VARIOS AUTORES
Las maquinas eternas y otros relatos
Traducción de Francisco Cazorla Olmo
Edhasa
Sinopsis
Como en las antologías ya publicadas en la colección Anticipación, nos complacemos en ofrecer a nuestros lectores una serie de relatos entresacados y cuidadosamente seleccionados de lo últimamente escrito en Ciencia -Ficción.
En la Barrera Electrónica, se expone el enloquecedor problema de la existencia de un planeta infernal donde las criaturas viven quemando sus vidas por un gradiente de radioactividad que circunda ese mundo. Un científico intenta salvar aquellos seres remanentes de la raza humana de semejante infierno. La Llama Nocturna es un estremecedor relato del heroismo de un hombre que habiendo conocido las atrocidades de los campos de concentración de la segunda guerra mundial, donde perdió a sus dos hijas y a su esposa; pero que conserva su fe religiosa, se sacrifica para liberar al munfo de un enemigo terrible. En Los Creadores, se relata una investigación llevada a cabo por todas las inteligencias de la galaxia en un planeta muerto. En El Leonardo Duplicado, Más Allá de la Ciencia, Transferencia Mental y Las Máquinas Eternas, nos presentan unos aspectos inéditos de la fantasía y la ciencia, debidos a inteligentes y verdaderos maestros de este género universal, la Ciencia-Ficción.
Título Original: New Writings in SF. 2
Traductor: Cazorla Olmo, Francisco
©1964, Varios Autores
©1967, Edhasa
Colección: Anticipación
ISBN: 5301948774738
Generado con: QualityEbook v0.62
LAS MÁQUINAS ETERNAS Y OTROS RELATOS - John Carnell
INTRODUCCIÓN
R ECIENTEMENTE se me pidió que contribuyera con un artículo apropiado respecto a la ciencia ficción y a su historia, para The Publisher, una nueva y vitalizadora publicación periódica del género. Como idea básica en el perfil general de dicho artículo, se me solicitó que diese mi propia definición respecto a la ciencia ficción..., cuestión poco fácil, ya que escritores de ambas orillas del Atlántico ya habían escrito mucho al respecto y pocos habían estado de acuerdo sobre una explicación concisa y concreta del sujeto. ¿Cómo comprimir dentro de pocas palabras el significado general de un sujeto que virtualmente no tiene fronteras?
Mi conclusión final, creo que quedó expuesta en una nota que dejé escrita en el prólogo del primer volumen de esta serie de «Nuevos Escritos de Ciencia Ficción» y que decía así: Es una ficción especulativa basada sobre hechos conocidos y extendida a futuras posibilidades.
Esta declaración cubre todas las variaciones posibles del género, excepto por lo que respecta al relato de fantasía, una categoría literaria sobre la que puede discutirse indefinidamente. Por ejemplo, Ray Bradbury, ¿escribe ciencia ficción o fantasía? Esto deja a un lado esa terrible palabra «ciencia» que ha embaucado a tanta gente durante años. Una parte, recarga el énfasis de la necesidad de más teoría científica en la Ciencia Ficción, y en su literatura, mientras que otra, expresa su opinión de que los datos científicos pueden obtenerse con más facilidad de los libros de texto o de las revistas científicas. Mientras que la primera escuela de pensamiento, por así decirlo, prevaleció durante muchos años, allá por 1920 y comienzos de 1930 (la Era de la Máquina, de la Ciencia Ficción), cuando muchos autores eran científicos por derecho propio, la tendencia en los años recientes ha sido la de descartar esa era de la «píldora azucarada» conforme más y más autores de ciencia ficción han ido contribuyendo al medio que nos ocupa.
Hoy, la ciencia ficción dedica más atención al Hombre, como individuo, y como factor dominante que controla las máquinas que ha inventado, como puede verse en los relatos de este volumen de «Nuevos Escritos de Ciencia Ficción». A veces, como en el relato de John Rackham, La barrera electrónica, la humanidad no acierta a conformarse muy bien, aunque el autor nos permite esperar que, a despecho de nuestras negligencias e imperfecciones, exista una justificación para nuestras acciones. Incidentalmente, el tema que late tras este relato, me ha intrigado durante bastante tiempo porque se plantea el problema de lo que harían los dos primeros visitantes extraterrestres de nuestras emisiones de radio y televisión.
El relato de William Spencer, Las máquinas eternas, también hace resaltar el continuo deseo del Hombre por dejar patente su huella en el Universo, mientras que su propia destreza le derrota en el relato de G. L. Lack, El Leonardo duplicado y el de Steve Hall, La mesa de billar redonda. Sin embargo, es en relatos tales como La llama nocturna, de Colin Kapp y Los creadores, de Joseph Creen, donde encontramos las mejores cualidades triunfando sobre la adversidad... al hombre contra el hombre en la primera, y al hombre contra el misterio cósmico en la segunda. Ambos relatos, requieren una mente inquisitiva, una facultad con la que afortunadamente el Hombre está dotado.
Facultad que también gozan la mayor parte de los lectores de ciencia ficción.
John Carnell
LA BARRERA ELECTRÓNICA - John Rackham
L A astronave surgió suave y rítmicamente, conforme los circuitos cayeron en la secuencia adecuada de la curvatura del espacio. Todos los hombres de a bordo, sostuvieron la respiración desde el grumete hasta el propio Capitán Egla Forsaan. Sobre el puente, sus ojos aparecían ansiosos y sus oídos atentos, como los del resto. Sabía que de su persona se escapaba una expresión de miedo escalofriante, a despecho de todos los esfuerzos que hacía por enmascararlo y tal conocimiento constituía una especie de manantial de sorda rabia. La aprensión a desaparecer en el espacio normal era una cosa esperada y normal; pero aquel miedo escondido era algo nuevo y desagradable. Un temor semejante, se hallaba raramente en la vida de Fahenn de cualquier modo. Las naves Fahenn habían comerciado entre las estrellas por mucho tiempo, hasta donde alcanzaba la memoria y el comercio era su forma de vida para la flota y no una desesperada aventura.
Este viaje había comenzado descarriado desde su mismo principio. Su objetivo era el de reconocimiento, más que el comercio y la astronave se hallaba sobrecargada con tres pasajeros de alta categoría. También habían ido mal otras cosas, cosas terribles.
La fase final de la curvatura del espacio llegó a su fin. Y entonces llegó el inequívoco e indescriptible sentimiento de la «sensación» del espacio real, juntamente con el zumbido avisador. Y nada más. Nada de súbitos retorcimientos. Ningún grito de alarma. Sólo una salida normal de semejante situación. La Drendel seguía su silenciosa trayectoria contra el espacio salpicado de estrellas, como joyel luminoso del oscuro Cosmos. Egla Forsaan dejó escapar el aliento largamente retenido, relajó sus emociones y las dejó disolverse en una fase de completo alivio. Esta vez todo iba bien. Sintió la misma impresión de alivio a su alrededor y por un momento estuvo tentado de gritar dejando escapar su furia contra aquella situación. Pero no dejaría escapar sus sentimientos de tal forma, no por entonces. Pero el Primer Oficial, Pinat, ya estaba ocupándose de la cuestión. Nils Pinat, estólido y digno de confianza, había sido un hombre del espacio durante casi tanto tiempo como Forsaan y estaría pronto en condiciones de mandar la nave que pronto se le asignaría, hallándose la Compañía, como se hallaba, en continua expansión. Respetando el protocolo, Forsaan permaneció sentado y callado, observando a Pinat seguir adelante con las instrucciones de vuelo y de navegación estelar. Se dirigió al departamento de máquinas, por el sistema de altavoces.
—Terminada la fase de curvatura, mister Felder. Disponga lo necesario y vigile para vuelo planetario.