Diagonal, 519-521 - 08029 Barcelona Depósito Legal: B . 8.551 -2012 ISBN: 978-84-315-5236-7 Editorial De Vecchi, S. A. de C. V. Sta. Sta.
María Ribera 06400 Delegación Cuauhtémoc México Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o trasmitirse por nin gún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabaci ón magnética o cualquier almace namiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de DE VECCHI EDICIONES.
Introducción
H ay quienes viajan por placer y quienes lo hacen por obligación, pero es muy probable que, cuando re gresen, unos y otros nos cuenten un sinfín de historias y nos entretengan con chistosas anécdotas. Y es que indu dablemente el mundo es la mejor fuente de inspiración para escribir los chistes más divertidos. Este es un libro de chistes
de y para viajes. De viajes porque en él aparecen recopilados chistes de todo el mundo: chistes sobre pueblos, ciudades y países de los cinco continentes; chistes sobre las costumbres y el ca rácter de sus gentes; chistes sobre los medios de trans porte más rudimentarios y los más modernos; chistes so bre los diferentes motivos por los que viajamos (los negocios, las vacaciones, las inquietudes culturales...); chistes sobre el alojamiento, los restaurantes, el personal de hostelería, los guías turísticos; chistes sobre los incon venientes de viajar solo, con la pareja, con la familia, en grupo...
Pero, como hemos dicho, este es también un libro paraviajes . En efecto, no hay mejor manera de afrontar un largo y pesado desplazamiento, o de tomarse con humor un viaje no deseado, que amenizándolo con la más reco mendable de las terapias: la risa, y precisamente la risa provocada por las situaciones en que podemos llegar a encontrarnos allí donde vamos y por el camino. La risa es una panacea contra el estrés, contra las pri sas de nuestro tiempo desbocado, contra los atascos, los malentendidos, los fallos, los imprevistos, los imponde rables. Es una provisión de salud. Es un jarabe para el alma. Un libro de chistes para viajes no es simplemente una obra cómica con la que pasar buenos ratos: es un autén tico manual para los viajeros incansables, además de un agradable ejercicio cultural y de tolerancia.
A través de sus cientos de chistes, el lector podrá via jar con unas gafas multicolor y entrar en el mundo por una puerta que no enseñan los folletos de las agencias de viajes ni las guías turísticas, y aprender así que uno puede reírse de todo y de todos, si empieza por reírse de uno mismo.
C HISTES PARA VIAJES
U n amigo encuentra a otro y le dice: —¿Cuántas veces has estado en Nueva York —Siete u ocho veces. —¿Y tú? —Yo una o ninguna. * * * Un as de la aviación está explicando sus hazañas a un grupo de colegas. —Imaginaos la situación: una niebla densísima que no permitía ver a dos metros, los motores parados, el depó sito de combustible sin gota de gasolina... —Lo comprendo —responde el marido—, te acon sejo que hagas como yo . —¿Y tú qué haces? —Cierro los ojos. * * * En una estación de tren un joven pregunta a un señor que se encuentra sentado en un banco del andén: —¿Hace mucho que ha salido el primer tren para Ma drid? —¡Pues claro, jovencito, en 1875! * * * Un muchacho pregunta a un amigo de su edad: —¿ Ya has aprendido a ir en coche? —Sí. —¿Y qué es lo que te ha parecido más duro? —El farol que hay delante de mi casa. * * * Un amigo pregunta a otro: —¿Es verdad que tu mujer va a realizar un viaje alre dedor del mundo? —Sí. —¿Y no crees que los cambios de clima, de ambiente, la diversidad de comidas, la pueden perjudicar? —Puedo jurarte que no se atreverán. * * * Un rico turista llega a su ciudad de destino ya entrada la noche. * * * Un rico turista llega a su ciudad de destino ya entrada la noche.
Los mejores hoteles están ocupados y se ve obli gado a alojarse en una modesta pensión. Cuando se dis pone a inscribir su nombre en el libro de registro, descu bre un chinche cruzando pausadamente la hoja. Apar tándose bruscamente del libro, increpa al conserje: —No puedo quedarme en este hotel. Mi paciencia para tolerar cosas desagradables es mucha, pero que un chinche venga a husmear cómo me llamo y de dónde vengo es algo que no soporto. ¡Que me devuelvan las maletas! * * * Un automovilista va a ciento ochenta kilómetros por hora por la autopista. —¿Conducía muy deprisa? —pregunta el automovi lista en tono contrariado. —¡Oh, no! —responde el policía—. ¡Estaba volando muy bajo! * * * A propósito de los viajes pagados a plazos, un marido le dice a su esposa bajo una palmera del Caribe: —Aprovecha hasta el último día de «viajar ahora», porque mañana empieza el «pagar después». * * * Un amigo le dice a otro: —¿No es tuyo aquel Ferrari? —Sí, de vez en cuando. —¿Qué quieres decir? —Cuando está recién lavado, es de mi mujer; cuando hay una fiesta en alguna parte, es de mi hijo; ¡y cuando hay que poner gasolina y pagar las reparaciones es mío! * * * ¿Cuál es el colmo de un automovilista? Tener la rueda de la fortuna pinchada. * * * Dos amigos viajantes de comercio están escribiendo a sus respectivas esposas. * * * Dos amigos viajantes de comercio están escribiendo a sus respectivas esposas.
Uno de ellos pregunta extrañado al otro: —¿Por qué sacas copias de las cartas que escribes a tu esposa? ¿Temes repetirte? —¡Oh, no!, lo que temo es contradecirme. * * * Un caballero de Cheshire es invitado por un amigo a pasar unos días en Londres. Una mañana el amigo londi nense le lleva a tomar un baño en la piscina de su club. Al zambullirse en el agua el invitado pierde el traje de baño y, por mucho que lo busca, no logra encontrarlo. Se arma de valor, se tapa la cabeza con un periódico y se dirige rá pidamente hacia los vestuarios. —Tienes razón, querida, no es tu marido —confirma la segunda. —Pues tampoco es ningún socio del club —comenta la tercera. * * * El puerto de Vigo, al ser puerto natural, es uno de los de más calado de Europa. * * * El puerto de Vigo, al ser puerto natural, es uno de los de más calado de Europa.
En cierta ocasión alguien pidió por radio al práctico del puerto instrucciones para entrar en él. Pero, como este no divisaba ningún barco de gran tonelaje, salió con la lancha para ver quién pedía permiso para entrar. A las afueras del puerto encontró el barco llamado OTerror Dos Mares , una pequeña cañonera portuguesa. El práctico subió a bordo e inquirió al capitán de la nave los motivos por los que pedía permiso para entrar. El capitán le preguntó: —¿Tiene este puerto calado suficiente para mi barco? El práctico, ni corto ni perezoso, fue hacia la borda, hizo pipí y le contestó: —Ahora sí, capitán. * * * Un avión se estrella en medio del desierto del Sahara. * * * Un avión se estrella en medio del desierto del Sahara.
Uno de los supervivientes del terrible accidente, tras dos días de recorrer el desierto, encuentra a un beduino y le pregunta: —¿Queda muy lejos el mar? —A unos doscientos kilómetros. —¡Pues vaya playa! Una joven que viaja en barco va a reclamar al oficial de guardia. —La noche pasada un marinero entró en mi cama rote. —¿Y en un camarote de segunda qué quería, que fuera el capitán? * * * En un autobús va sentada una señorita con un gran es cote. De pie a su lado está un hombre que no quita el ojo de encima a la moza. —¿Usted qué mira? —Yo... nada. —¡Pues apártese y déjenos mirar a los demás! * * * Un tren está parado en una estación. —¡Pues apártese y déjenos mirar a los demás! * * * Un tren está parado en una estación.