El Á rbol d e la Militancia
El Árbol de la Militancia
Miembros de la Liga Apostólica de Familias
P. Rafael Fernández de A.
© Editorial Patris S.A.
José Manuel Infante 132, Providencia
Fono/Fax: 235 8674 - 235 1343
Santiago, Chile.
E-mail:
Sitio Web: http://www.patris.cl
Número de Inscripción: 156.884
ISBN: 978-956-246-469-7
Presentación
L A Obra de las Familias de Schoenstatt comprende diversas comunidades, a saber, la Liga Apostólica de Familias, la Federación de Familias y el Instituto de Familias.
En este libro hemos querido recoger en forma particular lo que atañe a la Liga Apostólica y, en concreto, a los miembros de la Liga.
Creemos que es necesario perfilar con mayor nitidez su lugar en nuestra Familia de Schoenstatt y, sobre todo, desarrollar lo que constituye su ser y su misión o su mística propia. Es decir, aquello que le confiere sentido y dinamismo.
De acuerdo al pensamiento del padre y fundador de Schoen-statt, su especificidad es “el apostolado permanente en el propio ambiente”. El miembro de la Liga o militante (es decir, aquel que forma parte activa de ella), debe estar compenetrado de su misión apostólica y desplegar por todos los medios la dimensión misionera y evangelizadora que le es propia como cristiano y que entraña la alianza de amor sellada con nuestra Madre y Reina en su santuario. Todo esto con el fin de que la Buena Nueva y el carisma de Schoenstatt lleguen a todos los lugares posibles. El compromiso de asumir los medios ascéticos que Schoenstatt ofrece está ordenado a esta finalidad apostólica.
Por ello, en este texto nos detendremos en esta dimensión apostólica esencial, describiendo el carácter apostólico propio de nuestro Movimiento, las diversas formas de apostolado y el sello schoenstatiano que éste debe poseer.
También explicaremos, en forma resumida, las fuentes de vida de las cuales brota su dinamismo apostólico y, además, los medios acéticos que aseguran su eficacia y fecundidad.
Ofrecemos, también, un esquema de itinerario pedagógico para los miembros de la Liga de acuerdo a la experiencia que hemos tenido en el trabajo con la Rama. Consideramos que es necesario contar con un currículo formativo adecuado para ellos pues, de otro modo, no logran conformarse de acuerdo a su identidad propia, en desmedro de la totalidad que debe representar la Obra de Familias para el bien de todo el Movimiento y de su servicio a la Iglesia.
Este texto ciertamente no constituye un trabajo acabado. Tampoco está hecho con categorías de aplicabilidad pedagógica concreta. Sin embargo, creemos que puede constituir una ayuda y dar pié a una elaboración posterior más completa.
Quisiera agradecer en forma especial a la Hna. María Ángelica Infante, con quien hemos elaborado lo que aquí exponemos.
Ofrecemos este trabajo pidiendo que nos hagan llegar las reflexiones y experiencias hechas en otras latitudes. De esta forma, si todos cooperamos en la consecución de la misma meta, podremos obtener frutos aún mayores.
P. Rafael Fernández de A.
Casilla 18-T - Providencia
Santiago - Chile.
1. Necesidad de un itinerario pedagógico para los miembros de la Liga
Partimos de la base que es indispensable que los miembros de la Liga reciban una formación especial, adecuada a su vocación dentro de la Obra de Familias y de Schoenstatt como tal.
De acuerdo a la información que tenemos, no existe mucha experiencia al respecto. En muchos lugares se da prácticamente la Liga de Familias en general, sin que se haga una configuración definida que distinga a los miembros de los cooperadores. En otros lugares, la “diferencia” de ambas se sitúa en la “exigencia” de los medios ascéticos. Creemos, sin embargo, que hay que dar pasos concretos en este sentido para ser fieles a la organización que el P. Kentenich previó para la Obra de Schoenstatt, y, en ella, para la Rama de Familias.
Si no se elabora y pone en práctica un itinerario de formación, ciertamente el rostro de los miembros de la Liga quedará un poco en la nebulosa y perderá fuerza. Schoenstatt supone que existen comunidades bien perfiladas que están en relación polar con el resto y que contribuyen, dentro de su originalidad, al bien del todo. Si falta una comunidad, entonces necesariamente se producirá una distorsión en el resto, en nuestro caso, de la Federación, del Instituto o de los cooperadores de la Liga.
El intento de un itinerario pedagógico que hemos hecho para la Militancia (que abarca cuatro años), podemos decir a estas alturas, después de doce años de puesta en práctica y de continuo perfeccionamiento, que ha dado los frutos deseados. No pensamos que sea el único itinerario posible, pero sí, que ha sido, al menos, un intento serio que ha dado resultados positivos. Por cierto que siempre se podrá seguir perfeccionando y adecuando a las diversas realidades concretas que se den.
2. Elementos centrales del itinerario pedagógico
El itinerario pedagógico que proponemos supone lo que hemos denominado “Ciclo Básico de Formación”. Éste corresponde al acompañamiento de seis años para los matrimonios que ingresan a la Rama y su introducción progresiva en el camino de santidad matrimonial y familiar que Schoenstt les ofrece, de acuerdo a la espiritualidad del Movimiento (Alinza de Amor, Santidad de la vida diaria y Piedad del instrumento).
En el sexto año de este itinerario se realiza un proceso de discernimiento en el cual, los matrimonios, normalmente optan sea por el Instituto de Familias, la federación de Familias, o por la Liga Apostólica, como militantes o bien como cooperadores. Quienes ingresan a la Comunidad Apostólica Militante participan del curriculo formativo que ésta posee.
Este itinerario está centrado en lo que hemos llamado la “mística del militante”, es decir, el compromiso apostólico del miembro de la Liga en su medio.
Para que la Militancia de la Rama de Familias adquiera rostro y dinamismo, pensamos que se requiere el cultivo consciente y constante en ella del espíritu apostólico y misionero, ejercido con un sello schoenstattiano, en el medio en que vive el matrimonio militante. Este nervio vital del apostolado se acentúa especialmente en el primer año, pero continúa siempre presente como “causa formal” del proceso formativo. (Es un objetivo transversal del proceso).
Como ayuda para cultivar este espíritu apostólico, al comienzo de cada año de formación, se pide a cada militante que exprese por escrito, al jefe del curso o a los tutores, cuál será su apostolado ese año, explicitando el motivo por el cual lo ha asumido y qué espera como frutos del mismo.
Se recomienda, además, que el grupo dedique, a mediados de año, una reunión para intercambiar sobre las experiencias positivas o negativas que haya tenido en su apostolado. A fines de año se hace igualmente una evaluación del apostolado realizado.
El cultivo de los medios ascéticos se va fomentando desde el inicio hasta el término del período formativo. Sabemos que no es fácil asumir correctamente los medios ascéticos; por eso este objetivo también está presente durante todo el ciclo formativo, pero, en el primer año, recibe especial atención tratando que su sentido sea captado del mejor modo posible y que se ponga en práctica.
Por otra parte, nos esforzamos por afianzar las fuentes de vida. Entre ellas se dio especial importancia, por su centralidad objetiva, al sacramento de la Eucaristía.