Un libro que nace con la vocación de vacunar al lector contra la industria de la felicidad y sus desmesuradas exigencias.
“Tienes que ser feliz”. “La felicidad es el objetivo”. “Atrévete a ser feliz”. Son incontables las ocasiones en las que escuchamos frases como estas. La felicidad se ha convertido en la meta de nuestras vidas, una exigencia social, la vara con la que medimos nuestro éxito personal. Pero cuántos de nosotros, si respondemos con sinceridad, podemos decir que hemos vencido todas las dudas, las inseguridades, las tristezas y los sinsabores. Si ser feliz fuese tan sencillo como pretenden la publicidad y las películas, ¿no estaríamos ya rodeados de personas absolutamente felices?
Algo funciona mal en la felicidad. En este libro hemos convocado a Fernando Savater, Carlos García Gual y Javier Gomá Lanzón, tres de nuestros intelectuales más creativos y lúcidos para que debatan sobre las dimensiones históricas de la felicidad y sobre sus aplicaciones políticas e individuales en nuestros días. Tres lúcidos acercamientos a la búsqueda de la felicidad que ha acompañado siempre al ser humano, acompañados con una reflexión conjunta sobre la felicidad epicúrea y una selección de las principales reflexiones que han realizado los filósofos sobre la felicidad.
Carlos García Gual, Javier Gomá Lanzón y Fernando Savater
Muchas felicidades
Tres visiones y más de la idea de felicidad
ePub r1.0
Titivillus 19.01.18
Carlos García Gual, Javier Gomá Lanzón y Fernando Savater, 2014
Diseño de cubierta: Mauricio Restrepo
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
PRÓLOGO
El origen de este libro dichoso —lo ha sido, al menos, para su editor y sus autores: esperamos que lo sea también para sus lectores— se encuentra en la conferencia «Filosofía de la felicidad» que Carlos García Gual, Javier Gomá Lanzón y Fernando Savater fueron invitados a dar en el marco de La noche de los libros organizada por la Comunidad de Madrid. Las reflexiones de estos pensadores contemporáneos sobre la figura de Epicuro, el amante del saber que, en palabras de Savater, ha reflexionado con «mayor intensidad y dedicación» sobre la felicidad, nos parecieron no solo pertinentes y profundas, como se les supone a unos conferenciantes de su categoría, sino también cercanas y llenas de sugerencias (unas virtudes estas, desde luego, más difíciles de encontrar). Así pues, llevados tanto por el entusiasmo como por la convicción de que merecía la pena consignarlas en negro sobre blanco, decidimos recogerlas en un libro.
Muy pronto nos dimos cuenta, sin embargo, que un tema tan rico como el de la felicidad, así como el don de nuestros autores para transmitir su conocimiento, daban pie a ampliar la reflexión. Para ello, y a fin de evitar una cierta rigidez que suelen caracterizar a los trabajos académicos, propusimos a nuestros autores emprender una charla sobre la felicidad en torno a una mesa, comiendo y degustando un buen café, en un ambiente que bien pudiera considerarse como un homenaje al Jardín de Epicuro. Y el resultado, la verdad, parece digno del espíritu del maestro griego. Las palabras de estos tres pensadores contemporáneos, lejos de todo encorsetamiento, brillan con viveza en un estilo oral que hemos decidido conservar, y resultan a un tiempo sorprendentes y estimulantes. Sorprendentes porque, a pesar de los siglos transcurridos y de los abismales cambios tecnológicos y culturales que hemos experimentado, muchas de las premisas de los primeros filósofos siguen en plena vigencia; y estimulantes porque sus reflexiones, y sus interrogantes, nos empujan a seguir nuestro particular camino hacia la felicidad.
Por último, y contagiados por el clima generado durante el desarrollo de este proyecto, hemos querido cerrar este volumen con un particular compendio sobre la felicidad. Siguiendo el gusto personal de los autores, así como por el espíritu de juego que todavía conservan los tres (¡y por muchos años!), hemos decidido añadir un colofón donde tienen cabida los más extraños compañeros de viaje —Gandhi y Schopenhauer, Wilde y Bernanos, Marx (Groucho) y Freud (Sigmund)—, cada uno de ellos dándonos su visión más personal de este tema. El resultado, donde caben la sabiduría y el humor, la ternura y la acidez, la paradoja y la profundidad, parece ser una doble antología: sobre la felicidad, claro, pero también sobre la diversidad de caracteres humanos.
FERNANDO SAVATER
Cuando se trata de la felicidad parece justo y pertinente que nos centremos en Epicuro, pues ningún otro pensador ha reflexionado con tanta intensidad y dedicación sobre ese tema.
No sólo se trata de uno de los grandes filósofos del mundo griego, sino también de un pensador que se ocupó con mucho detalle de estudiar qué era y en qué consistía la felicidad.
Muchos filósofos de su tiempo (y también de épocas posteriores) se han interrogado sobre el mundo que les rodea. Ya sea sobre la naturaleza (el mundo, los astros, la materia, el movimiento) o sobre la sociedad (la naturaleza del poder, la política, el Estado, la república o la organización social). Algunos de estos filósofos, como Aristóteles o Platón, son tan completos y curiosos que se preguntan por todos estos asuntos y por otra docena más. Epicuro pertenece a una clase de filósofos que se centraron en pensar y dar lecciones sobre cómo vivir mejor, que se dedicaron a pensar acerca de la alegría y el placer, el dolor y la tristeza que soporta cada individuo.
A Epicuro le envuelve cierta aura de simpatía, sobre todo en nuestra modernidad hedonista, pero era más bien un hombre intransigente con el resto de los filósofos: se burlaba de Platón, censuraba a Aristóteles, no se tomaba demasiado en serio a los maestros estoicos… Entre otras cosas, les acusaba a todos ellos de complicar en exceso sus filosofías, de dar respuestas demasiado elaboradas a problemas artificiales. Para Epicuro lo importante en esta vida es vivirla bien, intentar durante los años que pasamos aquí ser lo más felices que podamos.
Pero no hay que perder de vista que la idea de «felicidad» que maneja Epicuro está privada del halo enfático y glorioso que envuelve a ciertas interpretaciones triunfalistas de la felicidad. La felicidad no es expansionista, se alcanza mediante un proceso de reducción, en ningún caso de ampliación. Nunca es la meta final de una serie inacabable de triunfos y consecuciones.
De hecho, lo que nos hace sentir desgraciados es permitir que los deseos crezcan demasiado en nuestra imaginación. La imaginación es una facultad sin límite que tiende a desbordarse cuando algo le parece bueno. Y como es imposible disfrutar de manera continua e indefinida de todo, cuando damos rienda suelta a la imaginación y la dejamos tomar el control de nuestros deseos, nos abocamos a vivir insatisfechos.