• Quejarse

AA. VV. - No, no soy en absoluto un excéntrico

Aquí puedes leer online AA. VV. - No, no soy en absoluto un excéntrico texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

AA. VV. No, no soy en absoluto un excéntrico
  • Libro:
    No, no soy en absoluto un excéntrico
  • Autor:
  • Genre:
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

No, no soy en absoluto un excéntrico: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "No, no soy en absoluto un excéntrico" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

La sorprendente personalidad de Glenn Gould, su extraordinario talento interpretativo, su intensidad y su carácter escurridizo han fascinado a varias generaciones que vieron en el intérprete canadiense a un músico deslumbrante y singular capaz de inspirar tanto a músicos como a melómanos y lectores. El hechizo de su música y su carisma también cautivaron a Bruno Monsaingeon, quien logró trabar una amistad y colaboración que se prolongó hasta la prematura muerte del intérprete. Este libro recoge las evocaciones del amigo, así como las vivencias de aquellos años a través de textos e imágenes que nos descubren el universo gouldiano en un retrato casi autobiográfico.

AA. VV.: otros libros del autor


¿Quién escribió No, no soy en absoluto un excéntrico? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

No, no soy en absoluto un excéntrico — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" No, no soy en absoluto un excéntrico " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
ACTO I
RELACIONES CON EL MUNDO

DALE HARRIS: Personalmente, estoy encantado de la fórmula de la videoconferencia que ha adoptado para este encuentro con la prensa; me permite verle y escucharle, ser visto y escuchado por usted sin tener que efectuar un costoso y extenuante viaje trasatlántico. Pero ¿por qué huye así de la presencia del otro?

GLENN GOULD: Una noche, le estaba contando a una amiga una anécdota muy larga y llena de digresiones y paréntesis; la amiga en cuestión me hizo notar lo siguiente: «¿Se ha dado cuenta de que cuando cuenta una historia, no mira nunca a los ojos de la persona a la que habla? Tiene siempre la mirada fija en la pared o en el techo». Me di cuenta de que era cierto. Sin duda, por ello prefiero tener una conversación por teléfono más que en persona. La presencia del otro me desconcentra. Cuando hago una película, me aseguro de que no haya nadie en el estudio que no tenga una cámara, que no se ocupe de los micrófonos o que no cumpla una función concreta en la realización de la película. Rubinstein contaba a menudo que no podía tocar sin la presencia del público, y he oído decir que, en sus últimas sesiones de grabación, invitaba a amigos al estudio. Para mí, el público es una molestia y un factor de desconcentración, aunque no necesariamente una presencia hostil, y nunca ha contribuido a estimularme o a inspirarme. Detesto a los espectadores, no en tanto que individuos, sino en tanto que fenómeno de masas. Se trata de una fuerza del mal, y me resisto a obedecer su ley. Cuando actuaba en público, para mí era tan sólo una presencia que había que soportar. No hay duda de que yo no estaba hecho para eso.

THEODORA SHIPIATCHEV: No obstante, en el curso de su carrera habrá tenido que estar en contacto con multitud de personas, de artistas en particular.

GLENN GOULD: La mayoría de personas délas que me gusta rodearme no son artistas. Para mí, los artistas son un poco como los monos del peñón de Gibraltar. Intentan alcanzar nichos cada vez más elevados, cada vez más estratificados, de la sociedad. Son personas muy conscientes de cuestiones de estratificación, muy limitados, y cuya compañía es muy empobrecedora. Se preocupan hasta tal punto de su imagen que excluyen automáticamente a una gran parte del mundo en su manera de plantear las cosas.
Las personas cuya compañía resulta más interesante son las que están en condiciones de hacer juicios sinópticos: los diplomáticos, los que se ocupan de comunicación, los periodistas a veces, cuando no están demasiado pervertidos por los clichés del periodismo. Pero, indudablemente, no los artistas: son todos gibraltareños.

GHISLAINE GUERTIN-BÉLANGER: ¿Cree que existen elementos artísticos específicamente canadienses?

GLENN GOULD: ¿Aparte de las esculturas esquimales? No lo sé. Creo que hay en las películas canadienses —no es necesario que sean particularmente originales— una manera de no avergonzarse por los clichés, lo que es mucho menos cierto en las películas estadounidenses. Pero ésa es una característica que podría aplicarse eventualmente a Finlandia o al Alto Volga (risas), y me costaría mucho decir que se trata de una especificidad de Canadá. Pero como siempre se intenta encontrar diferencias entre este país y nuestros molestos vecinos del sur, creo que quizá ésa sea una diferencia, y tiene su valor.

GHISLAINE GUERTIN-BÉLANGER: ¿Qué le parece la música canadiense?

GLENN GOULD: En el momento del centenario de Canadá, en 1967, grabé un disco de música canadiense y, si recuerdo bien, contenía una obra muy notable, la Fantasía de Istvan Anhalt, que me pareció en ese momento una obra maestra. Pero no estoy muy al corriente de las creaciones actuales.

GHISLAINE GUERTIN-BÉLANGER: ¿Qué piensa del nacionalismo canadiense?

GLENN GOULD: Ése es un tema de moda. A mí el nacionalismo me parece bastante desprovisto de sentido. Tengo muy poca simpatía por la idea de las barreras y las fronteras, sin duda porque nunca he encontrado objeciones en cuanto a mi propia participación en la vida musical de otro país. Canadá posee, ciertamente, extraordinarias cualidades, me atrevería a decir que extraordinarias virtudes, y me siento personalmente más en armonía con el espíritu canadiense tranquilo y mesurado que con el espíritu mucho más enérgico de los estadounidenses. Y puesto que soy canadiense comprendo el deseo que tenemos de preservarlo. Pero no creo en absoluto que la manera de hacerlo sea excluyendo a los que no han nacido en el país.

TIM PAGE: Volvamos por un momento a la fascinación que siente por el Norte. Con ocasión de su documental radiofónico La idea del Norte, me parece que declaró que era difícil ir al Gran Norte sin volverse filósofo.

GLENN GOULD: Más exactamente dije que la mayor parte de las personas que he conocido y vivían en el Norte parecían haberse vuelto filósofos, aunque fuera de una forma desorganizada. De estas personas, ninguna había nacido en el Norte; habían elegido vivir allí por una u otra razón, y esa elección terminaba transformando su vida.
Al principio, la mayor parte de ellos se resistían a la transformación, se esforzaban por mantener una antena hacia el exterior, permanecían en contacto con sus amigos de antes, y seguían abonados a diversos periódicos estadounidenses. Pero tras un cierto período de tiempo, solía llegar un punto en que se decían: «No, no es esto por lo que hemos venido aquí». Aclarado esto, creo que lo mismo podría decirse de cualquiera que decida vivir aislado, aunque sea en el corazón de Nueva York. No creo que el factor de la latitud sea esencial. Para mí el Norte es una simple metáfora, pero la latitud no es lo que convierte a las personas en filósofos. El proceso de purificación que consiste en dejar de preocuparse de la opinión externa se podría haber desencadenado si hubieran decidido encerrarse en su habitación, por más que esto resulte menos llamativo. Así que de lo que hablo es de una pura «idea» del Norte.

ULLA COLGRASS: ¿Cree que escuchamos demasiada música?

GLENN GOULD: No. Existe esa curiosa idea, sobre todo entre los músicos profesionales, como si el hecho de que estemos rodeados por todas partes de música enlatada fuera nocivo. No veo que haya en ello nada nocivo. Cojo ascensores que ofrecen un popurrí musical constante, y en los restaurantes también suele sonar música. No sólo no me molesta, sino que tengo la facultad de abstraerme a voluntad. Sea como fuere, para la mayoría de gente la música ambiental tiene un efecto que es absolutamente único en la historia: por más anémica que sea, les ofrece una recopilación completa de clichés del repertorio de los siglos XIX y XX, de modo que, incluso sin prestar atención, reciben cierta educación. Por supuesto, esta manera de cultivarse no tiene ningún valor particular para el músico profesional, pero el conductor de camiones que se para cada dos horas en un bar de carretera oye un revoltillo de Puccini, de Wagner o de quien sea, que le proporciona un marco de referencia —un vocabulario de base—, lo cual, evidentemente, no quiere decir que si escucha la Novena de Beethoven la vaya a reconocer automáticamente; pero por lo menos sí le ofrecerá más oportunidades de aprender a escuchar de un modo tácitamente analítico. Creo que la hostilidad de los músicos profesionales frente a la música de fondo proviene de que creen que reduce el coeficiente de excitación…

ULLA COLGRASS: ¿… o las facultades de concentración?

GLENN GOULD: Sí, pero me parece que conduce también a superar los clichés, por el simple hecho de conocerlos.
No comparto la idea de que la experiencia musical profunda deba aislarse de todas las demás experiencias. No creo que un paseo en barco, seguido de un recorrido en trineo que la lleve finalmente hasta una lejana villa en cuyo festival pueda escuchar El anillo del nibelungo, le asegure que ésa sea una experiencia memorable gracias a las dificultades y la incomodidad del viaje. Así era acudir al festival de Bayreuth en el siglo XIX, pero yo creo, por el contrario, que se logra tener mucho más placer y satisfacción intelectual almacenando en todo momento una enorme cantidad de información en el cerebro. En mi propio caso, aunque sólo toco raras veces el piano, apenas pasa una hora del día en que no tenga en mente alguna idea musical, incluso en este momento, mientras hablamos.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «No, no soy en absoluto un excéntrico»

Mira libros similares a No, no soy en absoluto un excéntrico. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «No, no soy en absoluto un excéntrico»

Discusión, reseñas del libro No, no soy en absoluto un excéntrico y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.