutado.